miércoles, 23 de mayo de 2012

Nace un espacio de pensamiento


Quienes hacemos el BIP, comunicamos el nacimiento del Instituto Progra- matico para la Unidad Nacional (IPUNAC).

El mismo es un centro dedicado al pensamiento estratégico, que traba-jará detrás del ideal de la unidad nacional, la que supone la elaboración de políticas de Estado, que se piensen para plazos largos que abarquen más de un simple período de gobierno.


Esa intención incluye la necesidad de diálogo con sectores de diverso pensamiento, poniendo lo programático por encima de lo ideológico, y la vocación patriótica y la búsqueda del bien común por sobre todo lo demás.

Formamos el núcleo fundador del Instituto, Juan Archibaldo Lanús, Ricardo Auer, Mariano Rovatti, Pablo Anzaldi, Orlando Novara, Daniel Panaro y Fabián Rapolla.




Panorama actual anticipando el futuro


Por Ricardo Auer


EL BUEN GOBIERNO
Algunos caracterizan a un buen gobierno por la creación de empleo en el sector privado, en forma sustentable y con mejoras objetivas de la educación popular. Otros lo hacen por la masa de dinero que llega al pueblo para un consumo generoso. Al primero lo llamamos desarrollo económico y social. Al segundo crecimiento económico con escasa y limitada distribución social. El primero puede tener ciclos de mayor o menor crecimiento de la economía, pero su núcleo duro consiste en avanzar, a mayor o menor velocidad, con rumbo a agregar mayor valor a bienes y servicios, y con creciente nivel de conocimientos de toda la población. La doctrina que lo sustenta sólo puede vislumbrarse a mediano plazo y exige un esfuerzo complejo de articulación entre actores institucionales, políticos, culturales, estatales y privados. La dirigencia debe tener gran prestigio para explicar sus fundamentos y capacidad didáctica para sostenerlo en épocas malas (que inevitablemente siempre existen). El segundo se visualiza por la satisfacción inmediata, pudiéndose sostener con un consumo adecuado a cada nivel económico: asistencialismo + celulares baratos + futbol para todos, para los más humildes y moderna tecnología y viajes al exterior baratos para los de mayor ingreso económico. Su sustentabilidad depende de factores externos: petróleo o soja abundante y de bajo costo, con altos precios internacionales. No requiere la articulación de consensos internos y es cortoplacista por excelencia. Cada uno puede eligir lo que es un “buen gobierno”.

EL ACTUAL “MODELO” MUESTRA SIGNOS DE AGOTAMIENTO
El agro (y la soja en particular) es el motor central del actual modelo. El dólar congelado, la alta inflación y los bajos rindes de soja y de maíz (por la sequía) muestran para el 2012 un escenario de escasez. Los productores recibirán una menor renta, a lo que se le sumará la presión impositiva (nacional, provincial y municipal), motorizada por la inflación de costos del sector público. Las provincias no reciben los fondos coparticipables del gobierno nacional y las municipalidades aguantan con lo que tampoco les llega. Reflejo de todo ello es el “parate” de la obra pública en todo el interior del país.

La falta de competitividad externa está haciendo estragos en las economías regionales, lejanas a la zona núcleo, a las que se les hace cada vez más difícil exportar por el incremento de sus costos en dólares, sin posibilidades de trasladarlos a los precios de exportación.

Toda la producción agropecuaria y agroindustrial ya no alcanza para financiar el gasto público, desbordado por factores estrictamente políticos cortoplacistas. Las trabas a la importación son el reflejo de la crisis de divisas. La clase media (que es la que consume) tiene la percepción, que sus ingresos del 2012 son más bajos que en 2011, provocada por una merma en el poder de compra, a causa de mayores tasas en diversos tributos municipales y provinciales, aumento de diversos servicios personales, la incertidumbre tarifaria y la relativamente alta inflación.

El cambio constante de las reglas de juego genera incertidumbre  que se refleja en la caída sistemática del superávit fiscal y en la falta de inversión en el sector privado. La creación de empleo en los últimos 3-4 años ha sido fundamentalmente en el sector público, lo que demuestra que los fundamentos del modelo de desarrollo son débiles. Si bien en el 2011 hubo alto crecimiento económico, la inflación, mas la falta de política energética y también la desaceleración económica mundial, están produciendo el agotamiento del modelo actual. La industria ha entrado en su fase descendente. La producción de manufacturas en 2012 es la mitad del de 2011. El año pasado fue de entre +6% y +7% en todos los sectores menos el automotriz, que anduvo en +18%. Este año todo lo que no es automotriz promedia entre el +3% y +4%, y lo que es automotriz todavía es impreciso, en una franja que va hasta +8%. Mucho dependerá de Brasil, que tiene un 1er. semestre complicado y está devaluando su moneda.

La clase media (que es la que consume) tiene la percepción, que sus ingresos del 2012 son más bajos que en 2011, provocada por una merma en el poder de compra, a causa de mayores tasas en diversos tributos municipales y provinciales, aumento de diversos servicios personales, la incertidumbre tarifaria y la relativamente alta inflación.

INFLACION: No hay un consenso nacional sobre las causas de la inflación. Tiene razón el oficialismo cuando atribuye como una de las principales a la “puja distributiva”. Sectores monetaristas la atribuyen a una sobreoferta de dinero, frente a la cantidad de bienes ofrecidos. Determinar las causas es importante, porque constituyen el punto de partida del relato, de la visión con que se gestiona la “res pública”.

El problema de las visiones “idealizadas”, con esquemas rígidos preconcebidos, es que ambas chocan con la realidad. Si hubiese una libre competencia real y efectiva del mercado de bienes y servicios, entre ellos el laboral, sería posible pensar que la relación de bienes y de masa monetaria tenga una importancia destacada. Pero en la realidad eso no ocurre en lo más mínimo. Los mercados están regulados, tanto por el Estado como por los grupos que ejercen una posición dominante de cada mercado sectorial. YPF controla el 66% del mercado de gas en garrafa y combustibles. Es la que fija los precios. Los supermercados son otro ejemplo y así hay varios. Además tenemos una masa de habitantes que no entran en el “mercado”, ni son empresarios ni asalariados; sobreviven en negro; se ocupan de las “sobras” que otros dejan.
Quien domina un espacio está ejerciendo un poder, para sacar ventajas con respecto a otros sectores. El Movimiento Obrero Organizado -MOO- tiene una larga tradición de negociación, para ejercer la defensa de su sector, en orden a mantener o mejorar su posición relativa en el mercado. Pero hay muchos otros sectores que no tienen esa posibilidad: los jubilados, los sectores profesionales autónomos no agremiados, la gran masa de obreros y empleados en negro y otros sectores de servicios. El comerciante siempre tiene el arma de “remarcar los precios”, aunque sea a costa de vender menos. La dispersión malsana de los ingresos, que no respeta esfuerzos y estudios realizados, trae además un profundo resentimiento social, que aumenta la tensión cotidiana.

Algunos tienen ventajas marginales positivas, como ser algunos funcionarios del Estado (en el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial) que han conseguido incrementar sus sueldos en el orden del 100 % en menos de 2 años. O sectores de jubilaciones de privilegio.

EL OFICIALISMO: ha comenzado a transparentar públicamente su nerviosismo sobre la declinación de la actividad económica, que deteriora las cuentas públicas, apelando, una vez más, a endosar las “culpas” a la caída económica en todo el mundo y a la crisis europea (“se nos cayó el mundo encima”), como si  los demás países tendrían que, además de resolver sus propios problemas, preocuparse que nada nos falte a los argentinos y que la soja siga a buen precio. El infantilismo adolescente argentino es patético. Todavía no se llegó a decir, que la crisis externa se habría creado para ejercer una política destituyente hacia el gobierno nacional y popular.

No hay duda que el oficialismo, mientras trata de mantener un discurso escapista de corte nacionalista, comienza a transitar un camino corrido hacia la derecha, es decir de ajuste de variables, entre ellas la de la inflación. La “sintonía fina” se ha transformado ahora en “sostenimiento de la inversión”, mientras sigue lenta e inexorablemente la fuga de capitales.  Se reconoce que vendrán tiempos difíciles, pero nada se indica sobre los errores cometidos y como debe corregirse. En las actuales circunstancias, y a falta de un librito doctrinario propio,  se apela, siguiendo los preceptos de la derecha neoliberal, a que la variable de ajuste sea el salario. Por ello se felicita a UPCN por haber logrado un 21% en la paritaria, frente a una inflación del 30%. Los “centauros” tuvieron que huir frente a la propuesta de los “lápitas” gubernamentales: echar gente o bajar salarios. Esa es la realidad, aunque se la simule de otras formas.

