miércoles, 24 de octubre de 2012

"Extraño a Perón"


Discurso del gobernador cordobés José Manuel de la Sota, el Día de la Lealtad: 

Durante la pasada dictadura militar, un  anónimo compañero escribió en una pared, jugándose el pellejo, la frase “Perón ¡cuánto te extraño!”.

Y  esto es lo que hoy, estoy seguro, sienten también todos ustedes y todos los compañeros a lo largo y a lo ancho del país. 


Extrañamos a Perón, al mejor Perón.
A ése Perón  que hacia el final de su vida,  logró dejar de lado todas las humillaciones, proscripciones y persecuciones sufridas,  para venir a la Argentina a buscar la reconciliación de todos los argentinos.
A ese hombre que aprendió, luego de años de reflexión en el exilio, y retornó para advertirnos del abismo que se abriría bajo nuestros pies si no aprendíamos a dialogar, a convivir, a ser pluralistas y amantes de la libertad.
Por eso estamos hoy aquí reunidos  todos los  peronistas que aprendimos, y que hace rato preferimos pasar del viejo enfrentamiento del 5x1 al sueño de una Patria para todos: El 5+1 y así sumar compañeros sumar  argentinos y sumar sumar y sumar al infinito.
El peronismo es Amor y el que nos insta al odio, no lo es, nunca lo fue o ha dejado de serlo.
Recordamos en este Día de la Lealtad al Perón que escribiera el “Modelo Argentino para el Proyecto Nacional”, el verdadero modelo, el único que existe para nosotros los peronistas.
Emprender esa tarea, en este día, es para mí una obligación moral y un mandato político que no podía postergar.
Y quiero hacerlo  en estos momentos, cuando han vuelto a circular entre nosotros, personajes que invocan un Perón falsificado, a una caricatura de Perón cuya insignia no es la de la paz,  sino la de la lucha de clases y  del resentimiento.
Nosotros no podemos permitir que se confunda de esa manera a la ciudadanía, especialmente a los jóvenes; no podemos permitir que se adultere así el testamento que el Presidente Perón nos legara.
 El Perón que aprendió, que evolucionó, que se autocriticó,  fue un visionario y, a mi juicio, un visionario aún incomprendido por muchos que se dicen peronistas. Tal vez porque se quedaron en el pasado, no aprendieron y su bandera es la venganza.
Ante todo, Perón intuyó con claridad que el único camino para lograr la liberación y el progreso de las naciones del Tercer Mundo –mucho antes del derrumbe del bloque comunista y del agotamiento del neoliberalismo, - era que sus gobiernos no se apartaran de la Tercera Posición.
También nos señaló que cualquier desviación  en uno u otro sentido –a derecha o a izquierda, real o fingido- necesariamente iba a terminar en un aumento de nuestra dependencia ya que, como él bien nos aconsejó, “el bienestar de los Pueblos se halla por encima de las concepciones políticas dogmáticas”.
Y sostenía que la Argentina debía apartarse del “juego pendular entre el liberalismo y el estatismo”.
Paralelamente, tuvo muy en claro que el mundo se orientaba hacia una etapa de creciente integración internacional, de “universalismo”, y que en el futuro no tendrían cabida los nacionalismos extremos  ni  el patrioterismo, ni era concebible el aislamiento de pretender vivir sólo con lo nuestro.
Perón siempre sostuvo la necesidad de una creciente integración continental –que en alguna medida hemos realizado ahora gracias al Mercosur- para emprender desde allí la integración universal.
Una y otra vez, el Presidente nos recuerda que el justicialismo no puede sino proponerse realizar una revolución en beneficio de los más humildes, pero una revolución en paz.
También nos aclara que “Todo debe hacerse dentro de la ley y que nada debe realizarse fuera de su alcance”
Su principio fundamental era lograr que los argentinos pudiéramos vivir en una “democracia social” poniendo iguales acentos en la palabra “social” –es decir, equitativa- como en la palabra “democracia”.
Y  adelantándose décadas a su tiempo- vislumbró que el mundo actual ingresaría en un período de creciente preocupación por el agotamiento de los recursos naturales, esenciales para la subsistencia de la humanidad.
Como si hoy conviviera con nosotros, nos dijo: “la definición de una política estable para el agro, constituye una responsabilidad ineludible de las generaciones de hoy  para con las del futuro”
Otra de las grandes visiones de nuestro líder fue su preocupación por que los argentinos cuidáramos nuestro medio ambiente y elaboráramos una política de cooperación internacional destinada a evitar los usos ecológicamente indebidos de los avances tecnológicos.
Trató como tema prioritario un tema de estricta actualidad en estos días: la necesidad de establecer controles en todos los niveles de la administración. Dicho en otras palabras: para Perón no podía existir un buen gobierno, honesto y eficiente, sin la trasparencia absoluta de los actos de sus funcionarios en todos los niveles.
El pensamiento del Perón de 1974 se ubicaba en las antípodas de cualquier forma de autoritarismo.
Afirmó su rechazo a los sistemas de partido único, y sostuvo que su ideal era el pluralismo.
Otro aspecto del pensamiento Perón, que hoy adquiere relevancia, es su recomendación de respetar a rajatabla la pluralidad informativa.
Así dijo: "La opinión pública está lo suficientemente preparada para criticar la información que recibe”.  Y agregó,  “No es posible “venderle” ideas al Pueblo”.
En esos años Perón manifestó también una profunda preocupación por la organización interna del movimiento y del Partido Justicialista.
“El hombre no vence al tiempo; lo único que puede vencer al tiempo es la organización”, nos dijo reiteradamente.
El ya sabía en los años '70,  que pasaría a la historia como el único y el último “hombre providencial” de los trabajadores y los humildes de nuestro país.
Para él la única salida viable era que el movimiento quedara en manos de los peronistas, de todos los peronistas, actuando orgánicamente, respetando la democracia interna y la voluntad del pueblo.
Sin duda el mayor consejo paternal que el General supo dejarnos es que, ante todo, el Justicialismo seguiría existiendo como una gran fuerza política sólo en la medida que supiéramos defender a los más humildes y a la democracia que tanto nos costara recuperar después de años de luchas y sacrificios.
Seguramente, si hoy viviera, nos diría que no es peronista quien intenta dividir al pueblo, quien trata como enemigo al adversario, quien ignora los verdaderos problemas del país o intenta acallar a sus críticos bien intencionados.
Hoy los argentinos, además de los muchos problemas que quedan por resolver en materia de inflación, inseguridad o empleo; vivimos en un clima de tensión.
Parece que lejos de estar Unidos, estamos Dominados.
Dominados por un estado de crispación que nos divide. Dominados por una trampa absurda que enfrenta a argentinos contra argentinos.
El peronismo está muy lejos de la sociedad bipolar que nos quieren imponer.
Somos un gran movimiento popular cuyos pilares son la unión nacional, la justicia social y la independencia económica.
Y no hay un solo compañero o compañera del peronismo, capaz de bajar la cabeza y resignarse a este presente lleno de conflictos innecesarios.
Los verdaderos peronistas, tenemos un solo enemigo: la miseria, la desigualdad, la pobreza.
Y el amor que tenemos por la Patria, será el motor de los cambios que se vienen.
El futuro está adelante. Y el progreso para todos, también.
Si dejamos de pelear por cosas que no tienen sentido.
Si decidimos aprovechar la enorme oportunidad de crecimiento que tenemos al alcance de nuestras manos.
Si respetamos al otro, más allá de si piensa igual o distinto que uno.

