por María del Rosario Miel Asquía
“Eventos culturales” es la mejor explicación que encontraron
los poderes constituidos para justificar y describir los últimos hechos
protagonizados por la impronta K autodenominada Vatayon
Militante, que en ese marco convoca a sus huestes adictas y reclutadas a
celebrar la noche
La gravedad de esta realidad nos
sobresalta, alarma y excede.
Una vez más, la Presidenta sale al
cruce y trata de minimizar y explicar el tema, rodeada de una siniestra
corte de obsecuentes, fundamentalistas, apludidores y oportunistas…explicar,
qué? La salida sistemática y programada de reclusos de diferentes unidades,
población previamente relevada desde hace meses, con el visto bueno de la
justicia, es solo con fines de inserción social como parte de un plan diseñado
por especialistas?
Esta vez fue demasiado lejos y las
consecuencias ni siquiera pueden estimarse hoy, solo una evaluación de lo que
sabemos. Un hecho grave por donde se lo mire, desde Vázquez,
desgraciadamente popular, nexo y referente de tragedias latentes en
la sociedad, una de las caras más vistas por estos días en videos
subidos a todos los medios, hasta las explicaciones que brindan
funcionarios de todas las áreas.
Tres elementos sobresalen y deben preocuparnos,
la liviandad de la presidenta y su sistemática costumbre de echarle la
culpa a un Scioli conspirador, la impunidad del accionar de cientos de personas
movilizadas y las consecuencias en un futuro no tan lejano.
Parece que se han abierto las puertas
de un infierno invisible que estaba entre nosotros, el reflote histórico
de los 70 amenazando con la formación de milicias populares, gran coincidencia
ideológica con los actores de hoy.
Mas allá de la lectura política que le
demos, un básico sentido común nos dice que algo no está bien, que estos
movimientos ni son normales ni tienen por objeto proyectos re socializadores ,
que se trata de operaciones con determinado objetivo.
La legitimación de estos hechos, debe
preocuparnos y mucho, una vez más el gobierno K pone en peligro a los
ciudadanos, aun conociendo estos hechos, podemos pensar que se están formando
fuerzas de choque para que actúen en algún momento, ante hipótesis, fruto del
delirio persecutorio que desciende el poder, enfrentándolos con el pueblo.
Las magras explicaciones no
alcanzan, por el contrario complican una situación dañosa para todos los
que no cerramos los ojos ni asentimos, cómplices.
Profundizar en este pensamiento, nada
trasnochado, potencialmente posible conociendo el estado general de caos y
avasallamiento que sufrimos en todos los ámbitos, político, económico, social,
y la clara percepción de un desborde de poder casi amoral, es la tarea
que nos queda, buscar hasta hallar el porqué de los hechos y comprometer mas
voluntades pensantes es la tarea de una oposición seria y plantada.
Las cosas se complican y se necesita respuesta.
Solo la ceguera y la impunidad permiten
que en un estado, llamado de derecho, estos hechos tengan marco y desarrollo,
legitimados subjetivamente por un poder que cree poder manejar voluntades,
vidas, patrimonios y destinos a su antojo.
Paranoia e impunidad es la fórmula
perfecta del vamos por todo.
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