martes, 26 de junio de 2012

Cayó Fernando Lugo

por Mariano Rovatti


El Congreso de Paraguay, a través de la sustanciación de un juicio político, decidió remover de su cargo a Fernando Lugo. La decisión fue tomada en la Cámara de Senadores por el voto de treinta y nueve de sus miembros contra cuatro votos negativos. Dos legisladores se hallaban ausentes. Previamente, en la Cámara de Diputados, la acusación había sido respaldada por setenta y cuatro votos contra uno

Esta claro que ni sus propios legisladores sostuvieron a Lugo. Tras la masacre de Curuguaty, en la que murieron 18 campesinos enfrentados a la policía, se acrecentó la soledad política del obispo-presidente, quien se hallaba distanciado de su vicepresidente y sucesor, Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico.

Esta agrupación, junto a los partidos Colorado, UNACE, Patria Querida y Demócratico Progresista, acordaron la destitución del Presidente, por lo que el trámite del juicio político se trató de eso: un trámite. Pesó la decisión política por sobre las razones jurídicas.

De todos modos, en la acusación se incluyeron  diversas causales, además de la mencionada matanza de Curuguaty. Se menciona el acto político en el Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas, cuando en 2009 se realizó una concentración política de jóvenes en el Comando de aquéllas y la invasión de las tierras de Ñacunday.

La Cámara de Diputados señaló a Lugo como el único responsable al actuar como instigador y facilitador de las recientes invasiones de tierras en la zona, cuestionando la actitud del Presidente, de abrir las puertas a los líderes de las invasiones como es el caso de José Rodríguez, Victoriano López, Eulalio López, entre otros, dando un mensaje claro a toda la ciudadanía sobre su incondicional apoyo a esos actos violentos.

También se le imputa a Lugo una seguridad descuidada, considerando que ha sido absolutamente incapaz de desarrollar una política y programas que tiendan a disminuir la creciente inseguridad ciudadana.

La caída de Lugo generó un encendido rechazo de los gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador, considerando a la acción como un golpe de Estado. Anunciaron que no reconocerán al nuevo gobierno, y la presidenta Dilma Russef propuso la expulsión de Paraguay del MERCOSUR y de la UNASUR. El resto del continente no se ha pronunciado.

Las voces de rechazo provienen del eje que integraba el mismo Lugo, y están marcadas más por lo ideológico que por los principios republicanos. Difícilmente, si el destituido hubiese sido el chileno Sebastián Piñera  o el colombiano Juan Manuel Santos, ese grupo de jefes de Estado hubiesen salido en su defensa.

La caída de Lugo se produce siguiendo el procedimiento seguido en la Constitución. Se puede cuestionar que todo fue muy rápido, y que faltaban diez meses para que el pueblo votase. Pero el juicio político es una institución tan republicana como las elecciones.

¿Existen bases para organizar un sistema político republicano y democrático?


Por Héctor Blas Trillo

Desde diversos medios se sostiene que hoy en día no existe una verdadera oposición estructurada en la Argentina. Desde nuestros comentarios hemos insistido una y otra vez que en verdad no existe una oposición, sino más bien una competencia. El deseo de reemplazar a los que están para ocupar su lugar y hacer prácticamente lo mismo, aunque con la idea de que ellos lo harían mejor.
Así vemos que espasmódicamente aparecen proyectos que mueren antes de nacer sobre cuestiones que en un momento dado  son puestas sobre el tapete, como ocurre en estas horas con la cuestión del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias que alcanza a los trabajadores.
Pero desde ningún sector de la oposición, si es que existiera alguna, se intenta elaborar al menos una línea ideológica que ataque los verdaderos problemas que aquejan al país desde hace muchos años y que se han agravado últimamente de manera casi grotesca.

Lo que haremos a continuación es intentar enumerar algunos de esos problemas que según nuestro particular modo de ver podrían dar pie a la construcción al menos de una alternativa política al esquema vigente. No se trata de que nuestros amables lectores coincidan con todos, o con algunos, se trata de hacer notar que es posible armar algunas ideas fundamentales, y que curiosamente nadie lo hace en la Argentina actual.
Veamos:

Hay que avanzar para volver al federalismo, terminar con la arbitrariedad de la distribución de fondos a las provincias según criterios clientelísticos o que no obedezcan a cálculos matemáticos precisos y preestablecidos.


1.      Es indispensable reconocer la existencia de un alto índice inflación y la necesidad de crear un plan antiinflacionario serio a cargo de profesionales reconocidos.
2.      Debe haber alguna propuesta seria para terminar con la fantochada en que se ha convertido el INDEC, e incluso establecer un método para reconocer, hacia atrás, todo lo que se han adulterado los índices.
3.      Es necesario garantizar de alguna manera, como podría ser un acuerdo político integral, que los fallos de la Justicia habrán de ser cumplidos.

4.      Se impone pautar una política que lleve a la Justicia a niveles de excelencia, enjuiciando a aquellos magistrados que claramente no cumplen su cometido y que las acciones que se lleven contra ellos no choquen con un Consejo de la Magistratura amañado y politizado según los intereses de un partido gobernante.
5.      Hay que garantizar la libertad en cuanto al ingreso y egreso del país, adquisición de divisas a algún precio y eliminar todo tipo de trabas al libre albedrío de disponer de lo que es de cada uno.
6.      Hay que avanzar para volver al federalismo, terminar con la arbitrariedad de la distribución de fondos a las provincias según criterios clientelísticos o que no obedezcan a cálculos matemáticos precisos y preestablecidos.
7.      Hay que terminar con la persecución y los insultos a medios no amigos del poder. Del mismo modo, hay que acabar con los medios de propaganda oficial, sean del Estado o apañados por el gobierno.
8.                  Hay que establecer claramente que la distribución de la publicidad oficial en los medios debe estar fundamentada en la penetración que los mismos tienen y no en cuestiones de cercanía ideológica.
9.                  Hay que avanzar hacia al democratización del sindicalismo, la libertad de afiliación y el reconocimiento de sindicatos sin tener que pasar por el filtro de la obtención de la personería gremial.
10.               Hay que restituir un Banco Central genuinamente independiente del poder político, que funcione de manera autónoma y que no responda a intereses políticos de un gobierno determinado. Profesionalizado y con objetivos claros, precisos, matemáticos, en materia monetaria.
11.               Hay que establecer pautas para la eliminación de todo tipo de subsidios, planes de ayuda o asignaciones por hijo o de cualquier otra índole que se presenten como un derecho adquirido indefinidamente. El objetivo de las ayudas es siempre transitorio y debe ser reemplazado por trabajo genuino. Sólo así se evita el clientelimo y el voto cautivo.
12.               Hay que acordar que ninguna reforma de la Constitución se hará con el objetivo, directo o indirecto, de facilitar reelecciones adicionales de ningún candidato.
13.               Hay que terminar con toda forma de prohibición, limitación, pedido de autorización o cualquier variante por el estilo que limite la posibilidad de vender o comprar localmente o en el extranjero lo que sea. Los sistemas arancelarios, aunque a nuestro modo de ver pueden resultar muy negativos, nunca lo serán tanto como la arbitrariedad de que ciertos funcionarios suban o bajen el pulgar todos los días.
14.               Hay que proponer una reforma tributaria integral, que devuelva federalismo a las provincias y que a nivel nacional sea lo más general posible, evitando exenciones y desgravaciones específicas que siempre dan lugar a controversias y a abusos. La carga tributaria debe basarse en la equidad, en la igualdad, como base de las cargas públicas.
15.               Es preciso acabar con la coerción que provocan cortes de rutas, calles y puentes, lo mismo que bloqueos a plantas o fábricas de lo que fuera.  Las manifiestaciones no deben ser hechas para cortar caminos, a lo sumo un camino podría resultar cortado por una multitud manifestándose, pero el corte del camino sería en todo caso una consecuencia y no la razón de la protesta.
16.               Hay que esforzarse por respetar los principios constitucionales. Especialmente los vinculados con las libertades y los derechos y garantías en general.
17.               Es necesario terminar con el reparto de cargos públicos con remuneraciones fuera de toda lógica y en donde claramente no existe idoneidad.
18.               En términos mucho más generales, es preciso establecer un sistema de límites a los gastos nacionales, provinciales y municipales, tomando en cuenta las necesidades de cada área pública y comprendiendo que el gasto sin limitaciones conduce siempre al endeudamiento, a las llamadas “cuasimonedas”, a la baja productividad y en definitiva de una u otra forma a la inflación.
19.               Es necesario organizar un sistema educativo de excelsitud, con profesores y material idóneo, con planes de estudio desarrollados por profesionales en un marco de absoluta libertad, e incluso con la posibilidad de no ser todos iguales en tanto mantengan ciertos principios básicos de integración para la profesión de que se trate.
20.               La seguridad urbana y rural debe ser garantizada por el Estado, del mismo modo debe asegurarse el respeto de los contratos, de la ley, del prójimo como tal.
21.               Debe avanzarse para terminar con las formas de discriminación, contra la xenofobia cada día más difundida, contra el racismo y el antisemitismo. Es imperioso educar a los chicos en un marco de libertad de cultos, de ideas, de aceptación del otro cualquiera sea su visión de la vida. La Argentina es y ha sido siempre un país abierto al mundo. Hay que garantizar que así sea.
22.               La propiedad debe respetarse y no puede ser nadie privado de ella sino en virtud de una ley anterior que la declare de utilidad pública y previamente indemnizada. Este punto lo exaltamos y no nos apartamos de la línea constitucional debido a lo ocurrido con YPF, o más bien con la española REPSOL, ya que la confiscación abarcó a sus acciones únicamente. Es decir que no sólo se la confiscó sino que no se respetó la proporcionalidad.
23.               Los funcionarios de cualquier rango y nivel deben actuar ceñidos a la ley y no disponer de poderes que exceden el marco normativo y constitucional. Es preciso terminar con los abusos de poder que significan ciertos actos prepotentes o discrecionales que ni vale la pena enumerar.
24. Toda otra consideración que signifique acercarnos al Estado de Derecho, a la igualdad ante la ley, a la independencia de los poderes, a la libertad de elegir, etc. 