Otros hechos más que destacados son los empresarios pro-K que están cayendo en desgracia. Ya son una legión. Se trata de otra nueva doctrina K: a los amigos ni justicia. Es decir, pérdida o declinación de sus negocios: Repsol, Eskenazi, Brito, Midlin, Cirigliano, ……… y por último, Carlos Blaquier (Ledesma).  No hay amigos ni lealtades permanentes; sólo hay intereses permanentes.

La recatada “rebelión” de Scioli refleja también un hartazgo de los intentos hegemónicos de la religión fundamentalista en que se ha convertido el cristinismo. Cualquier disidencia, sea ésta, peronista, progresista, kirchnerista, gremialista, municipal o provincial, es considerado una herejía destituyente o antipatriótica. Demasiado grotesco, aunque tolerado, hasta ahora.

ESCENARIO SINDICAL - CONFLICTIVIDAD  EN ALZA. Como constante a lo largo del tiempo se ha intentado minar el poder de negociación del MOO por parte de algunos gobiernos ó por los grupos concentrados de la economía, mediante su división a los efectos de debilitarlo. De hecho tenemos hoy 2 CGT (Moyano y Barrionuevo) y 2 CTA (Miceli y Yasky). La novedad es que ambas CGT serían, aparentemente, opositoras.

Para compensar esto, el oficialismo intenta crear una CGT “tolerante”  con la “mala” situación económica. Esto no es fácil en épocas inflacionarias y cuando comienza a haber algunos despidos. Pues ningún dirigente se suicida, jugando a menos. Todo recambio político en la cúpula de la CGT estará marcada en esa simple premisa.

Muestra de ello es el nervioso ataque, masivo y generalizado, por parte de la Presidente a toda la dirigencia sindical, tratando de intimidarlos por su supuesta “riqueza” personal; lo cual tuvo varias réplicas, de diverso calibre.

Además se constata un aumento del activismo de base, motorizado por la izquierda del PO y del MAS, que pelean su lugar en las Comisiones fabriles, lo cual obliga a las conducciones sindicales a endurecer su discurso y sus reivindicaciones. Nótese que esas opciones de izquierda han avanzado sobre espacios claves del transporte (Subte, Ferrocarril Sarmiento) lo cual presupone un “poder de fuego” (potenciación de los reclamos por caotización del transporte de personas) al estilo del poder que tiene Moyano sobre el transporte en general (de combustible, de residuos urbanos , de carga de granos de exportación y carga general.

El escenario es de mayor confusión y de poca posibilidad de conducción por parte de algún sector, incluyendo al estado mismo. Cada sector industrial o de servicios va a estar sometido al poder propio de cada sector sindical, con un poder declinante por parte del Ministerio de Trabajo.

Si se llegara a politizar algo más la situación podría haber una convergencia sindical entre los diversos sectores; una especie de “semi” unidad en la acción entre sectores de la CGT y de la CTA. El peor escenario oficialista sería que a ello se sumara un acuerdo táctico con diversos Movimientos Sociales que no gozan del beneficio clientelar del gobierno. Una acción conjunta, podría ser declarada, ya no solo “una metodología salvaje para desestabilizar”, sino “una extorsión permanente”, plausible de ser calificada como penalmente imputable de acuerdo a la “preventiva” ley antiterrorista recientemente aprobada.

JUBILADOS: Cuatro década atrás había 10 trabajadores aportantes por cada jubilado (10:1). Hoy la relación es 1,5:1. Los haberes jubilatorios menos las contribuciones tienen un déficit que ronda los $ 20.000 millones por año. Probablemente crezcan por falta de generación de empleo genuino y por la inflación. La correcta estatización de las AFJP en el año 2008, permitió robustecer el Fondo de Sustentabilidad de la ANSES. Pero con ese fondo hoy se pagan: la asignación universal por hijo; las netbook que se distribuyen en las escuelas; el programa LCD (televisores) para todos y además la ANSES le presta dinero al Tesoro Nacional que lo empapela con “pagarés”. Se podría pagar más a los jubilados si aquellos planes se sustentaran con otros recursos del Estado.  Concurrentemente el Fondo de la ANSES ha perdido en las últimas semanas unos US$ 500 millones por caída del valor de las acciones de las principales empresas del país que se encuentran en su poder (efecto YPF).

ESCENARIO DE CONFLICTIVIDAD SOCIAL Y DE INSEGURIDAD
Un conflicto que pasó casi desapercibido de los medios ha sido la renuncia (luego rechazada por la Presidente) del Viceministro de Seguridad, Cnel. Berni. El gobierno sabe que el escenario futuro estará frecuentado por episodios de conflictividad social y de inseguridad ciudadana en general. De allí la presencia de dicho profesional en ese cargo. Es que es necesario crear lazos de camaradería con las FFSS, garantizando que éstas actúen en tiempo y forma. Para ello debe garantizarse salarios y medios adecuados a la nueva etapa, donde la baja de efectivos puede ser de vital importancia.

Consecuentemente con ese escenario conflictivo, en los últimos meses se ha promulgado una ley antiterrorista y se ha iniciado un recorte del accionar de las “hinchadas unidas” y de las “barras bravas” del futbol. Habrá un seguimiento más detallado, inteligencia mediante, de todos y cada uno de los conflictos que puedan producir una reacción en cadena. Un Chernobyl social, como dice un amigo.
Frente a tantos problemas, el oficialismo tendrá dos caminos: afrontar los problemas, abriendo el diálogo al resto de la comunidad política; o bien proseguir su tarea de diversión y de división, apostando a que su hegemonía sea suficientemente fuerte como para manejar en solitario la situación, apelando cada tanto a la “varita mágica”, que con un seco golpe “de efecto mediático”, haga desaparecer algún vestigio de mal humor social. Tal vez la “doctrina Harry Potter” tenga la varita cansada de tanto esfuerzo creativo y ya los “malos de la película” comiencen a rodear la escuela Hogwarts. Podrían tener la necesidad de llamar también a Lord Voldemort, que fue el mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos.

Inseguridad: drama y desafío


por Mariano Rovatti

El auge de la delincuencia se halla firme, registrándose hechos graves a diario, con altas dosis de violencia, más allá de ser o no registrados por la opinión pública. 
Para encarar el problema, no debe caerse en falsas antinomias en su debate público, entre el garantismo y la mano dura. Sin tinturas ideológicas, el Estado en sus distintos niveles debe promover una serie de modificaciones, y convertirlas en una política de Estado.



Desde los niveles de conducción política, debe promoverse la revisión de las leyes de fondo, la reforma de la legislación procesal, dotar al Poder Judicial de los recursos necesarios, reformular los criterios jurídicos de numerosos magistrados, jerarquizar moral, económica y técnicamente a las fuerzas policiales, trabajar en conjunto con las ONGs especializadas en función de prevenir el delito, reestructurar los sistemas carcelarios, y mejorar la infraestructura urbana para evitar la proliferación de delitos y la impunidad de quienes los cometen.

Para resolver el problema, toda el Area Metropolitana de Buenos Aires debe ser considerada como un único territorio, participando de la decisión, las autoridades de la Nación, la Ciudad Autónoma y la Provincia de Buenos Aires.

Frente a las novedosas formas del delito, hay que animarse a llevar adelante –o al menos estudiar- algunas soluciones creativas. Por ejemplo: designación de fiscales y comisarios con participación popular, previa selección del Ministerio correspondiente; y la implementación del juicio por jurados, previsto en la Constitución, con participación del 50% de legos y el 50 % de abogados.

Para todo ello, hace falta que la dirigencia argentina actúe con grandeza, idoneidad, creatividad, y visión de futuro.


El atril de la palabra oficial


por Orlando Novara

La postal de nuestra presidenta Cristina Kirchner parada frente al atril predicando casi cotidianamente sobre los temas más diversos, podría ser la imagen más representativa de su gestión de gobierno. A ella le gusta hablar y lo hace bien. Incluso cuando apela a sus informales ocurrencias que no por estudiadas dejan de parecer espontáneas. 



En materia discursos presidenciales hace ya tiempo que a batido todos los récords. Pese a ello se filtra una profunda limitación. Elocuente pero solitaria, prolífera y unilateral la palabra oficial es más bien monárquica: exige silencio, reina pero no dialoga.

Las exposiciones presidenciales están cuidadas hasta el último detalle incluido el público aplaudidor que accede a la Casa Rosada; una pléyade de funcionarios y allegados que religiosamente cumplen con un rito que ahora, como en Angola, también se empezó a trasladar al exterior. Para que estas disertaciones no sean, como son, una mera puesta en escena, deberían estar seguidas de una interlocución no condicionada con periodistas. Las preguntas de estos aquí y en cualquier lugar del mundo reflejan a la sociedad en sus legítimos interrogantes frente a lo que se propone.

