sábado, 22 de septiembre de 2012

Diez Tesis sobre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner

Por Pablo Antonio Anzaldi



1) La verdad política no es una esfera eterna e inmutable fuera de la realidad. Más bien la verdad política se despliega en la realidad histórica, entrelazada al devenir de las cosas. En cada momento histórico revela algo nuevo de su esencia, que es eminentemente histórica. Es decir, se va desplegando como constelación de posibilidades heredadas y abiertas al futuro.



2-El marxismo político ha agotado tres grandes manifestaciones históricas y principia una cuarta. La primera fue la de la Asociación Internacional de Trabajadores, encabezada por el mismo Carlos Marx, cuyo talento político no pudo terminar con Proudhon ni con Lasalle, pero su talento teórico es de extraordinaria relevancia contemporánea: la tendencia a la pauperización es por cierto un dato estructural del Modo de Producción capitalista. La segunda etapa fue la del marxismo leninismo, la idea de construir una organización de vanguardia que concentrase el poder y el saber científico para la toma revolucionaria del poder y la liquidación de las clases dominantes mediante el terror rojo. Es el marxismo de Lenin, de Trotsky, de Mao y de Fidel. La tercera etapa es la del marxismo tercermundista, mucho más permeable a la incorporación de componentes nacionalistas, cristianos y culturales propios de América Latina y África. Es el marxismo nicaragüense, salvadoreño, angoleño, etc. Una  etapa se engancha con la otra: Plejanov y Vera Zasulich son el nexo entre el marxismo 1 y 2, Carlos Fonseca Amador y la teología de la liberación en general son los nexos entre el marxismo 2 y  3. Actualmente asistimos a una cuarta manifestación histórico- política del marxismo. ¿De qué se trata?

3)                  3-El marxismo 4  proviene del marxismo 3, y está cada vez más lejos del marxismo 2 y más aún del 1. Pero los nexos están. Por ejemplo, en la Argentina, el marxismo 2 es el de los partidos trotskistas, periféricos al espacio y tiempo de la realidad histórica.  Montoneros pertenece al marxismo 2 y 3, es un fenómeno transicional entre un planteo leninista de concentración y destrucción revolucionaria y un esfuerzo de forjar nuevas síntesis incorporando contenidos nacionalistas y religiosos. La ambigüedad montonera es en rigor producto de su permanente oscilación ideológica. El PRT-ERP, en cambio, es todo él marxismo 2: revolución socialista, ateísmo militante, concentración ilustrada.


4-Montoneros no tuvo teóricos orgánicos. Rodolfo Walsh y Oesterheld son sobrevaluados hoy día, pero no fueron significativos ni para Montoneros como organización particular, ni para la tendencia o zona de influencia en general. El teórico de Montoneros avant la lettre fue John William Cooke, que se fue solito de la órbita del General Perón y lo cambió por Fidel Castro y el Che Guevara, ideando las tesis que los Montoneros transformarían en acción: el carácter reformista de Perón, la necesidad de superar históricamente al peronismo, la creación de una vanguardia revolucionaria, el desarrollo revolucionario mediante la lucha guerrillera, la enemistad esencial con los dirigentes sindicales en tanto exponentes de una lógica de comportamiento burocrático, la lucha desde adentro del peronismo, el abandono de la ideología y doctrina peronista- a las que Cooke no prestaba atención alguna- y la sustitución por el marxismo revolucionario y la lucha por el hombre nuevo, la idea de que a Perón hay que apretarlo y condicionarlo. Todas tesis políticas.  Otros autores como Hernández Arregui o Abelardo Ramos, en cambio, sirvieron más bien como telón de fondo: explicaron la adhesión al peronismo desde el tribunal marxista, pero más bien iniciaron un movimiento hacia el marxismo 3 con posibilidad de abandonarlo todo y hacerse peronistas de una buena vez.