Hasta aquí hemos enumerado a vuelapluma lo que consideramos es básico. Seguramente nos hemos olvidado de no pocas cosas como siempre ocurre cuando alguien intenta volcar taxativamente los datos de una realidad. Consideramos que una fuerza política integradora podría seriamente abocarse a encarar una genuina plataforma política, buscar adhesiones sin banderías políticas y con la intención de hacer cumplir estas premisas, u otras parecidas.

Premisas al fin que deberían contar con el compromiso de sostenerse a lo largo del tiempo. No se ve en la actual situación una genuina fuerza que pretenda encauzar estos pensamientos, bastante lógicos y que tienen por lo general su origen en lo establecido en la misma Constitución Nacional.
Consideramos que aún se está a tiempo de constituir un grupo político que al menos empiece a debatir seriamente qué país queremos. Ya lo dijimos al principio. Puede ser sobre la base de esta enumeración o de cualquiera otra, pero nunca podrá ser sobre la base de la arbitrariedad o el ”mandamasismo” de un grupo encaramado en el poder.

Acerca del debate sobre las drogas y el consumo sin sanción en Argentina


Por José Ricardo Spadaro

En esta fecha y en homenaje a Belgrano, voy a dar un parecer  en oposición a todos los proyectos que de un modo u otro, terminan promoviendo la libertad de consumir drogas con base en ciertas normas constitucionales que son interpretadas en forma conducentes aparentemente a esa libertad





Creo, respetuosamente, que esas posiciones no resuelven:
1. Cumplir con la finalidad del Estado: Sea Hobbes, Locke, Lenin, Kennedy, Yrigoyen, Perón - pensadores y políticos de distinto signos- han entendido desde la teoría y la praxis que su fin es el Bien Común y el monopolio en el uso de la fuerza legítima. Si el Estado cree que la autolesión en las personas  que traslada irremediables efectos a la sociedad y al individuo, no es su problema central como cuidado de su vida y convivencia.... bueno entonces Bakunin tenía razón (Anarquía).
2. La naturaleza letal del consumo, con acento en los sectores más desguarnecidos. Las clases medias y altas que consumen, no tienen  al menos esa amenaza de la calidad con que se asesinan; un poco más lentos; pero letales al fin. Entregamos al paco a los desposeídos de esta sociedad que delira igualdades que no cumple.
3. Desconocen que el consumidor es solo libre en la primera o segunda ingesta. Cuando la droga ha minado su voluntad, será un adicto dispuesto a consumir y obtener sin dominio de su propio yo. Se constituirá en destructor inmediato de su familia, amigos y luego pasara al delito, casi inexorablemente.
4. Desconoce completamente la modalidad polimodal del crimen organizado. Inicialmente proveerá masivamente drogas en forma gratuita y  cuando la adicción se instale, comenzara el comercio brutal. Acaso México y Colombia  - más allá de algunos ensayos de despenalización en ejecución-  ¿no siguen envueltas en consecuencias mortales diariamente? ¿Y la corrupción que sobrevendrá?; peor aun en los regímenes que no penalizan (¿ porque sigue viajando  a Europa la droga a ocho años de  la ley portuguesa que  sanciono la idea de no castigar a los usuarios de drogas y otros  diez países de la Unión Europea en donde  la tenencia de pequeñas cantidades de sustancias ilegales no es un delito. Porque los vuelos de los Juliá etc.???
5. La discusión torpemente Banaliza la gravedad de la cuestión: Desde la increíble afirmación hace un par de años del ministro Zaffaroni sobre la plantita de marihuana, - mas allá de su enjundia respetable y reconocida en numerosos foros internacionales y cultor educativo preponderante en Argentina- , hasta el hecho de haberse ideologizado una decisión que debe enteramente discutirse con parámetros científicos, legales, médicos, axiológico, sociológico y de unidad familiar desde la perspectiva de que entendemos por humanidad y persona. Voceros opinando con máxima superficialidad agregan el ruido de este grave asunto exaltando una supuesta afirmación de la Libertad y negación de intromisión del servicio de policía en estos asuntos. Esta bien; que no sea la policía – que además sigue alejada de estar preparada modernamente para este flagelo.- Pero veamos el ap.6
6. Confunde al enfermo adicto con el sujeto activo de un delito con pena de prisión: Ciertamente suscribo no encarcelar ni detener al enfermo; porque ciertamente lo es y es una calamidad su aprehensión. Pero mientras en el catalogo penal no existan medidas coactivas de seguridad – autónomas- con fines de salud publica y recuperación social, deben o crearse. ¿Cómo? La detección del enfermo, así como ciertas enfermedades contagiosas o heridos que acceden a un hospital deben darse cuenta…. ¿A quien? A la autoridad sanitaria quien con intervención judicial lo internara para su tratamiento. ¿Cómo? Modificando el art 5 del cód. penal argentino distinguiendo penas y medidas de salud publica coactivas, siendo  el bien jurídico tutelado precisamente el ejercicio de la Libertad (que la pierde en la inconciencia de la droga). En síntesis: Desincriminar el consumo de la prisión y mantener la prevención coactiva del deber de tratamiento medico. ¿Porque? Porque el consumo de drogas, a diferencia del alcoholismo, tiene como signo perverso su irradiación inmediata al más próximo, al ser un modo social de comunicarse que requiere del otro y porque el Estado no puede ser el cancerbero que provea drogas para asistir al suicidio. No es un tema de derecho civil como algunos sugieren; detrás de este enfermo hay actividad criminal así que no confundir su inserción.
7. Enfrentar de una vez, la ilegalidad en el plano del tráfico: Tengo el derecho y el deber de opinar como ciudadano que ocupo cargos en este ámbito. La Nación tiene en este tema un problema de no menos de veinte años de instalación y desarrollo. No será con discusiones nuevamente ideologizadas que se  iniciara un camino de efectiva contención. No buscar mas culpables  en la gestión política ni de ayer ni de hoy – ya que no hay  sobreseimiento para nadie , por omisión- y avanzar en definiciones revolucionarias en la materia – sin ejércitos en las calles- reformulando la seguridad publica y los organismos del Estado. No serán conferencista circulando por el mundo los que van a resolver esto ni mucho menos  policías ni gendarmes  sin renovarse en la concepción y enfoque multidisciplinario del problema ni legisladores aislados discutiendo de lo que no necesariamente saben.
8. Existe una juventud brillante que puede ser capacitada desde los valores, para dar los cambios en este desafío de tanta entidad, como Malvinas ayer.- Con mercaderes a sueldo, no hay destino. El poder fenomenal de la corrupción y la violencia, aquieta conciencias fácilmente. Solo valores podrán hacer frente