Salvo situaciones excepcionales y/o episódicas el pueblo en estas situaciones interroga y dialoga con el poder a través del periodismo, del mismo modo que delibera y gobierna a través de sus representantes. El intercambio libre y fluido de la prensa con aquellos que gobiernan, posibilita ampliar y profundizar sus argumentos pero, también, puede poner a prueba la solvencia y sustentabilidad de sus relatos. Y es esta última la razón por la cual los Kirchner jamás toleraron una conferencia de prensa. Su secretismo es de alto voltaje y explica porque ni siquiera realizan reuniones de gabinetes con sus propios ministros.
Ese rechazo casi visceral a las conferencias de prensa los Kirchner la traen desde que gobernaban Santa Cruz, una provincia en la que a lo largo de los años lograron colonizar la prensa oral y escrita. Con el dinero público de la publicidad provincial hasta pudieron montar un diario local. Colocaron al frente del mismo a su chofer de confianza y lo usaron como medio de difusión y propaganda de su gestión bloqueando cualquier voz disidente. El rédito de la experiencia los marcó para siempre. Para ellos los hombres y mujeres de prensa son poco menos que mercenarios y confunden el periodismo con la propaganda.

Pero el periodismo, a igual que la democracia, aunque goce de imperfecciones es un componente sustancial de la misma y ninguna sociedad moderna puede soslayarlo. Los nutrientes que les da vida son la libertad de expresión y el espíritu crítico. Este último puede coincidir o no con las afirmaciones que emanan del poder y es por ello que puede interpelarlo. La esencia de la propaganda, en cambio, por definición es apologética. Se limita a mejorar las bondades de la palabra oficial aun cuando esta desvirtúe la verdad.
     
En un reciente programa televisivo un centenar de periodistas denunciaron a viva vos su derecho a preguntar. Un hecho bochornoso para el gobierno pero que, por supuesto, no se ha dignado contestar. Las preguntas, sin duda, molestan al gobierno, pero mucho más le preocupa las denuncias e investigaciones que sin libertad, para la prensa y los medios de comunicación, tendrían mucha más dificultades para salir a la luz. Justamente por eso aunque aún es posible el ejercicio de la libertad de expresión, también es cierto que el Poder Ejecutivo hoy la está condicionando y amenazando por distintos mecanismos.

Aunque sea muy conocido no está de más recordar que tanto las emisoras televisivas como las radiales no cobran a los usuarios sus servicios de un modo directo sino que lo hacen a través de la publicidad. Las publicaciones, de la misma manera, casi nunca cubren sus costos por el precio de tapa de los diarios y revistas. Para los medios de comunicación, entonces, los ingresos publicitarios son como el oxígeno y es por allí por donde se los condiciona.

En el 2011 los gastos por la publicidad oficial alcanzaron los 350.000.000 de dólares. Esta cifra sin precedentes, a igual que la de los años anteriores, la administra el gobierno en su favor pero la pagan todos los argentinos sin distinción (tanto los que los votaron como los que no) porque se cubren con partidas del presupuesto nacional. La distribución arbitraria y discrecional de esta enorme pauta publicitaria oficial es la que les ha permitido crear varios grupos multimedia propios, subordinar a otros preexistentes y castigar o procurar ahogar a quienes no se allanan al relato de la palabra oficial.  

Los grupos mediáticos del oficialismo reciben el 98 % de los ingresos publicitarios de la pauta oficial contra el 2% otorgado a los medios opositores como el Grupo Clarín, La Nación y editorial Perfil. El conjunto de estos tres  últimos reciben ingresos de publicidad pública 10 veces menor que el uno de los multimedios oficialistas (Szpolski-Garfunkel). Estas diferencias no son nada desdeñables si se considera el enorme peso que tiene el Estado en las cuentas publicitarias. Más aún si se tiene en cuenta que los gastos del kirchnerismo en el rubro aumentaron 30 veces desde el año 2003.
Como consecuencia de lo dicho la concentración de medios K en la grilla de la radio y la televisión es numerosa pese a que no dejan de victimizarse como acorralados por las aspiraciones “destituyentes” de los medios de comunicación. De las 15 radios AM con alcance la única opositora es Radio Mitre. Continental mantiene su independencia, El Mundo y Rivadavia conservan cierto grado de ambigüedad y el resto manifiestan dentro del variopinto universo K.

Otro tanto sucede con los canales progubernamentales donde además de la Televisión Pública y Encuentro, con mayor o menor énfasis están Telefé, Canal 9, Crónica TV y Canal 26. América TV y 24 transitan un espacio de mayor equidistancia y en la oposición lisa y llana actúan las cuatro señales del grupo Clarín (Canal 13, TN, Metro y Magazine) Por supuesto que en lo que a audiencias efectivas se refiere la influencia de la cantidad de medios a favor o en contra del gobierno no es lineal.

Justamente en la pelea por esa audiencia la última conquista del manejo informativo K fue la adquisición de varios medios del Grupo de Hadad. Entre otros C5N, el segundo canal de noticias del país y la compra de cinco señales radiales que incluyen a Radio 10, una emisora que acredita un fuerte liderazgo. Hadad venía haciendo equilibrios en su relación con el gobierno (que lo acusaba de apoyar a Scioli) y recientemente había sufrido un duro percance. Emisarios del poder lo obligaron a “cortar” y censurar en vivo un reportaje que Longobardi hacía a Alberto Fernández, luego de una crítica de Jorge Asís a la presidenta.

En la operación por 49 millones de dólares intervino Cristóbal López, un empresario del juego de Santa Cruz, históricamente protegido por Néstor Kirchner en la obra pública de aquella provincia. Propietario de 25 salas de juego (14 casinos y 11 tragamonedas) López ampliaría luego sus negocios a ámbitos tan diversos como el petrolero, bancario, el sector agropecuario y el del transporte entre otras actividades. Una autentica promoción de la “burguesía nacional”, seguramente nos dirá el relato.

Manejando a su antojo la pauta publicitaria oficial el gobierno también se procura un trato preferencial en las publicaciones, extendiendo su influencia a diarios como Página 12, Ámbito Financiero y Crónica o a través de grupos empresarios como el de Vila- Manzano, el de Electroingeniería , Moneta y el de Szpolski. Este último además de controlar Canal 23 y Radio América, saca los diarios Tiempo Argentino, El Argentino y Miradas al Sur. Es propietario, también, de las revistas 7 Días, Ventitres, News Week y Forges, entre otras.

Otro de los recursos utilizados para controlar y condicionar a los medios es la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) que aplica las restricciones  normativas solo a los medios opositores y hace la “vista gorda” con los medios que los apoyan. Dada la potestad que el organismo tiene sobre el otorgamiento o concesión de licencias, un mecanismo de control paraestatal arbitrario, es el de no desaprobarlas ni aprobarlas. Se mantiene así a los adjudicatarios en un limbo legal que los debilita y hace altamente vulnerables al chantaje en materia informativa.

Por supuesto que reconocemos el derecho de este gobierno como el de cualquier otro a ser apoyado en su gestión por quien quiera hacerlo y más allá de los canales formalmente oficiales como la Televisión Pública, el Canal Encuentro; Radio Nacional, Agencia Télam y otros medios. Lo objetable es el uso discrecional y tendencioso del dinero público que se ampara en la ausencia de una Ley que regule un uso equitativo de la publicidad oficial. Se  debe, además, reglamentar, para que no sea letra muerta, el Decreto 1172/03 de acceso a la información pública, que obliga a los funcionarios a dar la información requerida.
La política como instrumento de mediación y arbitraje de los intereses que anidan en la sociedad necesita de una información no sesgada y al alcance de todos. Aunque la última palabra siempre sea de la justicia, es saludable que la investigación periodística indague sobre lo que el poder y su propaganda quieren ocultar. Cada vez es más imprescindible desnudar los artilugios del doble mensaje que articulado en torno a causas justas oculta objetivos que son inconfesables. Los controvertidos temas como el de Papel Prensa y la Ley de Medios deberían ser abordados desde esta perspectiva pero exceden a esta nota.

La ausencia de transparencia y discrecionalidad en el manejo de la pauta de la publicidad oficial; la creación, coaptación y concentración de publicaciones, radios y canales y; la inequidad de organismo de control (AFSCA);  no son hechos aislados. Responden a una clara estrategia comunicacional del gobierno que apunta a monopolizar la palabra en un sentido restrictivo y excluyente. Son caminos diversificados para ese único propósito que nace en el atril de la palabra presidencial: la intención de no dialogar. Ese silencio que el aplauso del elenco estable que la acompaña a todos lados ni tapa ni puede disimular.