La falta de inversiones


por Héctor Blas Trillo

Si bien mucho se ha tratado el tema de la falta de inversiones, parece necesario volver una vez más sobre lo mismo.
En los últimos tiempos ha habido demasiados indicios de que la inversión extranjera en la Argentina puede no ser bienvenida. Es bastante sencillo citar al menos los casos más relevantes: 


1.                  La confiscación de las acciones de Repsol en YPF sin indemnización alguna.
2.                  La prohibición de girar dividendos al Exterior.
3.                  El cepo cambiario.
4.                  Las declaraciones del llamado viceministro de economía en el sentido de que si el gobierno quiere puede fundir al empresario Paolo Rocca.
5.                  El cierre de importaciones de insumos básicos para la producción de los más variados artículos.
6.                  Los controles de precios, de costos, de márgenes de utilidad y la intromisión directa en las decisiones de empresas privadas.
7.                  Las actitudes del secretario de comercio y de otros funcionarios en empresas donde el Estado tiene alguna participación en virtud de haberse apropiado de los fondos de las AFJP.
8.                  El ataque consuetudinario a ruralistas desde amplios sectores del poder político.
9.                  El no reconocimiento de la inflación en los balances, lo cual da lugar a la aplicación de impuestos a ganancias que no son tales.
10.               El cambio permanente de las reglas del juego.
11.               El no respeto de los contratos de empresas concesionarias.
12.               La clara discriminación de empresarios que manifiestan alguna forma de queja o falta de acuerdo con actitudes del gobierno.