Para que los sordos también escuchen

Por Roberto Alvarez


CFK y el Frente para la Victoria (una especie de Renovadora Camporista) sostienen  que el paro de la CGT es parte de una campaña desestabilizadora, es decir es un paro “político”


.El Movimiento Nacional Justicialista sostiene que el paro de la CGT es el resultado de la falta de diálogo real dentro de su movimiento. El paro es la continuación visible, por otros medios, del NO diálogo. Por lo tanto hay acuerdo que estamos en presencia de un paro “político”, entendido así, porque cualquier debate sobre la transferencia masiva de fondos, tiene carácter político.
El cuestionamiento al carácter “desestabilizador” por parte de CFK pareciera indicar que solo ella (o su pequeño grupo interlocutor de 3 personas) pudiesen accionar políticamente. No todo el mundo debe aceptar la “monserga cristinista” como si lo hacen sus diputados, senadores, ministros, secretarios, gobernadores, etc., que sólo reciben órdenes o sugerencias obligatorias. A ellos les “bajan” lo que deben hacer o decir, desde las altas esferas de la “vanguardia iluminada”. Toda la política en pocas manos.
Dentro de los Partidos políticos y específicamente dentro del PJ, no hay debate, ni sesiones, ni reuniones. Sus “autoridades” la conforman una veintena de dirigentes, poco representativos, que sólo aparecen en los medios, cuando les ordenan (desde “arriba”) decir algo, generalmente para agredir a alguien, como recientemente ocurriera.
A los Movimientos Sociales (del palo) no les ordenan que decir, sino que hacer, cuando movilizarse, hacia adonde, a quien alabar, a quien criticar. Es una tarea fácil; se trata de “bajar” los medios y los subsidios adecuados o, en caso de reticencia, de “quitar” los mismos.

Qué pasa con la oposición? Diputados o senadores no oficialistas, divididos en cuidadosas baldosas personalizadas, son como mini-emprendimientos políticos improductivos. Debido a tanta división, no hace falta debatir políticamente con ellos. Se trata de seguir dividiéndolos y no preocuparse demasiado.
Qué pasa con los sindicatos y con el periodismo?. En cada uno de estos espacios hay poder propio, por lo que naturalmente les gusta debatir. Hoy por hoy tienen mayor presencia mediática por ausencia (o extinción) de los partidos políticos. Esta mal o está bien que sea así?. Diríamos que por suerte es así; no porque sea lo ideal, sino porque vienen a cubrir el vacío de las estructuras políticas creadas para orientar y ordenar el debate político. Si así no fuese estaríamos ante una dictadura, no militar, sino “democrática”.
La democracia no consiste únicamente en un mecanismo de elección de los gobernantes. Se alimenta de un continuo debate sobre los temas de la sociedad y del mundo, en interacción permanente. La legitimidad de origen de los gobiernos se basa únicamente en la cantidad de votos obtenidos en la contienda electoral, pero también importa lo que los gobernantes electos hagan luego de su acceso a la administración del Estado. Es lo que suele denominarse legitimidad de ejercicio (del poder), que debe satisfacer un debate político permanente de los temas que nos rodean, sin que ello afecte la legitimidad de origen.
Siendo el voto un acto de delegación que otorga por cierto, autoridad política a su elegido, éste no puede ser absoluto, sino que debe responder permanentemente a los criterios elegidos por el votante; inclusive cuando éste cambie de opinión. Si el funcionario elegido cambiase su postura, por los motivos que fuesen, debe someterse a un debate público para seguir obteniendo (o nó) los apoyos de cada votante. Este continuo debate político genera una nueva legitimidad en el ejercicio de sus funciones. Así se entiende a la democracia.
Si los que están en capacidad de ejercer ese derecho (al debate político) lo quieren ejercer, nadie del gobierno tiene el derecho a criticarlo ni a satanizarlo. Sólo debe responder con argumentos y explicaciones, para que escuchen todos los ciudadanos. Cuando el diálogo no existe, por soberbia ó capricho, entonces no deberían asombrarse que se ejerzan otras formas de peticionar en un nivel más alto. Ocurre en las mejores familias.
Todo gobierno acierta en muchos temas y comete variados errores de mala praxis. Reconocerlos rápido aleja fricciones innecesarias. El actual conflicto es la suma de muchos problemas que vienen acumulándose. En el presente la delegación ejercida democráticamente es puesta en duda por sus propios electores. Acuciados por la necesidad de mantener en constante alza el gasto público, el gobierno de CFK ha venido incrementando la presión fiscal global hasta extremos insoportables para una vasta mayoría de contribuyentes, a lo que se suma una inflación persistente, que no es reconocido explícitamente. Y este es un punto decisivo del debate político. Destacarlo no es “desestabilizador”; es no mentir. Los cuestionamientos deben ser respondidos y no escondidos, que es lo que este gobierno, de ideas demasiado simples para una realidad muy compleja, solo atina a hacer. 
Desde la antigüedad la carga excesiva de impuestos ha sido el principal motivo de rebeliones populares contra sus reyes o mandatarios. Llega un momento en que los reclamos no escuchados se transforman en agitaciones permanentes, más aún cuando a la vista de todo el pueblo se le agregan los desfachatados desfalcos a que es sometido el erario público.
Estos nuevos movimientos, sociológicamente claros, aún no tienen una expresión política clara, pero van influyendo pausadamente sobre el proceso de toma de conciencia de cómo cada propuesta política afecta los propios intereses. Hasta las próximas elecciones hay un buen tiempo para seguir debatiendo. Por eso viene bien un ruido fuerte, para que los sordos también escuchen. 

La injusticia social y el autoritarismo del gobierno son los ejes de la protesta en Plaza de Mayo


 por Juan Maya 

Los trabajadores marchan a Plaza de Mayo en protesta contra el impuesto a las ganancias en el salario, el tope a las paritarias y la quita de  asignaciones familiares.
La resistencia de los trabajadores es en contra del autocalificado gobierno “nacional y popular” que denuncia penalmente a los 

dirigentes sindicales y cuyo propósito es dividir  a la CGT para hacer realidad su “sintonía fina”.


En efecto, Si bien el impuesto al salario afecta a los que aún trabajan, hay que decir que la desocupación y la pobreza es creciente en todo el país, son conmovedoras las imágenes si uno se aventura a recorrer el conurbano bonaerense y los asentamientos de la capital federal.

Nuevamente el gobierno intenta enfrentar a la sociedad y el único resultado de tan irresponsable proceder será mayor inestabilidad, más desocupación, más pobreza y problemas de gobernabilidad.