La vocación presidencial por el monologo y la clase magistral acompañado por el rechazo a la pregunta periodística es, por lo tanto, algo más que un estilo de la palabra oficial. Es el punto de partida de una voluntad que se bifurca en múltiples atajos a través de los cuales el gobierno quiere condicionar, opacar y limitar la libertad de expresión. Un objetivo que parece imprescindible  para encorsetar la realidad en los estrechos parámetros de un relato que no se compadece con la misma, o que quiere inventarla. ¿Cómo en el INDEC?

Noche de reencuentros


El lunes 7 de mayo, celebrando un nuevo aniversario del nacimiento de María Eva Duarte de Perón, se presentó el Secretario General de la Confederación General del Trabajo, Hugo Moyano en una cena organizada por FARO, Causa Argentina y la Peña Eva Perón, agrupaciones que revistan en el peronismo opositor al gobierno nacional. 


Acompañaron a Moyano varios dirigentes sindicales como Julio Piumato, Omar Plaini y Schmidt. Entre los asistentes, se destacó la presencia de Juan Archibaldo Lanús, Abel Posse, Héctor Flores, Emilio Mondino, Andrés Poggi, Mario Cafiero, el bombista Carlos Tula y los periodistas Roberto Di Sandro y Carolina Perín. 

Tras la bienvenida dada por Pascual Albanese, Carlos Valenzuela y Octavio Frigerio, con discursos de contenido contrario al gobierno nacional, el dirigente camionero hizo uso de la palabra. 

Moyano alertó sobre las oportunidades que está perdiendo la Argentina, y que sí aprovechan los países vecinos. Pese al crecimiento económico de los últimos años, los pobres siguen siendo pobres y los que no tenían vivienda siguen sin tenerla, lamentó. 

Nos quieren hacer creer que hicieron el milagro alemán, manifestó relativizando algunos logros mostrados por el gobierno de Cristina Fernández. ¿Quién va a salvar a los trabajadores si no es el peronismo?, se preguntó, agregando luego ¿No habrá llegado la hora de que un trabajador gobierne la Argentina? 

Finalmente, y tras un mensaje de tono peronista ortodoxo, destacó la defensa del derecho a la vivienda digna, como base para la justicia social, y la verdadera protección de la familia. 

Observando la concurrencia, y recordando el posicionamiento político de los asistentes, algún comensal comentó con ironía, acá hay compañeros que hacía ocho años que no se besaban… 

Todo cambia


Por Fabián Rapolla


Todo cambia. La sucesión de acontecimientos que constituyen hoy el devenir sociopolítico argentino demuestran la necesidad de crecimiento real y global. Es una demanda contundente dela población. De los tiempo actuales. De la gente, cansada de esperar. No podemos seguir retrasándonos. Se crece con políticas a largo plazo, donde los gobiernos son actores secundarios de una obra mucho más grande que ellos, la Patria. A esta altura es claro que,  esto, no resulta materia de preocupación para estos gobernantes.  Ya dijera Perón que no se vence con violencia, se vence con inteligencia y organización. Recursos que hoy no parecen sobrar en la dirigencia política en general. Este gobierno, de discurso violento, refractario a todo opinión distinta, virulento, miope y demagógico,  ha demostrado que es solo un mal y engañoso administrador de la cosa publica. No un generador de políticas serias.

Esta sociedad grita por desarrollo. Es un momento para aprovechar. El modelo peronista de desarrollo es el de la comunidad organizada. Este “modelo” que hoy se nos pretende imponer, es una farsa, un modelo junta cajas y consumista. La Comunidad se desarrolla a través un plan nacional, no a partir de las necesidades personales de los miembros de un gobierno. La comunidad organizada es la realización plena del peronismo y la Nación. El modelo nacional se sostiene con políticas de estado. Estas nos llevan al crecimiento equilibrado y generalizado a través del tiempo. La crisis energética, la sinrazón ferroviaria, los enormes bolsones de pobreza, la desocupación y el trabajo en negro, la ausencia de una industria nacional competitiva a nivel mundial, la ausencia de organización en la seguridad ciudadana, son el triste resultado de una política que desde hace décadas mira su propio ombligo.

Hablamos de políticas de estado;  hablamos de políticas jerarquizadas en lo institucional, políticas continuas, permanentes, que no se interrumpen. En primer lugar el desarrollo industrial a través del establecimiento de diversos polos productivos. Esto, de por sí, lleva a proporcionar la distribución y explotación de riquezas y el abanico demográfico nacional. Inversiones extranjeras y fundamentalmente una política contundente de créditos blandos para fomentar la nueva industria nacional y de capitales mixtos.  Hoy se combate la importación a través de medidas apresuradas, con el único fin de obtener un superávit comercial, como siempre, basado en el proveedor modelo agro exportador. Pero de industria, ni hablar.

Paralelamente, es imperioso terminar con la pobreza. Ya hablamos en la primera edición, de la necesidad de erradicar este mal estructural. El modelo de subsidios y distribución prebendaria está agotado. Las elecciones pasan pero el hambre queda. Determinar un esquema social general, a través de equipos profesionales, planes de vivienda accesibles y /o gratuitos e inserción laboral sostenida son algunos de los engranajes de este complicado mecanismo,  tendiente a poner a los pobres en un lugar de completa dignidad, para que, justamente, dejen de serlo.

Política educativa, con una reformulación de planes de estudios  acorde las necesidades sociales en todas las áreas. Fuerte incremento del presupuesto con mejoras edilicias, modernización del material de trabajo y jerarquización de sueldos docentes. En las políticas educativas se deberá tener en cuenta también, las necesidades de desarrollo de la Nación. Los contenidos deben aproximar a los estudiantes de todos los niveles a la discusión sociopolítica y cultural cotidiana. El crecimiento nacional puede encontrar grandes logros cuando se fomenta el pensamiento junto a la acción. El desarrollo y auspicio de las disciplinas deportivas amateurs debe ser considerado también en este punto. Los congresos pedagógicos regionales y nacionales  son uno de los instrumentos que tal vez puedan sostener este pilar de las políticas de estado.
Política de desarrollo energético. El autoabastecimiento en gas y petróleo y la exportación de hidrocarburos como uno de los factores de reubicación del país en situaciones estratégicas de poder a nivel hemisférico. Esta política resulta vital para completar el desarrollo industrial.

Política de salud. La red hospitalaria debe ser reacondicionada  conforme tecnología y equipamiento de punta. Se debe fomentar la investigación médica y científica y establecer planes de salud gratuitos,  obligatorios e integrales para el conjunto poblacional.

Política de seguridad.  Debemos repensar la funcionalidad de cada fuerza de seguridad (a través, también, de la investigación, el equipamiento y el entrenamiento profesionalizado y actualizado) considerando las nuevas modalidades delictivas, cada vez mas violentas. Se debe considerar, también, el buen aprovechamiento territorial de cada fuerza y la problemática que representa el auge y establecimiento en el país de delitos con aristas internacionales, como la trata de blancas, el narcotráfico y carteles extranjeros, tráfico de órganos y niños, atentados de grupos terroristas extranjeros.

Política exterior.  Debemos trabajar principalmente, desde el fortalecimiento del bloque regional; a su vez hay que reforzar el protagonismo en espacios como el G-20. Es fundamental la promoción cultural, turística industrial y comercial de la nación en los foros y organismos internacionales. Tender, asimismo, a que la Argentina sea partícipe necesario en la discusión de las políticas mundiales.  Para ello es importante aceitar los vínculos con el medio Oriente, con China y con los Estados Unidos. Indudablemente Malvinas debe ser agenda en  cada foro. La presión constante sombre los intereses ingleses debe ser la herramienta fundamental a utilizar, hasta llevarlos a una mesa de negociación seria. La política exterior es inclaudicable y denota la madurez como Nación.

A grandes rasgos desarrolladas, estas políticas, sostenidas en el tiempo, determinan presente y futuro, dan solidez y credibilidad interna y externa y  nos preparan para desafíos  superadores. Estas políticas evitan antinomias coyunturales y nos proyectan a los grandes cambios. Nos dan sentido de pertenencia y aumentan nuestra fé en la Patria. Nos conducen a un destino cierto, de real unidad.

Nuevo espacio político en la provincia de Buenos Aires

Recientemente, se lanzó un nuevo espacio político del peronismo disidente, el Frente Unidad Peronista (FUP), integrado -entre otros- por el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, y los diputados nacionales Francisco de Narváez, Graciela Camaño, Claudia Rucci, Carlos Brown, Alfredo Atanasof, Gustavo Ferrari, Natalia Gambaro y Alberto Roberti.

