El Dr. Mariano Rovatti
comenzó repasando los temas planteados en el Boletín de Información Política
(BIP) en los números anteriores, entre los que destacó la participación de
miembros del Instituto y de destacados expertos que prestaron su
colaboración. Temas como la estatización de YPF, la crisis social, la
inseguridad, la droga, la comunicación, las finanzas del Estado, la
producción y el empleo y el sindicalismo, entre otros son tratados
habitualmente en nuestra publicación
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En el BIP nº 1, fue abordado el tema de la reforma
constitucional. Recordó que en ese
momento se lo veía como una locura, pero nosotros lo adelantamos y hoy está en
boca de todos: el gobierno nacional impulsa un proyecto de reforma de la Constitución Nacional ,
con el objetivo de permitir la segunda reelección consecutiva de la Presidenta Cristina
Fernández.
Analizó que para
reformar la Constitución ,
según su art. 30, se necesita una ley que declare la necesidad de ello. La
misma debe contar con el voto de al menos dos tercios de los miembros del
Congreso. Tiene que convocar a elecciones de convencionales constituyentes, las
que –con la ley vigente- serán manejadas por el gobierno. Para sacar la ley hoy
le faltan sólo cuarenta diputados y ocho senadores, aproximadamente
Reveló que para
contar con ese piso, el gobierno debe ofrecer un atractivo a algunos sectores
de la oposición, a fin de que lo acompañen en la iniciativa. Ese caramelo sería
la implementación del sistema parlamentario,
para lo que encargó a Eugenio Zaffaroni la redacción de un proyecto de
reforma que lo contemple. Además, ya hay operadores como Luis D’Elia, Ricardo
Forster, Eduardo Sigal y Diana Conti, que están recorriendo el país para
instalar el tema, logrando que algunos gobernadores e intendentes empiecen a
referirse a él.
Comentó que más
allá de las modificaciones que se estudian incorporar a la parte dogmática del
texto constitucional, lo único que interesa es la reelección de la Presidenta. Valoró que ello es negativo por varias razones:
Como
principio general, la vigencia de un auténtico sistema republicano exige la
periodicidad de funciones como uno de sus pilares. En el caso concreto de la Argentina de 2012, darle
la posibilidad de la re-reelección a la Presidenta , implica consagrar un sistema de
creciente concentración de poder en sus manos, borrando la posibilidad de
recambio a través del voto.
La reelección
indefinida consolidaría un sistema de sumisión extrema al poder central,
haciendo ilusorio cualquier intento de federalismo, división de poderes,
controles republicanos, etc. La necesidad financiera de municipios y provincias
al poder central se acentuaría aún más, garantizando la obediencia ciega de
intendentes, gobernadores y legisladores a la voluntad de la Casa Rosada.
Por el
contrario, la certeza del fin del mandato de Cristina abriría el juego, sobre
todo después de las elecciones intermedias del año que viene, dándose la
posibilidad de varios postulantes –dentro y fuera del PJ- a la sucesión del
poder.
Por todo ello es que estimó que la oposición debe frenar sí o sí esta
iniciativa.
No obstante, cree que algunos temas sí pueden
incluirse en alguna eventual reforma, siempre y cuando surjan del consenso y
del debate amplio y honesto de cada tema: el
mismo sistema parlamentario, la modificación del número y forma de elección de
los diputados nacionales, la limitación de los decretos de necesidad y urgencia
y la creación del Instituto Federal Electoral; pero todo ello, luego del 2015,
una vez que asuma el nuevo gobierno.
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