Al mismo tiempo la convocatoria de Hugo Moyano obliga a los dirigentes sindicales que todavía coquetean con el kirchnerismo a definirse claramente. El gobierno quiere desplazar al camionero y colocar en su lugar a los denominados “gordos” que han sido históricamente los más disciplinados al poder de turno y que favorecieron las flexibilizaciones laborales de los ´90. Esta nueva alianza no le será fácil de explicar al gobierno frente a su electorado “progresista”.

La virtual línea divisoria de aguas que provoca Moyano se agrava mientras se acerca la elección del máximo sillón de la central obrera, prevista para el próximo 12 de julio.

La primera respuesta del gobierno a la convocatoria a marchar a Plaza de Mayo fue cortar los pagos a las obras sociales de los gremios afines al moyanismo. Buscarán disciplinar a los gremios más débiles por la vía económica. No sería extraño que se reactiven las denuncias e investigaciones al patrimonio y el pasado de Moyano, los “carpetazos” estarán a la orden del día y hasta no sería imposible que intenten meter preso al actual titular de la CGT. Ya lo sabemos, lo dijo Cristina hace poco en el acto por los 200 años de la bandera en Rosario, se la vio claramente en el video que circuló por todas las redes sociales: “vamos por todo” aseguró en esa oportunidad la presidente con mímicas a los militantes de la kampora mientras hablaba la intendente de esa ciudad santafesina. Ya lo sabemos, estamos ante un gobierno autoritario, con actitudes propias de una dictadura, judicializa la protesta social o quita los magros planes sociales a los que se animan a esgrimir alguna crítica. Solo los trabajadores unidos podrán terminar con la “banda de los cuatro” como señalaba otro compañero, los trabajadores unidos son invencibles.

sábado, 16 de junio de 2012

Drogas para todos

por Mariano Rovatti 



La Cámara de Diputados de la Nación trata en comisión el proyecto de despenalización del consumo personal de drogas. El mismo había sido pensado al principio, limitado a la marihuana, pero finalmente, el Frente para la Victoria, La Unión Cívica Radical y el Frente Amplio Progresista extendieron el alcance del proyecto a toda la gama de estupefacientes. De todos modos, aún no se han puesto de acuerdo en la redacción de un dictamen único.

En la Argentina, la última década ha sido la edad de oro para la producción, tráfico y consumo de drogas. Se desconoce cuál es el plan que lleva el gobierno para el combate de este flagelo social, así como resulta una incógnita cuál sería el plan alternativo de la oposición al respecto.

Hoy, la Argentina en toda su extensión social es un campo fértil para el narcotráfico. Drogas blandas y duras, baratas y caras, están al alcance de niños, jóvenes y adultos; ricos, pobres y clase media. La inoperancia de las autoridades, la acción de los medios de comunicación y el estilo de vida contemporáneo lleno de vacíos, favorecen el aumento exponencial de la oferta y la demanda de drogas.

 Todas ellas –sin excepción- generan daños irreversibles en la salud física de quienes la consumen, con el agravante que la adicción que las mismas provoca lesiona el bien máximo de las personas: la libertad.

Es obvio que criminalizar el consumo no es la solución, y que conviene mucho más tratar al adicto como un enfermo, aunque el consumidor no se considera como tal.

 También es cierto que hoy el consumo de marihuana ya es libre de facto en las calles de nuestro país, ya que se generalizó sin ninguna consecuencia legal ni social en su contra.

 Quienes estimulan la despenalización, arguyen que en los países que se ha practicado, el consumo de drogas ha bajado. Sin embargo, nadie muestra estadísticas confiables que certifiquen esa afirmación.

 De aprobarse, esta ley constituirá un doble triunfo para el narcotráfico: su mercado estará más liberado, e impondrá culturalmente la idea de que drogarse no es malo. La naturalización del consumo de drogas –tendencia apoyada claramente por los medios de comunicación- encontrará un aliado firme en la legislación vigente.

El Congreso Nacional deberá trabajar con responsabilidad y valentía este tema, encarándolo como una prioridad de Estado. El programa para combatir el narcotráfico, reducir el consumo y recuperar a los adictos, debe ser elaborado por los tres poderes del Estado, con participación de los especialistas en la materia, desde el ángulo legal, sanitario y social. La despenalización va en el camino contrario.

Romper el cerco de la crisis permanente


por Ricardo Auer

El escenario nacional sigue jugando a las incertidumbres. Se hace difícil prever cual podría ser la situación económica, social y política hacia fin de año. Las subjetividades, de todos los lados, superan cualquier cálculo objetivo de probabilidades, pese a que (ó tal vez por ello mismo) el oficialismo ocupa prácticamente casi todo el espacio político y económico e inclusive “selecciona” al oponente que mas desea. Sin embargo no puede controlar, del mismo modo, el espacio social, que tiene su propia dinámica.

El gobierno, se preocupa obsesivamente por su imagen para hacer frente a las elecciones del 2013. Para ello trata de mantener continuamente la iniciativa política en todas las áreas (Malvinas, YPF, Despenalización, Tarifas, etc), sin que la oposición haga algo que sobresalga o se distinga de aquellas iniciativas. También incursiona metodológicamente en cruzadas de confrontación con algún sector de la sociedad, a los fines de ir recreando una supuesta “epopeya” oficialista luchando contra el mal (las “corpo”, la prensa) que oprime al pueblo. De paso inyecta algo de “mística” a su propia tropa, en particular a los sectores más juveniles. Bueno es reconocer que esta disyuntiva confrontativa (guerra interna) viene desde el fondo de la historia argentina y que tampoco ha estado ausente en los gobiernos de Alfonsín o de Menem, aunque de manera menos visible.

Otra obsesión permanente es capturar recursos económicos para su manejo discrecional, utilizando al Parlamento como el “entregador” de todos los poderes que la Constitución no autoriza. Así se logra manipular el presupuesto, el BCRA, el INDEC …. Con ello compra voluntades, que se suman al “clientelismo” tradicional, herramienta que en diversas formas, utilizaron todos los gobiernos democráticos de las últimas décadas. Crisis y “clientelismo” son compañeros de ruta.

Una tercera obsesión es ocultar o ignorar las consecuencias de largo plazo de los dos puntos anteriores. Para lograrlo esconden el debate público y escasea la información. Esta acumulación enmascarada de problemas que se superponen como capas geológicas, finalmente “ se rompen” y la simulación queda descubierta. Todo es genial y revolucionario, hasta que no da más y surge la “falla”, el fracaso, que por supuesto no debe ser reconocido, sino por el contrario, de lo que se trata es de encontrar al “culpable” de turno, sea extraño

El problema de los relatos
Relatos hubo siempre. Cada uno cuenta la historia  a través de un vidrio ideológico o tal vez, de un preconcepto familiar, cultural o social. No hay racionalidad aséptica cuando una cuenta la historia o se mira la realidad cotidiana. Ésta en particular, está muy influida por los preconceptos. (La mitad vacía o la mitad llena de una botella).

El relato cristinista (postnestorismo), cada vez más alejado del relato nestorista (postperonista), es idealizado como una re-encarnación triunfante del setentisto pseudo montonero, que viene finalmente a vencer (revancha) al Perón viejo que los “traicionó”. Por eso su discurso reivindica  o destaca siempre a “la generación que luchó por nuestros ideales”, mientras que en el discurso auténticamente peronista “la columna vertebral del movimiento son los trabajadores y el sindicalismo”, expresión inexistente en el discurso kirchnerista.

En el proceso dialéctico, una síntesis es la resultante entre una tesis y una antítesis. Por ello resulta muy importante colocar la divisoria de las aguas en un punto tal que tal interacción sea positiva y aliente la búsqueda de una síntesis superadora. Caso contrario cuando los opuestos son enemigos y no adversarios, no puede esperarse una síntesis, sino por el contrario, una crisis, donde casi todos pierden.