Participan también los diputados provinciales Carlos Acuña, Gonzalo Atanasof, Guillermo Britos, Mauricio Dalesandro, Rubén Eslaiman, Mónica López, Fernando Rozas y María Elena Torresi y los senadores Roque Cariglino y Nidia Moirano. El intendente Cariglino afirmó que Somos todos de la provincia de Buenos Aires y conformaremos un nuevo espacio, que no tiene límites. Convocamos a todos los que quieran sumarse, con vocación de poder. No es cierto que el peronismo sea el kirchnerismo, que no respeta al peronismo y tiene ideas destructivas. Todos los integrantes de la agrupación firmaron un documento reclamando por un Peronismo más amplio.

jueves, 3 de mayo de 2012

YPF: Hace falta honestidad, sensatez y grandeza

Por Orlando Novara
Con la nacionalización de YPF hoy los argentinos estamos frente a la posibilidad de un saludable cambio de rumbo en materia energética, que debemos apoyar pero que para evitar una nueva frustración no lo podemos hacer de cualquier modo. Recordemos que en el lapso de casi un siglo pasamos del orgullo por la YPF modelo y pionera de Mosconi, a la perplejidad de encontrarnos con quizá la única empresa petrolera del mundo que, acosada por la ineficiencia y corrupción, daba pérdidas.
Como hoy se desataron pasiones y se ensayaron todos los libretos. Las contradicciones estuvieron a la orden del día como si ellas fueran nuestro insumo preferido. Medio siglo atrás con el radicalismo apuntamos al autoabastecimiento con los “contratos petroleros” de Frondizi que luego, con Illia, fueron denunciados y anulados. Más cerca, hace dos décadas, el peronismo privatizó la misma YPF que ahora nacionaliza. Arranque y freno, marcha y contramarcha. Punto muerto de una Nación que burla y busca su destino.
Argentina, ya no tiene margen para equivocarse. La política energética exige coherencia y continuidad y no tolera más vaivenes. Con independencia de nuestras posturas políticas o ideológicas, o de lo que piense el mundo, en esta situación ya no será posible ni volverla a quebrar ni privatizarla al mejor postor. Es la oportunidad de la crisis: estamos obligados a tomar el timón y sumergirnos en el horizonte con la proa hacia el puerto. No tenemos otra alternativa que enderezar, sanear y hacer de YPF una locomotora productiva.
Eliminar la corrupción y la ineficiencia es, ni más ni menos, lo que debimos hacer antes y lo que tenemos que hacer ahora. YPF nunca debió privatizarse porque una nación que es soberana no puede enajenar recursos energéticos que son estratégicos para el desarrollo integral del país. Sin embargo, es necesario recordar que cuando Menem vendió en 1992 el control de YPF a Repsol, encontró en los Kirchner los socios más entusiastas.
Los archivos custodian la memoria y no mienten. La actual familia gobernante vendió a la empresa española el 4,3% de las acciones de Santa Cruz. Con ello obtuvieron casi 500 millones de dólares que salieron y entraron del país sin control de itinerario ni de la ulterior aplicación. Luego vino la “argentinización”. Un oscuro negocio financiero por el cual el grupo regenteado por Ezkenazi, casi sin dinero ni garantía conocida y con la “generosa” ayuda de Repsol se quedó con el 25% de YPF.
Como no es habitual conseguir tanto con tan poco, surgieron las dudas e interrogantes. ¿Esos 500 millones fueron el aval oculto de la operación? ¿Solo respaldo de un negocio privado con patrimonio público? ¿O será que la familia Eskenazi Es ”k”? ¿Na o Zi? ¿Y usted qué opina? ¿No o sí? Quizá algún día podrá dilucidarlo la justicia que, según dicen, tarda pero llega. Ahora una parte de ella, aprovechando el ruido, estaría entretenida en liberar de responsabilidad a Boudou. Tiene que demostrar que no conoce a su presunto socio y que éste, como monotributista fantasma, puede hacerse cargo de fabricar los billetes de los argentinos. ¿Tanto con tan poco? ¿Por qué no? Cartón lleno.
No podemos saber si la historia de los billetes desplazará o no a la “argentinización” del petróleo, como obra maestra del capitalismo de amigos. Pero lo que sí sabemos es que esta última fue nefasta para YPF y le vino como anillo al dedo a Repsol. Para facilitar el acuerdo con Ezkenazi (que compraba sus acciones con las ganancias) se habilitó a la compañía una irracional distribución de utilidades con absoluto desmedro de la inversión. Esta decisión además de descapitalizar y desmantelar la empresa, desató la necesidad de importar combustibles sin respaldo de divisas y en una magnitud que hipoteca al país.
La voluntad nacionalizadora nació de esta falta de dólares para enfrentar el desmadre energético autogenerado por negocios poco trasparentes. De otro modo cabe preguntarse porque, en su momento, el negocio “redondo” realizado para beneficiar a Ezkenazi y sus socios, no se lo hizo para que sea el Estado el que se quedará con esa cuarta parte de la empresa. Es más: para lograr la mayoría en YPF ahora podría haber alcanzado con comprarle baratas las acciones al mencionado grupo y, simultáneamente, presionado a Repsol para que desinvirtiera su participación accionaria en la empresa.
Pese a que el relato épico no lo deja ver, la actual expropiación no recupera patrimonio ni soberanía sobre el petróleo y el gas porque estos eran y siguen siendo propiedad pública provincial. La nacionalización es sobre Repsol por eso tampoco queda muy claro porque el avance fue sobre una firma endeudada (casi 9.000 millones de u$s) y sin patrimonio (petróleo) en lugar de procurar los objetivos enunciados a través de Enarsa. Ésta bien pudo extender su potestad de la plataforma marítima a la territorial y luego las provincias podrían haber derivado sus concesiones a ella.
Estas posibles alternativas, planeadas con tiempo, sin duda tenían menos carga simbólica y rentabilidad política para el gobierno pero, en todo caso, hubieran sido muy útiles para el país en vista a evitar los efectos secundarios, o no tanto, de la actual expropiación. Nos referimos al cuestionamiento sobre la seguridad jurídica y los costos internacionales de la medida en materia de credibilidad, confiabilidad y reticencia inversora a futuro. Algunas de estas consecuencias ya llegaron con el incremento del riesgo país y el encarecimiento del crédito externo: la tasa en emisión de los bonos provinciales ya aumentó un 30%.
Es cuando menos curioso que quienes presumen ser los principales defensores del rol del Estado en la sociedad, son aquellos que al mismo tiempo lo paralizan y degradan en sus funciones de contralor del interés popular. La expropiación, tal como está diseñada, es continuista en lo que a fiscalización se refiere. Esto es así porque la YPF que se propone mantiene la modalidad jurídica de una sociedad anónima (S.A.) que, como tal, no puede ser fiscalizada por los órganos de control del Estado.
No es un detalle menor. Se ha dicho con razón que las SA en el Estado son la matriz de los negocios del poder que disponen del patrimonio público en beneficio de ciertos grupos privados de la élite. Alardea con oponerse a los procesos de privatización pero no avanza en la dirección del capitalismo de estado bien entendido. Es un hibrido que tampoco es de por si novedoso como lo demuestra, por ejemplo, algunos fenómenos de degradación estatal en manos de la mafia rusa. Un paso más adelante (en deterioro), de lo que fue la burguesía prebendaría que oportunamente supo colonizar al Estado argentino.
Además de lo dicho hay voces que se oponen a la decisión adoptada por el gobierno con YPF porque la presidenta y su staff del área, se cansaron de hacer la apología de Repsol, de avalar con su firma la política petrolera y de subestimar los problemas. Otros fundan su oposición en la pulsión gubernamental por las “cajas” (Anses, Banco Central) o señalan que además de las urgencias económicas ha jugado la necesidad de cubrir el escándalo de Amado Boudou (Ciccone). Son argumentos válidos para cuestionar al gobierno como abanderado impoluto de la nacionalización pero no para cuestionar la medida tomada.
¿Con estos antecedentes es posible apoyar la nacionalización de YPF? Sí lo es. Lo es porque la legitimidad de la misma así como no está dada por las presuntas virtudes del gobierno tampoco deja de estarlo por sus errores. La legitimidad emana de la necesidad de la Nación de contar con una herramienta propia (YPF) para su política petrolera. Más allá de las complicidades lo importante es que este instrumento no estaba al servicio del país y de aquí en más tiene la posibilidad de estarlo. Que el gobierno lo garantice o no es harina de otro costal. Al margen de sus intenciones no tenemos por qué creerlo eterno.
Que Repsol estaba enajenada a otros intereses lo demuestran las irregularidades en las que ha incurrido. Desde el ocultamiento de información estratégica, hasta evasión fiscal. Es decir exportaciones realizadas con declaraciones juradas no auditadas, con hasta un 70% de liquidación de divisas en el exterior y con presunción de contrabando. Esto junto a manipulaciones bursátiles y estadísticas sobre extracción, consumo interno, exportación y reservas que contabilizó pero que nunca informó. Hay que separar la paja del trigo los desaciertos del gobierno no invalidan la medida ni avalan a la conducción española.
Lo anterior es también la consecuencia natural de la ausencia del poder de policía del Estado pero lo más grave fue la descapitalización. Repsol no invertía en el país, mientras lo hacía parcialmente en Brasil y otros países. Inducida por la crisis española en los últimos años, además, remitía las utilidades de aquí a sus mandantes ibéricos. Así se forjó el vaciamiento de YPF y la pérdida de un autoabastecimiento que costó varias décadas en alcanzar y se dilapidó en ocho años. Desenlace no tan imprevisible cuando la Nación deja de ser un actor significativo de la política energética.
Hay quienes para fundar su oposición a la nacionalización de YPF quitan responsabilidad a Repsol por la desinversión y se la cargan exclusivamente al gobierno. Lo hacen con el argumento liberal de que fue el Poder Ejecutivo el causante de la falta de inversión. La caída en cascada de la producción sería producto de los precios (bajos) regulados por un gobierno acosado por el drenaje de los subsidios. Sostienen para corroborarlo que Repsol no llega al 35% del mercado y que la caída productiva se verifica también en la inmensa mayoría de las otras firmas que operan en el país. Es cierto ¿Y?
