sábado, 22 de septiembre de 2012

La reforma política china

por Ricardo Auer 

El primer ministro chino, Wen Jiabao es considerado un ejemplo de político reformista. Sus últimas ideas parecen ser un sano consejo para la nueva generación de líderes que ocupará la cúpula del Partido Comunista Chino (PCCh)  en Octubre 2012. Wen ha indicado que Beijing tiene que acometer reformas políticas de forma "urgente" si quiere profundizar los logros obtenidos en las tres últimas décadas y evitar el caos. 


Wen evocó últimamente el fantasma de la Revolución Cultural. "La reforma ha alcanzado una fase crítica. Sin el éxito de la reforma política, no es posible llevar a cabo reformas económicas. Los logros que hemos alcanzado podrían perderse (...), nuevos problemas que han surgido en la sociedad china no serán resueltos y podría volver a ocurrir una tragedia histórica como la “Revolución Cultural". La Revolución Cultural (1966-1976) fue un movimiento lanzado por Mao Zedong para reavivar el espíritu revolucionario y deshacerse de sus rivales políticos. Fue un periodo de caos y brutalidad, cuyo recuerdo aún persigue a una buena parte de la población china.
 "El desarrollo de la economía ha causado una distribución injusta de la riqueza, la pérdida de credibilidad, corrupción y otros problemas. Para resolverlos, es necesario adoptar, no solo reformas económicas sino políticas, especialmente reformas del partido y del sistema de liderazgo del Estado". “Las reformas deben adaptarse a las particulares circunstancias nacionales chinas y deben ser llevadas a cabo "paso a paso" y de forma ordenada.
 El PCCh continúa bien anclado en el poder y no está dispuesto a que nada ponga en peligro el sistema de partido único. Los líderes chinos definen a menudo la reforma política como el incremento la democracia "primero dentro del partido, y luego introducirla más allá del partido". Wen ha dicho que es preciso trabajar en tres áreas en particular: la igualdad social y la justicia (es decir, disminuir las tremendas disparidades que ha creado el proceso de apertura y reforma lanzado por Deng Xiaoping en diciembre de 1978); la defensa de la independencia de la Justicia y la lucha sin cuartel contra la corrupción, uno de los problemas que más descontento provoca en la población.
También ha sugerido que el PCCh tiene excesivo poder, lo cual interfiere en el trabajo del Gobierno, y ha reconocido que las injusticias sociales y legales están causando descontento en la gente.
 La sombra de Tiananmen
El 16 de mayo de 1989 en la céntrica Plaza de Tiananmen, frente al Gran Palacio del Pueblo (ex Imperial), el entonces secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), Zhao Ziyang, y su ayudante Wen Jiabao se reunieron con los estudiantes que pedían una "reforma política". La misma no prosperó en aquel entonces, ya que dicha rebelión fue aplastada finalmente por los tanques en la madrugada del 4 de junio.
Una gigantesca brecha entre ricos y pobres, un descontento social galopante y la mayor conciencia política que da el bienestar económico, indujo, luego de 22 años, a que el 14 de marzo de 2012, Wen Jiabao realizara un llamamiento "urgente" a realizar cambios políticos para evitar una nueva Revolución Cultural, y así, enfrentar la corrupción y mitigar la desigual distribución de la riqueza. De esa forma ha intentado de algún modo, recuperar "con urgencia" el liderazgo del PCCh.

 Las demandas de Wen no son rupturistas, están solo un par de pasos por delante de lo que dice el conjunto de la dirección colegiada china, que conforman los nueve hombres que integren el Comité Permanente del Buró Político del PCCh, cuyo mandato expira en Octubre 2012. El avance es que el primer ministro se ha atrevido a poner el cascabel al gato y ha hablado abiertamente de "reforma política", término que Tiananmen convirtió en tabú.
 La crisis económica global ha exacerbado las tensiones sociales existentes en China al forzar al Gobierno a impulsar el consumo privado ante la reducción de las exportaciones. Esta mirada al mercado interior ha hecho aflorar con más dureza las enormes disparidades sociales creadas en un país que hace tres décadas estaba igualado en la pobreza. Los logros de China en los últimos 33 años son más que loables, pero con ellos han crecido hasta límites cada día más insoportables la corrupción, el nepotismo, las desigualdades sociales y los abusos de muchos de los 90 millones de miembros del PCCh.

Al mismo tiempo, la población china ha tomado una mayor conciencia de sus derechos y está más dispuesta a salir a la calle para defenderlos. Wen, como en su día hicieron los defenestrados secretarios generales del PCCh Hu Yaobang y Zhao Ziyang, se ha colocado al lado de quienes exigen justicia y claman en favor de una libertad de prensa que pueda poner coto a los abusos del poder. Con la lucidez y el valor que se adquieren cuando se acerca inexorablemente el final de un mandato, Wen ha querido advertir y aconsejar a la nueva generación de dirigentes que se hará cargo del destino de China que, si no se remedia, el descontento social se convertirá en un alud que puede destruir el PCCh.


No hay comentarios:

Publicar un comentario