La lucha irreconciliable entre el peronismo y el resto de la sociedad, condujo a la crisis del 55 y del 76. El alfonsinismo, encerrado en que sólo ellos eran “la democracia” (los demás eran “dictadura”) nos condujo a la “hiper” y a la crisis del 89. El globalizador Menem era el líder del empresariado postmoderno y de la destrucción del Estado; los demás eran “la antigüedad”. Ello nos condujo, ayudado por Cavallo y De La Rúa, a la crisis del 2001/2002. El kirchnerismo plantea el regreso a la dialéctica de los 70 (con ideas congeladas de una revolución permanente, aunque con una escenografía renovada). El planteo retórico de “ellos” contra “las corpo” nos lleva continuamente a un pasado que ya fue, dándole poco espacio al futuro que  siempre es una esperanza de vida. Si esto sigue así planteado, como parece, una nueva crisis se avecina irremediablemente en el horizonte nacional.

El error argentino es seleccionar mal, para cada etapa, la tesis y la antítesis de trabajo, con lo cual no sacamos conclusiones ni avanzamos hacia una síntesis superadora que genere una nueva dialéctica en un nivel superior del desarrollo nacional. Las crisis son el retroceso del avance logrado, volviendo siempre para atrás o peor, hacia un escalón inferior.

El enfoque debe estar puesto en cómo organizar el disenso, más que en el consenso, que es la resultante de un debate previo y amplio y no un arreglo entre cúpulas. Es que puestas mal las antinomias, el debate no aporta nada, pues giramos sobre temas que llevan a la crisis. Por ello es prioritario determinar la estrategia para ir dando los pasos necesarios para salir de la crisis.

El relato K es atractivo para los jóvenes porque reduce o simplifica la política a blanco y negro. Siendo sin embargo la realidad mucho más compleja, los problemas deben ser analizados, estudiados y resueltos (no ocultados temporalmente) de manera más sofisticada por un mecanismo de pensamiento estratégico. Ello requiere un clima apropiado y un afecto entre hermanos. Desarmar los antagonismos extremos es la primero. (PRIMER PUNTO: DESARMAR LAS PASIONES, LOS PRECONCEPTOS Y LAS INDIVIDUALIDADES EXTREMAS. NO ESPECULAR CON LA SALVACIÓN INDIVIDUAL)

Reducir el debate ideológico a grandes definiciones generales no sirve para nada. El gobierno tiene una gran facilidad para grandiosos anuncios pero posee una crónica dificultad para hacerlos realidad. La actual oposición tiene una extrema dificultad para diferenciarse con ideas nuevas y tiene una asombrosa facilidad para fraccionarse en múltiples mini-emprendimientos políticos improductivos. La rigidez del pensamiento político nacional es asombrosa. Ser flexibles no es ser débil. Escuchar a otros permite asociarlos. (SEGUNDO PUNTO: CREAR UN AMBITO COMÚN AMPLIO Y SIN CONDICIONAMIENTOS PREVIOS)

La historia reciente muestran que todos los sectores políticos han logrado o permitido una extrema depreciación de activos nacionales (son de todos nosotros) fundamentales y estratégicos: la moneda (inflación); la seguridad ciudadana; la justicia; la infraestructura y la pirámide social. (ver cuadro) . (TERCER PUNTO: DEFINIR LOS TEMAS DE LA AGENDA PRIORITARIA)


SECTOR  clasificación sociológica 2004porcentaje/2011 porcentaje/Ingresos familiares promedio mensual
clase TOP     ABC1                            7                   5,4                                   34.500
clase media alta        C2                           17                 14,4                                   10.700
clase media típica C3                            30                  24,8                             5.000
clase media baja D1                            32                   33,2                             2.300
clase baja                D2/E                             14                 22,2                                 1.000

Fuente : Consultora W - Diario La Nación 1°/08/2011

El crecimiento económico durante 8 años no alcanzó a corregir la polarización social.
El 40 % de las exportaciones argentinas se concentra en 15 empresas; la mayoría de ellas son extranjeras.
Acceso a la vivienda (meses de trabajo para acceder a la compra de la más barata del mercado):
Argentina  45
Sao Paulo   23
México DF   16
Bogotá    10


Una nueva dialéctica es necesaria, para debatir ideológica y prácticamente estos temas. Tampoco es creíble el discurso del puro pragmatismo a-ideológico (falsa política) que enarbolan algunos sectores. Solo el debate abierto permite que la ideología adquiera dimensiones de sentido común, que es defender el Bien Común y no los intereses de pequeños círculos. (CUARTO PUNTO: DEBATE PROFUNDO IDEOLOGICO Y PROGRAMÁTICO DE LA AGENDA PRIORITARIA)



La banda de los cuatro


por Roberto Alvarez

El problema de la falta de “normalidad” argentina es su dependencia de su modo de conducción gregaria, que ocurre en pueblos poco desarrollados, es decir adolescentes, que necesitan “una” figura de guía, de maestro, de ¨líder”, representados hoy en Argentina, por Cristina (oficialismo) vs. Lanata (oposición real). Qué pobreza la de Argentina!. Y no lo digo por ambas individualidades, sino por la pobreza del conjunto que no logra elaborar algo más complejo y de mejor nivel organizativo e institucional.

Todo régimen (de cualquier signo ideológico) tiende a corregirse a sí mismo; a aprender de sus errores; de mejorarse por competencia  externa o interna. Ésta norma es de más difícil ocurrencia cuando los grupos de poder financieros son demasiado dominantes o en aquellos dominados in extremo por una sola persona, un “intocable”, que suele relatar un combate contra aquellos.

Mao ZeDong ( Mao Tse Tung) tenía un prestigio inmenso en la China de 1963 pese a su fracaso de la política del “Gran Salto hacia Adelante”, pero contaba con apoyos sólidos en el Ejército. El mismo Mao inicia una nueva ofensiva de política interna, en general dirigida hacia aquellos que lo habían criticado por su fracaso anterior y en particular contra los intelectuales que comenzaban a debatir “el modelo”. Los estudiantes denunciaban “las desviaciones ideológicas” de sus profesores y los sectores juveniles, con entusiasmo y pasión, arremetían contra los burócratas del estado y del partido. A ese “movimiento” de encubrimiento y protección de la cúpula se lo denominó la “Revolución Cultural”. Esta corriente de jóvenes ultraizquierdistas se caracterizaban por ensañarse (a veces sanguinariamente) con los viejos camaradas de Mao, poniéndoles un “bonete” para ridiculizarlos frente a las masas chinas. Sus integrantes tuvieron la embriagadora impresión de constituir una de las mayores fuerzas de China y de disponer del poder.

Hacia 1966 sus ataques se dirigen específicamente hacia Liu Shaoqi (presidente) y a Deng XiaoPing (secretario general del partido) y a numerosos dirigentes de todos los niveles. En agosto de 1966 la Revolución Cultural y sus “Guardias Rojos” se sienten triunfantes. A finales de 1966 la anarquía se extiende por toda China. Hay batallas en las calles, hay peligro de guerra civil y de secesiones provinciales. El único cuerpo que ha escapado a la descomposición es el ejército, quien recupera el mínimo orden por orden de Mao ZeDong. Se establece una nueva cúpula formada por lo que luego se denominaría “la Banda de los Cuatro”, donde está la mujer de Mao, Jian Qing y Lin Biao, nuevo presidente, que previamente había organizado el “culto al personalismo” de Mao, que tuvo un desarrollo prodigioso y alcanzó, en pocos años, una especie de paroxismo. El “Pequeño Libro Rojo”, recopilación de pensamientos escogidos del “Gran Timonel”, batió todos los records.  Todo esto siguió hasta la muerte de Mao en 1976. La delincuencia, la criminalidad, el fraude, la corrupción, el mercado negro y la indisciplina se instalaron en forma permanente. Hubo una caída brutal de la producción. Todo ello explica brevemente que, pese a los enormes esfuerzos desplegados a partir de 1950, China permaneció tan pobre y retrasada en comparación con otros países asiático, inclusive la Unión Soviética. Esta etapa de la larga vida china terminó, finalmente, con la “Banda de los 4” presos o fusilados.