5-El marxismo 4 es el de Chávez, Correa, Evo Morales, los grupos antiglobalización, el indigenismo, etc. Es el marxismo político en su devenir actual. Es el marxismo en función de las condiciones actuales, es decir, en función del horizonte de posibilidades que ya conoce el final de los marxismos 2 y 3, ya que el 1 queda más bien para su empleo en las ciencias sociales. ¿Y cuáles son las condiciones actuales? En primer lugar, el fracaso de las ingenierías sociales totales, de la búsqueda del hombre nuevo o del mismo endiosamiento del mercado y sus  reformas permanentes neoliberales. En segundo lugar, es una época que, en Occidente y sólo en Occidente, se palpa como pos heroica y más bien irónica, hedonista y poco viril. En tercer lugar, en Occidente y sólo en Occidente, es una época que cree razonablemente en la conciliación entre el crecimiento económico, la libertad política y una sensata aspiración al bienestar social. En cuarto lugar, para los países de America Latina y África, la época parece favorable en términos estructurales, revirtiéndose la cepaliana “tendencia al deterioro de los términos del intercambio” y produciendo un alza sostenida y creciente de los precios de las materias primas exportables, lo que repercute en el abandono- por parte del marxismo 4-  de la concepción de la economía planificada y de los terribles sacrificios para la industrialización: basta sólo con disputar el control de la renta de lo que se exporta y distribuir los beneficios a los excluidos para incluirlos como excluidos en inclusión. En quinto lugar, la época se encuentra con la contradicción entre sus razonables aspiraciones y la desmesura de la subordinación política al capital financiero concentrado, a los grandes aportantes de las campañas electorales y a la corrupción endémica que imposibilita las reformas necesarias.

6-En ésta coyuntura histórico- política  aparece el marxismo 4. Persigue el mismo horizonte de fines que los marxismos 2 y 3, sólo que en función de la crisis de las democracias sometidas y podridas por su subordinación a las finanzas, no requiere de guerra revolucionaria ni de insurrección armada. Cada elección, un plebiscito. Plebiscito a plebiscito, se devoran progresivamente al mundo de los politicastros de la democracia y se avanza en la consolidación de un régimen nuevo.


7-En una situación histórico-espiritual distinta, el marxismo 4 es esencialmente el proyecto del marxismo 2 y 3: concentración política absoluta, surgimiento de una nueva clase en torno a la administración de las empresas del Estado, estatización creciente de la economía, atención social a la pobreza para que permanezca como pobreza políticamente cautiva, destrucción inflacionaria del dinero considerado como fetiche en función de la economía real de bienes y servicios transparentes a los ojos del planificador, destrucción del dinero como instrumento de ahorro, inversión y progreso de las familias, obstáculo al progreso social real, restricción de la oferta de bienes y servicios, apatía por la productividad del trabajo, restricciones a la libertad de viajar, control hegemónico de los medios de comunicación, mística juvenil del sector estudiantil y pequeñoburgués que encuentra su lugar en el mundo gracias a la militancia política, construcción de un discurso culpógeno y pontificador frente a sus opositores y detractores, vaciamiento progresivo de la esfera de posibilidades de la sociedad civil y generalización de la medianía y la apatía.


8-El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es marxista. Cristina misma es marxista. Por ello adhiere a Montoneros, porque Montoneros era marxismo. No se trata de una copia en relación a pretensos arquetipos originales de años ha. El marxismo político 2 y 3 ha producido clases invariablemente corruptas en torno al control de la economía y el poder político. El marxismo de Cristina es marxismo 4. Por ello su referencia política es Cámpora en tanto mascarón de proa de Montoneros como marxismo 2 y 3. Su visceral rechazo al General Perón es en rigor perfectamente coherente con su ideología marxista 4.

9-El enemigo real del marxismo no es el neoliberalismo, ni siquiera el liberalismo moderado, precisamente, porque el marxismo ocupa el espacio que deja el agotamiento de la conjunción entre la democracia y el liberalismo. El enemigo real del marxismo es aquél que le arrebate la conducción de la clase trabajadora y los sectores populares en general a partir de una política de Justicia Social y Desarrollo Económico e industrial real, dotada de una fuerte identidad cultural nacional: un nuevo proyecto histórico centrado en la nación y la clase trabajadora como mito-idea-fuerza total. Una política desplegada en la mística de la reforma social más profunda y la elevación cultural más exigente: desarrollo económico, industrial y científico- técnico, revolución social, sentido nacional y jerarquía cultural.

10-Lo contrario del marxismo no es la apatía política ni el regreso al status quo. Precisamente, porque el status quo cayó definitivamente, es que no hay retorno para los políticos del pasado. El verdadero antimarxismo es aquél que entienda que la enemistad del marxista no es resultado de la distorsión perceptiva propia sino manifestación de la irreductibilidad del otro. El marxismo amenaza con combatir. Hay que estar a su altura. El marxismo resulta de la caída de la democracia y la economía liberal. Ésa es la altura de los tiempos y exige, para enfrentarlo con éxito, una idea viva, simétrica e inversa, igualmente intensa. Un nuevo proyecto histórico basado en el Orden, la Cultura y la Justicia Social.
 


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