No hay mentira más peligrosa que una verdad a medias. Es cierto que eso también ha sucedido y que, en el mejor de los casos, el gobierno fue ingenuo. No es lógico suponer que Repsol como cualquier empresa multinacional va a renunciar a maximizar ganancias. Si le pagan menos y la dejan, siempre va a preferir usar las utilidades logradas aquí para producir petróleo en otros países donde pueda cobrar el precio internacional. Pero, otra vez, de ello no se infiere que sea incorrecta o inconveniente nacionalizar YPF.
Hay que tener en cuenta, por el contrario, que la actividad petrolera bien administrada genera ganancias extraordinarias y esta debería ser una razón más que suficiente para apoyar la nacionalización de YPF. Una empresa pública nacional subordinada al interés local puede ahorrar y beneficiarse con el enorme diferencial entre el costo y el precio del combustible cuyos valores, en muchos casos, oscila entre 10 y 110 dólares el barril. Aunque no sea indistinto que esa renta se use en subsidios o para capitalizar a YPF, la clave hoy no es como se la aplica sino quien se la apropia.
La discusión fundamental no es, entonces, si se valoriza el deseo del gobierno por enmendar o subsanar los graves errores cometidos o si se desconfía de esta eventual voluntad o de su capacidad para hacerlo. Los hechos dirán. Hoy lo esencial es reconocer como conveniente y legítimo que los argentinos nos apropiemos de la renta petrolera. Sobre todo cuando una de las cosas que pueden estar en juego es la potencialidad económica del reservorio de la “Vaca Muerta”, en Neuquén. Una reserva que, en su tipo, se presume como la 3ra. en el mundo.
Quien suscribe estas líneas cree, aunque carezca de elementos para corroborarlo, que si esto último es efectivamente cierto, la medida adoptada con YPF puede trascender de lejos el derecho inalienable al autoabastecimiento y pasar a ser una decisión soberana de carácter estratégico. Nuestro país quizá hoy no esté en condiciones económicas para explotar esta cuenca petrolera pero sí puede poner las condiciones para hacerlo. La nueva YPF no necesita socios dentro de la empresa, pero puede asociarse con otros inversores para que colaboren con ella, a partir de contratos de mutuo interés.
El horizonte que abre esta como otras alternativas no podría existir, bajo las anteriores circunstancias, con una empresa en manos extranjeras. Nadie que comparta esta convicción puede rechazarla porque la medida la impulsan sus adversarios políticos. Aunque también sea cierto que es difícil imaginar que la misma conducción que complicó a YPF sea capaz de salvarla. Apoyar lo que está bien y rechazar lo que está mal es hoy una conducta sin espacio ni rédito político. Un dilema y un desafío que aunque no se resuelva no puede dejar de formularse.
Una posición frente al dilema
Hay que superar la estafa ideológica y chantaje emocional que sufren todos aquellos que siempre han querido y quieren una YPF nacional, pero que hoy deben traicionarse o abstenerse de apoyar porque no se resignan a convalidar ni indultar a los responsables de su reciente vaciamiento. Corresponde superar, también, la ingrata dualidad moral que debe embargar a quienes comparten la orientación, los enunciados y la decisión del gobierno, pero que no pueden dejar de saber, aunque lo silencien, la responsabilidad que le cabe al Poder Ejecutivo por esta desastrosa política energética.
Sabemos que esta doble superación es muy difícil pero también imprescindible. Por ello, por lo que está en juego y más allá del trámite parlamentario, los sectores con conciencia nacional del oficialismo y de la oposición, tienen que pronunciarse activamente de aquí en más. Deben ejercer el derecho a apoyar los objetivos genéricos de la ley, sin renunciar a formular y acordar en particular una posición común para modificar aspectos centrales de su articulado, en torno a los siguientes ejes:
1.  Pronunciarse a favor del sentido preliminar y medular de la ley propuesta por el Ejecutivo que declara de utilidad pública la nacionalización de YPF, por la que se consagra la soberanía sobre las etapas del ciclo energético y se preserva para el Estado Nacional el control mayoritario de la empresa. Una decisión que supone recuperar un resorte estratégico de los argentinos y un cambio de rumbo respecto de una privatización que nunca debió realizarse. En los 90 YPF necesitaba de un profundo saneamiento pero, de ningún modo, cabía entregarla a intereses ajenos que, durante dos décadas, terminaron por vaciar a nuestra principal empresa.
2.  Eliminar, en particular, la actual figura de YPF Sociedad Anónima, que a futuro impiden los controles de la Auditoría de la Nación, la Sindicatura General de la Nación y el Congreso Nacional; remplazándola por la forma jurídica de YPF Sociedad del Estado. Esto habilitará el control y fiscalización de las mencionadas instituciones; a lo que debe añadirse la colaboración adicional de un Consejo de Políticas Energéticas, a crear, donde estén representados todos los actores de la cadena productiva, incluyendo a proveedores y consumidores.
3.  Extender para ello el control accionario de YPF Sociedad del Estado que se propone del 51% a más (o no menos) del 80%, a partir de adquirir las acciones del Grupo Petersen-Eskenazi, las hoy residuales de la española Repsol y las de otros actores identificables de la empresa. El resto seguirá perteneciendo a pequeños inversores del público, en el ámbito de la Bolsa de Buenos Aires y de Nueva York.
4.  Proporcionar esta mayoría accionaria de YPF Sociedad del Estado a partir de los recursos ya previstos, más los que puedan proporcionar la banca pública y el ANSES. Apelando, este último, a fondos disponibles por fuera de sus obligaciones previsionales y/o liquidando las posiciones accionarias que hoy tiene en otras empresas. Estas fuentes de inversión pública, eventualmente, podrían reforzarse con un Fondo Patriótico pautado y de carácter voluntario, al que puedan concurrir desde las empresas y las Obras Sociales hasta los inversores individuales.
5.  Establecer a partir de esta nueva estructura accionaria de YPF Sociedad del Estado una reconfiguración de la participación relativa y mayoritaria de la Nación; la de nuestras provincias y la de los nuevos actores incorporados, con inclusión de los trabajadores del sector. Para estos últimos, además, se debe contemplar una reformulación de los Programas de Propiedad Participada revirtiendo las estafas a las que fueron sometidos desde su puesta en marcha.
6.  Determinar que la mayoría accionaria de YPF debe corresponder a la Nación porque es el instrumento que pone en valor los recursos del subsuelo que en ellas deberían estar incluidos como “propiedad imprescriptible e inajenable” (según lo indicaba el art.40 de la Constitución de 1949). Asimismo el fundamento Federal de la Republica obliga a incluir también en la participación accionaria a todas las provincias sin excepción. Ello con un debate específico para la eventual aplicación de indicadores diferenciales a favor de aquellas que actualmente son productoras.
7.  Realizar por Concurso Público la convocatoria de especialistas para la integración del staff directivo y gerencial de la empresa, por cuanto esta necesita de una conducción profesional, técnica y ejecutiva, que este a la altura de los desafíos planteados. Jóvenes o no los protagonistas deben ser ponderados solo por su capacidad y experiencia y no por la mera condición de políticos amigos del poder. No es conveniente olvidar que el carácter público o privado de la propiedad, nada nos indica sobre la naturaleza de la gestión, ya que en ambos casos esta puede ser desde muy buena a pésima, como lo corroboran ejemplos propios y ajenos.
8.  Habilitar una auditoría económica, financiera y operativa de la empresa petrolera y de las reservas de nuestro subsuelo, tanto reales como potenciales. Establecer, al mismo tiempo, mecanismos de medición e indicadores sistemáticos de control en los pozos y en cada etapa del ciclo de exploración, producción, elaboración, distribución y venta del combustible, donde YPF tenga competencia. Determinar, del mismo modo, severas sanciones para los funcionarios de cualquier nivel, que trasgredan cualquiera de las normas que hacen a la ética pública. La YPF nacional debe recuperar el espíritu paradigmático de su fundador, el general Mosconi.
9.  Concretar entre YPF Sociedad del Estado y las empresas petroleras instaladas en el país o con voluntad de hacerlo, asociaciones puntuales de mutua conveniencia con protocolo ambiental, para la explotación de algunos yacimientos. No cabe el infantilismo sería fantástico poder llegar al autoabastecimiento solo con inversión local pero esta no alcanza. Aun así no son socios los que necesita YPF aunque sí requiere de contratos con compañías que aporten capital.
10.  Exigir que estos nuevos contratos dejen de ser negocios de trastienda, a espaldas del país, para pasar a ser herramientas transparentes y eficaces de una política energética consensuada de cara al autoabastecimiento. Esto requiere terminar con la improvisación y desprolijidad gratuita de algunos procedimientos en curso. La actual crisis internacional induce a que los flujos de inversión externa beneficien a los países emergentes. Pero para no quedar afuera de estos hace falta de una estabilidad y transparencia en las reglas de juego hasta ahora ausentes.
Se dirá que prácticamente no existen condiciones políticas en la llamada clase dirigente para que prospere en el corto plazo una posición como la expuesta. Es cierto. Pero lo es, también, que el mismo pueblo que mayoritariamente apoya a YPF en manos del Estado, rechaza la ineficiencia, el desmanejo y la corrupción. Sabe que la empresa es inviable si ella es conducida con la misma gente y criterios que la hundieron.
Nada indica que esto haya sido cabalmente advertido. Parecería que falta honestidad, sensatez y grandeza. En el oficialismo falta honestidad para reconocer la responsabilidad central que le cupo al gobierno en el desarrollo de la crisis energética .En la oposición falta sensatez para percibir que estamos frente a un giro que aun puede ser positivo y que ya no hay espacio para nuevos virajes. Y en el conjunto de la clase política falta grandeza para sobreponerse al verticalismo y los intereses de círculo y encontrar un camino común que valore la intención de revertir errores y, sobretodo, que evite repetirlos.