Recién hacia 1978 finaliza la devastadora lucha entre facciones internas. Un sector inicialmente encabezado por Zhou Enlai, su canciller (el más hábil político de la era comunista), junto con otros restaurados dirigentes como Deng XiaoPing y otros, lanzan la consigna de las Cuatro Modernizaciones: de la Industria, de la agricultura, del ejército, y de la educación e investigación. Es decir, dejando todo ideologismo de lado, indicaron que el punto central era la apropiación del conocimiento (la tecnología); al que sólo se puede acceder desde una buena posición económica, por ello el país debe crecer en forma acelerada; para ello se necesita inversión más tecnología extranjera; se puede ceder mercado interno a las corporaciones globalizadas a cambio de la entrega de tecnología; el pueblo chino (milenariamente disciplinado) debe crecer en la medida de su esfuerzo (laboral o por medio de estudios); por lo tanto se premiará la meritocracia privada o estatal; no alcanza con ser un buen militante del Partido; además se requiere esfuerzo, dedicación y capacitación permanente. Y otros puntos más. El resultado macroeconómico, después de la aplicación durante más de 30 años de esta nueva estrategia y rumbo definido, están hoy a la vista y permiten el ascenso de China a ser una auténtica potencia desafiante.

En Argentina, más allá de algunas similitudes o caminos paralelos, imposibles de ser comparados, ya es difícil lograr el reconocimiento popular de la necesidad de una meritocracia gobernante, pues hasta ese elemental concepto podría ser atacado por “antidemocrático”. Así estamos. La lucha interna entre facciones es otro elemento que caracteriza al atraso de las naciones.

Y así seguimos andando


Por Fabián Rapolla

Una estrofa, una canción y los muertos de la vergüenza y la injusticia, con nosotros, cada día. Los muertos del tren, los de septiembre, los de febrero. Los muertos de la perversidad. La de un gobierno y la de un empresariado, aliados en el vaciamiento  de una de las trazas ferroviarias más importantes,  “el Sarmiento”. La decisión de la presidenta de revocar la concesión de TBA, no redime ni tapa uno de los entramados de corrupción más grandes de este “modelo”.  No hace desaparecer ni justifica la complicidad gubernamental en la tragedia. Otra vez, y  van….El gobierno tira la pelota fuera de la cancha. De hecho, en la causa contra el ex Secretario de transporte,  Jaime, surgen claros indicios de coimas pagadas por los Cirigliano, amén del desmesurado crecimiento económico de este grupo, a partir del uso indebido de  los fondos girados por el Estado para el mantenimiento de las líneas Sarmiento y Mitre.

La desinversión es una muestra de la falta de proyecto. De hecho no se planifica inversión; simplemente por que no les interesa ni les interesó, jamás, el crecimiento real de la Patria. Un país que se desarrolla, un país que apunta a objetivos de crecimiento industrial dedica un esfuerzo importante al  mantenimiento, crecimiento y mejoramiento de su red ferroviaria. Un modelo que está con el pueblo escucha la voz del pueblo. La del que viaja en condiciones indignas, la del que hace rato dijo basta y empezó reclamar mejoras básicas, pero sustantivas en el servicio. Servicio, que recibe un subsidio ciego del Estado, sin ningún tipo de control en cuanto a su destino,  y que solo sirvió para que funcionarios y concesionarios se enriquecieran impunemente y que estos últimos, pudieran seguir comprando y/o creando otras empresas de transporte; todo ello a expensas de la integridad de la gente.

Hay que barajar y dar de nuevo. Una vez más. En el dolor de una tragedia que se debió haber evitado, con heridas que no dejan de sangrar, resulta imperativo comenzar a trabajar en un plan ferroviario nacional.

El transporte seguro de la población es un derecho humano básico. Cambiar el collar al perro para que todo siga igual es historia conocida en la Argentina. No es esperable que este gobierno, mero administrador de un status quo estructural y cultural, genere cambios significativos en el desarrollo de los ferrocarriles. El problema no es la concesión; el problema es un estado ausente. El ferrocarril es política publica fundamental.  La administración en manos privadas ha fracasado. Rotundamente. El ferrocarril debe estar en manos del Estado. El Estado debe proveer a su calidad, mejoramiento, desarrollo vial, de medios, servicios  e infraestructura.

Este modelo mixto, donde el Estado subsidia su propia corrupción junto con la ajena, ha dejado muertos. Y eso no  se puede perdonar. Ni olvidar. Que esta historia no se repita. Duele ver a un gobierno supuestamente popular, que en la práctica, con sus políticas espurias de corrupción y desatención  al servicio, ha sido participe principal de la tragedia de Once.

Ocho años han sido más que suficientes para generar cambios reales. Pero no lo han hecho, solo nos han vendido humo. Este gobierno representa un sistema. El del apriete, el de las cajas, el del consumo sin respaldo, el de la violencia verbal y el resentimiento constante. Pero un sistema no es un modelo. Un sistema es un conjunto de mecanismos unidos detrás de una voluntad. La de la Presidencia, en este caso. En cambio, un modelo responde a una ideología y una ideología se desarrolla a través de una doctrina. Ese es el verdadero modelo peronista.

El desarrollo industrial de la Nación ha de traer aparejado, inevitablemente, el auge de la infraestructura vial. Y esta se paga sola, con el mismo crecimiento.  Necesitamos un gobierno y un peronismo dispuestos a abarcar la etapa de la industrialización y el pleno desarrollo.  Fundamentalmente, desde la honestidad, desde la generación de ideas reveladoras, desde la amplitud del trabajo conjunto con los sectores sociales, de la mano de la gente, no llevando a la gente de la mano.

Que nuestros muertos de Once sirvan para no seguir retrocediendo.  Son trabajadores, son los muertos del pueblo, una vez mas las víctimas dela asociación ilícita entre la corrupción  estatal y la impunidad empresarial privada. Una vergüenza más del “modelo”. Seguramente lejos del peronismo, muy lejos.

Las palabras y la realidad


Por Juan Maya

El lenguaje es visto por los teóricos como un juego o una diversidad de juegos que reflejan la relación entre las personas. Quizás Ludwig Wittgenstein haya sido el filósofo que más desarrolló el tema. En su libro “Las Investigaciones Filosóficas” Wittgenstein abandona el ideal de un lenguaje perfecto y desarrolla la idea de que el significado está en el uso que se hace de las palabras que constituyen u determinado lenguaje, establecen una manera de actuar, de comportarse y, de alguna manera, constituyen una forma de vida determinada.

En los últimos días en la Argentina se escucharon una serie de palabras que tienen un peso específico y resuenan de una manera particular en cada uno de nosotros. Esas palabras son: Coima, devaluación, dólar paralelo, pesificación, cacerolazos, Inflación, impuestazo, violencia, patotas. Cada una de estas palabras tienen un significado en la mente de los argentinos.  Son palabras que golpean nuestros oídos con una furia provocadora de una angustia interminable. Estas palabras nos hacen pensar en una idea, como en el 2001, son ellos o nosotros.

Hay que acostumbrarnos a pensar en pesos decretó el verborrágico Aníbal Fernández. Para Abal Medina “hay que avanzar con la desdolarización” El jefe de la bancada de diputados del kirchenrismo, Agustín Rossi dice que se trata  de “una batalla cultural”.

En nombre de la recuperación económica y de la gobernabilidad se aceptó que el gobierno fuera avanzando sobre los derechos individuales. Hay control sobre la compra de dólares pero la presidente tiene “ahorros” por más de 3 millones de la verde moneda.  Para viajar fuera del país hay que llenar interminables formularios informando el propósito del viaje y comprar 10 dólares para los gastos en el exterior es una tarea casi imposible. Ni hablar si se quiere comprar o vender una propiedad. Cualquier parecido con la Cuba castrista no parece muy antojadiza.  Sin embargo somos libres,  podemos elegir el banco que nos exprime, la cadena de televisión que nos embrutezca, la petrolera que nos esquilme, la comida que nos envenene, la red telefónica que nos robe, el informador que nos desinforme y la opción política que nos decepcione...Pareciera que estamos rodeados y como en jaque. En lo inmediato y cotidiano nos movemos entre estas opciones. Hay que zarandear muchísimo y con paciencia en la vida para encontrar algo pequeño de lo macro-social que nos enriquezca, que nos permita mantener la esperanza.

Y  volviendo al lenguaje, algunos gritan las palabras porque ya no tienen argumentos: “yo con mi plata hago lo que quiero” y a nadie le importa nada, “no vendo mis dólares” le dijo un furioso Aníbal Fernández a la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú. Gritan pues ya no tienen argumentos, es el primer síntoma. Según Wittgenstein, las palabras designan y ponen de relieve lo que está ocurriendo en una determina situación. No hay duda que Fernández y todo el arco oficialista está crispado, sus palabras son crispadas y algunos hasta deliran como Guillermo Moreno, el “angoleño” y secretario de comercio está convencido de que “estamos cerquita de la revolución”. Si quizás tenga razón, los crecientes cacerolazos pueden marcar un principio de la indignación que se extiende ya a lo largo y a lo ancho del territorio. La película continuará…..

Archibaldo Lanús: “La nueva utopía social es ser reconocido como excluido”


Entrevista realizada por Robustiano Pinedo a Juan Archibaldo Lanús, publicada en el diario El Tribuno, de Salta.

Es uno de los diplomáticos de carrera con más larga trayectoria. Abogado y doctorado en economía internacional. Los gobiernos de facto lo expulsaron de la Cancillería, desde el 75 hasta el retorno de la democracia en 1983. Fue embajador ante Naciones Unidas y en Francia, que lo homenajeó con la condecoración más importante del mundo, la famosa Legión de Honor. Historiador y negociador argentino de la Ronda de Montevideo. Baila tango y tiene amistad con varios exponentes del género, como Horacio Ferrer, autor de “Balada para un loco”. Escritor y ensayista, llegó de la mano de Pro Cultura para presentar mañana su último libro: “Argentina inconclusa”. Archibaldo Lanús charló a fondo con El Tribuno y entramó un diálogo picante, polémico y sin anestesia.

¿Por qué está inconclusa la Argentina?

La Argentina es un proyecto muy ambicioso, una gran apuesta. He constatado que casi todos los analistas del siglo XX daban a la Argentina como una futura potencia a fin de siglo. Más aún, Carlos Pellegrini decía en una carta de 1904 que se había encontrado con el presidente de Estados Unidos, Teodoro Roosevelt (1901-1909) y éste le había dicho: “Ustedes van a ser los estados unidos del sur”. Todo indicaba que nuestro país tenía las potencialidades y ambiciones para ser un país importante del mundo. Efectivamente, a pocos años de la organización nacional, a principios del siglo XX, la Argentina tenía una posición privilegiada, por su cultura y por la ambición que manifestaba el pueblo. Ese gran proyecto ha sido en alguna medida trabado por una serie de factores y circunstancias históricas. Hoy, después de 30 años de democracia, vimos al país padecer uno de los más grandes defaults de la historia, una de las 14 hiperinflaciones más grande que se conocen en la historia de la humanidad, una de las confiscaciones más grandes que se recuerden, como fue la del Plan Bonex. En fin: se presenta un país que realmente no condice con ese gran proyecto, gran apuesta. La Argentina inconclusa es un título optimista. Elegí esa palabra porque quiere decir que hay que seguir trabajando. El proyecto argentino no está concluido.

¿Cómo pasamos de potencia mundial a ser un actor importante de América Latina?

Las causas de este declive, con relación al resto de los países en el contexto internacional, debemos buscarlas en la cultura política de los argentinos, en la forma de concebir la gestión colectiva de nuestro destino como sociedad, es decir, del gobierno. La Argentina es un país con una gran capacidad de hacer, de creatividad, de innovación. Uno ve que nuestro sector agrícola-ganadero es uno de los más adelantados del mundo y que involucra verdaderas revoluciones tecnológicas. Inventamos la siembra directa. Producimos isótopos radiactivos para la salud que compiten en el mundo. Fabricamos y vendemos reactores nucleares. Hacemos satélites. Pero la forma en que el argentino concibe y gestiona la política es donde debemos buscar la enfermedad, el problema. Las costumbres son más importantes que las instituciones, dice Alexis de Tocqueville, y la Argentina tiene grandes defectos en su cultura política. La primera mala costumbre es que concebimos la política como un combate para someter al otro, como una guerra donde hay que eliminar al otro, vencerlo. Pensamos que la política es tomar una preeminencia, un privilegio sobre el otro. Viene de una larga tradición, de guerras civiles, discordias y enfrentamientos. Esto se termina expresando políticamente en una hegemonía del Poder Ejecutivo.

Existe una monarquía absoluta y también la república absoluta. En una está el rey erguido por principios divinos y en la otra el presidente erguido por los principios de la codicia y el poder, que es lo que guía a gran parte de los hombres políticos argentinos. Este poder absoluto del Ejecutivo rompe todo el sistema republicano. Es lo que llaman “democracia delegativa”. El hombre vota y deja todo en manos, no de un conjunto de instituciones y consultas, sino de cuatro o cinco personas que van a interpretar los intereses del pueblo. Se pueden buscar ejemplos desde la época de Rosas. Pero hoy, la división de poderes y el federalismo están totalmente desnaturalizados por esa hegemonía del Ejecutivo.

Otra mala costumbre es considerar al Estado como el botín de la política. En la Argentina se confunde el Estado con el gobierno, cosa que no ocurre en otro lugar del mundo que tenga un sistema político desarrollado. El Estado es independiente del gobierno. El primero es permanente y el segundo transitorio. Al Estado lo componen funcionarios estables y al gobierno personas transitorias, que fijan políticas y las implementan, pero tienen que rendir cuentas ante el pueblo. Esta confusión hace que en cada elección exista un abordaje del Estado, para utilizarlo con fines prebendarios y muchas veces de codicia personal. Si llegan a dominar el Estado por la fuerza, por las armas o por el voto, es lo mismo.

La permanente discordia también es otra costumbre política argentina. Esa discordia ha provocado la gran dificultad que existe en la Argentina para lograr consensos, por lo que no hay políticas a largo plazo. La consecuencia de esa discordia es que cada gobierno viene para cambiar lo que hizo el otro. Para colmo, hay una anomia general donde la ley no se cumple.

Otro capítulo especial es la emergencia permanente. En la Argentina se ha instalado la doctrina de la emergencia. La primera emergencia es de 1922 y nunca paró, desde entonces que vivimos en emergencia. Las leyes de la doctrina de la emergencia permiten hacer cualquier cosa y no hay seguridad jurídica. La emergencia está consolidada y se relaciona con la hegemonía del Poder Ejecutivo que ha desarrollado este país. Se consolidó con los decretos de necesidad y urgencia y las facultades que delegó el Poder Legislativo al Ejecutivo. Menem dejó la presidencia con 2000 delegaciones prorrogadas hasta hoy y que no volvieron al Poder Legislativo. Por todo esto nuestro sistema está totalmente desnaturalizado y puedo concluir que uno de los problemas fundamentales que tenemos es que no existe un orden político.

¿Cómo que no existe un orden político?