martes, 1 de mayo de 2012

La Argentina inconclusa: fue presentado el nuevo libro de Juan Archibaldo Lanús

El martes 17 de abril fue presentado el nuevo libro del Embajador Juan Archibaldo Lanús, La Argentina inconclusa. Las instalaciones del Palacio San Miguel, sede del encuentro, fueron colmadas por una gran cantidad de referentes de la política, la diplomacia, la economía y la cultura. Acompañaron al autor, la periodista Clara Mariño y los Dres. Iván Petrella y Alieto Guadagni.
En su obra, Lanús aboga por la vuelta de nuestro país a la senda de la grandeza nacional y la plena realización de su pueblo, como ya logró en el pasado, señalando las causas del deterioro institucional, económico y social que afectan a la Argentina. El tono del libro es de una fundada esperanza, basada en los recursos humanos, naturales y materiales de nuestra Patria.

YPF: el caso más paradigmático de un ideologismo decadente

Por Roberto Alvarez

Todos podemos equivocarnos y volver sobre nuestros errores y corregirlos.  Todo político que así obrare, actuaría con honestidad y todos deberían reconocérselo; simplemente porque nadie está exento.  No decir toda la verdad es bastante deshonesto. Es cierto que nadie puede ser obligado a auto-incriminarse, pero faltando a la verdad en forma grosera, tampoco ayuda a construir, entre todos, un proyecto.

Pero lo, peor no es eso. De cada equivocación rectificada uno puede sacar conclusiones y aprender.  De cada “falta de verdad”  solo se construye un relato que a nada conduce. La errónea privatización de YPF, realizada a caballo de un ideologismo liberal de moda en aquellos momentos, fue producto de no medir las consecuencias que ello traería. Se pensó para el corto plazo. Siempre predomina el cortoplacismo. Así estamos.

Ahora nos encontramos en el otro extremo: la presidente Cristina Kirchner anunció la inmediata intervención de YPF, y la expropiación y “re-estatización” del 51% de sus acciones. Que pasó entre estos dos hechos fundamentales. Que debate hubo?; Qué conclusiones se sacaron?;  Que aconsejaron los expertos?;  Cuales son los errores cometidos y cómo prevenir que no haya nuevos errores? Cuál es la explicación y la estrategia completa a futuro? Cuáles fueron los problemas de la empresa durante su gestión estatal y cuales durante su gestión privada?; ¿Cuál es el espacio para este tipo de debates trascendentes y estratégicos?

Diseccionemos el después de la privatización y el antes de la re-estatización.

Recordemos quienes apoyaron resueltamente la privatización realizada por el gobierno de Menem y Cavallo, fueron el peronismo menemista; los gobernadores y funcionarios de provincias petroleras, los que inclusive luego vendieron las acciones en poder de las provincias. No fue el radicalismo y otras fuerzas de izquierda. Luego los gobiernos de De la Rúa y de Duhalde poco hicieron para cambiar la situación de gestión privada. Eran épocas turbulentas.

Del 2003 al 2007 siguió todo igual.  Eran épocas de construcción política y de superávit gemelos.

En el año 2008, NK decidió la "argentinización" de la compañía, presionando a Repsol para que cediera un 25 % de acciones, pagaderas con ganancias futuras. Porqué NK eligió a su amigo Enrique Eskenazi, un banquero sin experiencia en petróleo?; ¿Porqué no comenzó un proceso de cesión al Estado Nacional? En esa misma época la presidente y sus ministros aprobaron un acuerdo de accionistas por el cual Repsol y Eskenazi se obligaron a retirar el 90% de las ganancias durante diez años; justamente para pagar esa cesión del 25% accionario. Ahora bien si se retiran casi todas las ganancias (lo usual es no más de un 25-30% en este tipo de industrias, ¿cómo se iban a realizar las inversiones necesarias para ampliar la reservas y la producción que necesitaba el país?

En el 2008 comienza la enorme sangría de YPF y con ello su  decadencia. Por qué el representante estatal en el Directorio; el ministro del área  y otros interesados no dijeron nada y entre todos dieron su consentimiento para aprobar los balances? Fue un error ideológico ó se trata de otro tema?

Si lo importante estratégicamente es el auto-abastecimiento energético , como puede explicarse que a lo largo de esta gestión  kirchnerista se le hayan adjudicado áreas de exploración a amigos del Gobierno, que no tienen experiencia ni antecedentes en petróleo, como Lázaro Báez, Cristóbal López, Eduardo Eurnekian, José Luis Manzano, Daniel Vila, Raúl Moneta y Daniel Lalín? . No será tiempo de auditarlos también a ellos?

El Ministro De Vido ejecutó una política energética de bajos precios (subsidiados) y no pudo controlar el vaciamiento de YPF. El es responsable, tal vez no el principal. Por su responsabilidad en el fracaso del modelo energético de los últimos 8 años, no debería estar a cargo de conducir un área que requiere experiencia y profesionalismo.

Qué nos ofrece el gobierno: una explicación  ideologista de lo que debe ser (parcialmente, ya que no encara el tema de fondo, la política energética), ni se ha hecho cargo de los graves errores políticos cometidos durante su gestión.  YPF es tan importante para los argentinos que su destino no puede quedar en manos de una sola fracción política. Debe garantizarse una explicación exhaustiva de los planes y estrategias. No hay porcentaje obtenido en una elección, por mas o importante que haya sido, que justifique la hegemonía absoluta (el 100% de las opiniones) sobre este tema. Porqué no se abre realmente el debate? Qué clase de “política de estado” es aquella que vota todo a “libro cerrado”. Donde está el diálogo?

España no merecía una resolución del modo como se hizo. También deberá reconocer España que no ha hecho malos negocios en la Argentina. Repsol es una empresa; no es toda España. Relativamente YPF es más importante para Argentina. Lo que nunca debió ocurrir,  la privatización de YPF, no fue una invasión española; fue una declinación nacional. Sabemos que España le ha dado una mano a la Argentina en momentos difíciles. También Argentina lo ha hecho con anterioridad. No deberíamos permitir que estos malos momentos enemisten a nuestros pueblos.

Frente a esta encrucijada que ha planteado el gobierno, que además no le encuentra una solución a los problemas energéticos argentinos (ni a la educación; ni a la justicia, etc), la llamada “oposición” tiene una nueva oportunidad de hacer algo por la Argentina: debatir y consensuar un proyecto alternativo para YPF y todo el sector energético. No debe seguir aceptando el conflicto de matriz ideologista, sino que debe plantear una solución a mediano y largo plazo, defendiendo los intereses reales y prácticos de todos los argentinos.