Cuando digo orden político me refiero a: un Estado profesional, reglas de juego que regulen las relaciones entre el Estado y los individuos y un gobierno que rinda cuentas, responsable ante el pueblo. Eso no existe. El gobierno se acaparó del Estado y en general no se cumplen ninguna de las reglas establecidas. Es un país “de hecho”: el poder está por encima del derecho, la influencia por encima del conocimiento, etc. Lo mismo pasa en el orden económico. No existe sistema económico. Entre 1853, cuando se sancionó la primera Constitución, y 2010 hubo 157 ministros de Economía.

¿Dice que la Argentina de 1853 tenía un proyecto y la de hoy no?

Había un proyecto: Estado laico, estado de derecho, apertura al mercado internacional, educación pública en todos los niveles, inmigración, inversiones extranjeras, ocupación del territorio, etc. Hoy, primero, no hay un proyecto nacional y es evidente. Casualmente en cada ley que se aprueba hay una


“La nueva utopía es ser reconocido como excluido. Antes la lucha era por los derechos del trabajador”.



“Hoy, la división de poderes
 y el federalismo están totalmente desnaturalizados por la hegemonía del
 Poder Ejecutivo”.


permanente divergencia, una verdadera batalla, donde el Gobierno lo único que quiere es imponer su opinión. Es la confirmación de que no existe el proyecto. En los países importantes se discute y cuando se vota todo el mundo está de acuerdo. Puede haber disidencias morales, como puede ser en el tema del aborto, pero no se discute una ley de energía, porque se supone que es un proceso en el que se resume la voluntad de todos los actores hasta que se formula un esquema que pueda mantenerse en el tiempo y conformar a la mayoría. En cambio aquí, el gobierno que llega no solo cambia todo lo del anterior, sino que se proclama como redentor del pueblo.

¿No podemos buscar consensos que implemente cualquier fuerza política?

No hay fuerzas políticas. Los partidos políticos han sido diluidos, no existen. Hay facciones que se organizan alrededor de individuos mediáticos, que ni siquiera tienen programas de gobierno, sino apetencias de poder. Si hubiera partidos políticos habría mucha más estabilidad. Porque las posiciones se tienen que discutir en una asamblea, no puede venir alguien al otro día y cambiar esa posición; hay una propuesta.

Las generaciones anteriores peleaban por ideales: independencia, libertad, derechos. ¿Cuál sería la lucha de las nuevas generaciones?

La lucha es por sobrevivir. La juventud se ha alejado de las grandes discusiones políticas. En parte porque han desaparecido los partidos, que son el espacio natural de la vida política en donde se expresan las ideas.
El otro factor fundamental es que se ha fragilizado el trabajo. Si había dos cosas importantes en la Argentina eran el estudiante de guardapolvo blanco y el trabajador. Ese trabajador cada vez fue más relativizado. Primero porque hay una gran cantidad de trabajo en negro y el trabajo en blanco es frágil. Entonces, el individuo está casi desamparado: no tiene partido político y no tiene esa seguridad del futuro que le daba el trabajo.
Perón nunca habló de pobres, sino del trabajador, la lucha era por los derechos del trabajador. Pero resulta que ahora, la lucha de gran parte del pueblo es para que le reconozcan su carácter de excluido, para tener derechos a las prebendas, a los planes sociales, es decir, al antitrabajo. El paradigma del trabajo y del ascenso social, que marcó a la Argentina de inmigrantes que venían por el progreso, desapareció. La nueva utopía es ser reconocido como excluido. Eso es funcional al hegemonismo y a la inexistencia de los partidos, donde nadie va a un acto político si no recibe una paga.

¿Por qué dice que no hay seguridad jurídica?

No hay seguridad jurídica, no porque no haya leyes, sino porque no se cumplen. Además de que se cambian mucho, las que hay no se cumplen. El problema es la impunidad. Siempre hubo corrupción. Pero hoy, estadísticas demuestran que la gran mayoría de los casos de corrupción no llega a los tribunales y si lo hacen, tardan un promedio de 14 años.

Como diplomático, ¿cómo analiza las políticas sobre las islas Malvinas?

No existe una continuidad de política. Le pongo el ejemplo. Malvinas, supuestamente, es una causa nacional, pero cada gobierno aplica una política diferente. Durante el gobierno de Carlos Menem tardamos cinco años en negociar con Gran Bretaña un acuerdo sobre la explotación de hidrocarburos en la zona. Hubo dificultades, pero se alcanzó un acuerdo de cooperación conjunta. Ese acuerdo se abandonó de golpe en 2007 y Gran Bretaña inmediatamente comenzó la explotación petrolera de manera unilateral. Le digo más, la Argentina nunca presentó un proyecto para cambiar el estatus de las islas. Hay declaraciones, acuerdos, pero no hay un plan. Tampoco se aprovecha a la gente que estudia el tema en profundidad. La clase política decide sin consultar a sus expertos.


¿Qué le pareció la intervención de Alicia Castro ante el canciller inglés?

Yo hubiera sido más prudente. Me haría querer más en el país con el que tengo que negociar, algo que es importante, sobre todo, si uno es diplomático. Además la embajadora todavía no había presentado sus cartas credenciales.

¿Cómo nos ve la comunidad internacional?

Nos colocan como un país no confiable. Creo que hemos defraudado en muchas oportunidades al sistema. Por ejemplo, de los 22 acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, desde 1956 a la fecha no hemos cumplido ninguno. Firmamos contratos internacionales importantes que incumple el gobierno que desplaza al otro; privatizamos una empresa y después la estatizamos. La prueba de la desconfianza está en que tenemos muy pocas inversiones internacionales, en comparación con Perú, Brasil o Chile. Hay una inconstancia. Los inversores tienen que saber si hay seguridad jurídica, si lo que firman se va a cumplir, tienen que conocer cuáles son las normas del trabajo, las legislaciones y los impuestos. Pero si estas cosas cambian todo el tiempo, es más difícil entrar en un proceso de inversión.

¿Quiere decir que no existe una política para atraer inversiones?

Si existe, es poco clara. No logro percibir cuál es el objetivo. Porque la Argentina ha bregado durante años, y yo he sido negociador, en contra del proteccionismo, la arbitrariedad y lo que se llamó el “comercio administrado”. Pero resulta que hace algunos años ya nos hemos manifestado en la posición contraria. Ultimamente lo único que hacemos es comercio administrado, es decir, que depende de decisiones de la administración de turno y no de un sistema legal. Esas decisiones que se están tomando son contrarias a lo que nos comprometimos a hacer en tratados con los organismos que rigen el comercio internacional. Acordamos no solo como país, también con el bloque del Mercosur, liberalizar el comercio y disminuir los aranceles. Esto dejó de cumplirse cuando arbitrariamente y de forma administrativa se prohibieron las importaciones. Eso le dio lugar a una carta de protesta a la que adhirieron 20 países, entre ellos sudamericanos, y además, seguramente, se formará un panel de repudio en la Organización Mundial del Comercio.

¿Qué influencia tiene el relato político en la sociedad?

El relato forma parte de esta manipulación del poder. El relato está al servicio del poder y no al servicio de la verdad. Es una forma de propaganda vieja como la historia. Todos los gobiernos totalitarios tuvieron un relato.

De todas las condecoraciones que le entregaron, ¿cuál es su favorita?

La que más estimo es la cruz de Comendador de la Legión de Honor, de Francia. Creo que es la condecoración más importante del mundo, la de más prestigio, la más difícil de obtener. Fue creada por Napoleón para entregarse a base del mérito de las personas.
La Orden Ecuestre Militar Caballero Granadero de los Andes en el grado de oficial es también especial.

¿Qué es lo mejor que tenemos los argentinos?

Las ganas de empezar siempre de nuevo. A pesar de tener muchas cicatrices, los argentinos queremos a nuestro país.