No debe seguir humillada, callada o comprada, quedando atada al carro de los vencedores circunstanciales. En los momentos de mayor incertidumbre es cuando debe resurgir la emoción de un sueño compartido; el mínimo orgullo de ser parte de este todo y no una fracción partida de una decadencia que avanza a paso redoblado.

¿Soberanía o negociados?

Por Mariano Rovatti

La estatización de YPF es, sin dudas, el acto de gobierno más trascendente de los últimos años. Implica una rectificación de la política kirchnerista en la materia. Allá por el año 2003, cuando comenzó este proceso político, el único candidato que sostuvo la necesidad de volver a tener una empresa petrolera estatal fue Adolfo Rodríguez Saá. El entonces gobernador santacruceño, de estrechos vínculos con las empresas extranjeras que explotaban el petróleo de su provincia, no hizo ninguna referencia al tema.
Posteriormente, durante su gestión, Néstor Kirchner promovió la incorporación del grupo Eskenazi, al que también estaba fuertemente vinculado, ya que el mismo había sido beneficiario de la privatización del Banco de Santa Cruz, quien se hizo de una parte importante del paquete accionario a cambio de nada. Por intercesión del Pingüino, una ingeniería financiera comandada por el mismo banco suizo en donde habían ido a parar aquéllos quinientos millones que tardaron tanto en volver, le permitió al grupo hacerse de las acciones a cambio de pagar con dividendos. Una ganga. Siendo así, podría haber sido el Estado quien se hiciera de esas acciones, pero la gestión del gobierno fue a favor del grupo. ¿A cambio de qué?


Sin dudas, que la decisión política de tener una empresa petrolera estatal constituye una decisión soberana. La exploración, explotación, industrialización y comercialización de hidrocarburos, son pilares estratégicos de cualquier proyecto nacional de desarrollo autónomo.  En nuestra región, tres países con modelos económicos bien diferentes entre sí como Brasil, México y Venezuela, tienen como rasgo en común, la existencia de una empresa petrolera estatal rectora. Pero en la Argentina, esa empresa ya existía y había sido creada por el mismo Néstor Kirchner: ENARSA, una empresa fantasmal que bien podría haber sido adjudicataria de las concesiones caducas de Repsol YPF por incumplimientos.  


Este gobierno viene de fracaso en fracaso en la política energética. Por su incompetencia, su falta de previsión y su connivencia con las empresas petroleras, ha logrado que la Argentina pierda el autoabastecimiento y entre en una zona riesgosa de falta de combustibles y grandes dificultades para importarlos. La gestión de Repsol generó el vaciamiento de la empresa, pero el Estado argentino no fue inocente. La corrupción y la incompetencia estuvieron en ambos lados.

Tal como se dieron los hechos, surgen varios interrogantes:


1.      Siendo la cuestión un asunto de Estado para ambos gobiernos, ¿podrían haberse entablado las negociaciones directamente con el gobierno español, preservando la  relación entre los países? ¿o se prefirió hacer el mayor ruido posible? Es verdad que Repsol es una empresa privada –y no sólo española, ya que gran parte de su dominio es de origen británico- pero la airada reacción del premier Mariano Rajoy confirma que el tema es de vital importancia para el gobierno peninsular, sobre todo en un momento crítico como el que está atravesando su país.

2.      ¿Se evaluó en la Cancillería argentina cuáles serán las reacciones del mundo frente a esta medida? ¿La Argentina será sancionada comercialmente por la Unión Europea? ¿Los Estados Unidos estaban al tanto de la situación? ¿En la reunión panamericana de dos días antes, el tema estuvo en la mesa de conversaciones? ¿o se esperó su finalización para hacer el estridente anuncio? ¿La Argentina perderá su silla en el G-20, para que ésta sea para Chile? ¿Colgará el mundo un cartel sobre nuestro cuello como país impredecible sin remedio?

3.      ¿Era necesario proceder patoterilmente contra los ex directivos de YPF, a quienes se expulsó con la Gendarmería por la fuerza de sus oficinas sólo con un DNU al mismo tiempo que la Presidenta anunciaba la intervención de la misma por radio y televisión?

4.      ¿Por qué se expropia sólo el paquete de Repsol? ¿Y el de los Eskenazi? ¿Cuál es el verdadero vínculo de ellos con los Kirchner? ¿A qué se refería la Presidenta un mes atrás cuando hablaba de las avivadas de los dueños de YPF? ¿Se refería a Repsol o a sus ex amigos?

5.      ¿Habrá alguna consecuencia judicial para los ex funcionarios de YPF, tanto los de Repsol como los del grupo Eskenazi? ¿y los del gobierno?

6.      ¿Qué pasará en la Justicia argentina si se invoca el art. 17 de la Constitución Nacional? No hubo indemnización previa, y la expropiación se materializó en los hechos con la intervención dispuesta por el PEN. Como se dio la operación, ésta se aproxima demasiado a la confiscación.

7.      ¿De dónde saldrán los treinta mil millones de dólares que son necesarios para invertir en exploración y explotación en los próximos años? ¿se ha hecho en el gobierno un plan de inversiones?¿si se buscan inversores externos, con este antecedente, es la Argentina un socio confiable?

8.      ¿En esa búsqueda de socios, no hay riesgo de entregar otra vez la empresa? ¿Si la situación argentina es de dependencia, YPF no puede terminar siendo una empresa manejada por China, por ejemplo?

9.      ¿Tienen los actuales interventores la idoneidad necesaria para conducir esta empresa? ¿puede ser Julio De Vido, el mismo que logró el desabastecimiento petrolero, quien lidere el proceso inverso? ¿tiene Axel Kicilof algún mérito adicional que ser el autor intelectual de la estatización? ¿quiénes son los nuevos directores? ¿además de ser obedientes militantes de La Cámpora, poseen algún conocimiento en el específico negocio del petróleo? ¿cómo harán para no repetir el desmanejo que sus compañeros –conducidos por Mariano Recalde y el mismo Kicilof- hicieron en Aerolíneas Argentinas? ¿cómo se asegura la Argentina que YPF no será saqueada nuevamente, ahora por la voraz agrupación de los yuppies progres?

10.    ¿Qué pasará ahora con el precio de la nafta en nuestro mercado interno? ¿Habrá desabastecimiento? ¿Tiene YPF el suficiente stock para asegurar el suministro de combustible a toda la industria, el agro, los servicios, los transportes y al público en general?

Contra reloj, como siempre, los diputados y senadores de la Nación deberán convalidar o rechazar en pocas semanas esta medida. Por lo que ya se ha expresado, la aprobación general es un hecho. Sólo unas pocas manos en cada cámara se alzarán contra el proyecto del Poder Ejecutivo, que encima, cuenta con apoyo de la mayoría de la población.

¿Qué se puede hacer entonces, frente a un hecho casi consumado?

La oposición debe expresarse con claridad y firmeza, ejerciendo su rol y denunciando todas las situaciones aquí descriptas. Además de la invocación al derecho de propiedad, el voto negativo debe ser fundado –principalmente- en la defensa del verdadero interés nacional, vulnerado por esta iniciativa, y por la política petrolera en general.   

A futuro, cuando los tiempos políticos así lo permitan, la oposición deberá promover una legislación que asegure que la nueva YPF sea en verdad una empresa de todos los argentinos, con posibilidad de extender sus alcances a todas las empresas que controla el Estado Nacional.

Para ello, la ley debe estipular que el directorio debe ser íntegramente nombrado por el Parlamento, por la mayoría absoluta de sus miembros. El Presidente del directorio podría ser propuesto por el Poder Ejecutivo Nacional.

La ley debe establecer que –además del bloque oficialista- la oposición debe estar representada en ese directorio, lo mismo que el sindicalismo y los usuarios, cuyos representantes tendrían que ser elegidos por el Congreso a propuesta de las organizaciones directamente relacionadas con la actividad.

También la ley debe incluir a la nueva YPF y a cualquier empresa controlada por el Estado Nacional, aunque sea una sociedad anónima, dentro del régimen sujeto a la Ley de Contabilidad del Estado, la que asegura gran cantidad de controles por parte de los organismos pertinentes.

Debe obligarse al Presidente del directorio a concurrir mensualmente al Parlamento a rendir cuentas de su gestión, y responder y aclarar todas las cuestiones que se les plantee, dada la importancia estratégica de su cometido.

Por último, la ley debe asegurar que los miembros del directorio serán responsables con su propio patrimonio de las consecuencias económicas derivadas de todas sus decisiones