Sin duda hay muchos ejemplos más, de manera que la enumeración no es en absoluto taxativa, sino tan sólo descriptiva.  A todo ello hay que agregar un par de condimentos, por así decirlo, de los últimos días.

Por un lado la inadmisible decisión del gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, de abonar una amortización de títulos provinciales emitidos en dólares con pesos al cambio “oficial”. El daño producido por semejante acción es inconmensurable, además de constituir, casi con toda certeza, una forma de estafa.

En efecto, abonar en moneda nacional al cambio “oficial” bonos emitidos en dólares y  que por lo tanto debían ser cancelados en igual moneda constituye una violación del contrato celebrado al emitir tales bonos, pero además, a ello se suma el hecho de que no se abona la deuda al valor de mercado del dólar, que como se sabe ronda los $ 6,50 en operaciones perfectamente legales, como las que se producen en el mercado conocido como “contado con liquidación”. En realidad se trata de un verdadero default, para decirlo en términos suaves, por el cual los tenedores de tales títulos perciben prácticamente un 30% menos del valor que les correspondería cobrar.

Porque aún en el caso de que efectivamente el gobierno provincial no tuviera los dólares para el pago, el pago en pesos debería haber sido hecho al valor corriente de la moneda norteamericana.

A este dato realmente insólito, se suman las declaraciones del vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, quien ha salido a apoyar la decisión del funcionario chaqueño de manera explícita, aunque luego haya debido desdecirse. Si bien Mariotto no cumple funciones ejecutivas, todo el mundo sabe que tiene gran relevancia por haber sido designado como tal por la señora presidenta de la Nación.

Desde las esferas del oficialismo suele defenderse el llamado modelo de inclusión social, cuando está a la vista la desinversión que viene produciéndose desde hace prácticamente una década en rubros tales como el energético. Por su parte, la evidencia de la falsedad de los índices de costo de vida, han llegado al absurdo de mostrar que una persona supera el nivel de indigencia con un valor diario de poco más de 6 pesos.

La no adecuación a la realidad de tales índices produce a su vez daños colaterales, ya que títulos públicos emitidos por el gobierno de Néstor Kirchner ajustables por CER no han reconocido el rendimiento que hubiera correspondido, constituyendo también una forma de default, por llamarle suavemente al hecho de que un gobierno de manera consciente está pagando menos de lo que debe por un préstamo recibido con un compromiso de ajuste.

La presidenta de la Nación, por su parte, ha afirmado en su reciente exposición en EEUU, que una inflación del 25% anual provocaría un colapso. Es sabido, sin embargo, que la Nación ha debido soportar alícuotas parecidas incluso mensualmente en los años 80 y comienzos de los 90.  El problema está en que una afirmación de este tipo hace que quienes llevan a cabo estudios y elaboran estadísticas que muestran otra realidad, terminen considerando poco menos que temerarias tales afirmaciones. Una cosa es reconocer el problema y tratar (o no) de resolverlo, y otra es negarlo explícitamente como si fuera producto de extrañas conspiraciones describirlo.

El atraso del tipo de cambio oficial (cuya cotización absurdamente, además, sigue llamándose “mercado único y libre de cambios”) está claramente retrasado y la realidad lo demuestra a las claras.

Las restricciones a la venta de moneda extranjera están relacionadas, entre otras cosas, con el bajo precio al que se venden oficialmente.

Otros países de la región, como Brasil, Chile, Perú, Colombia o México, reciben importantes aportes de capital, mientras la Argentina se debate como puede para tratar de explicar al mundo que si llega asistencia financiera a empresas como YPF la inversión será respetada.

La verdad es que nadie parece dispuesto a correr semejante riesgo. Y resulta cuando menos razonable que así sea.

La falta de inversiones, tanto extranjeras como nacionales, tiene mucho que ver con las decisiones políticas que someramente se enumeran en este comentario. No hay ningún misterio ni ninguna mano negra en ello. Una vez más conviene recordar aquello de que en economía puede hacerse cualquier cosa menos evitar las consecuencias.


La educación pública bajo cero

por María del Rosario Miel Asquía

A las diferentes y no menos trágicas realidades que nos toca vivenciar cotidianamente - que socavan el piso de la normal tolerancia que toda democracia puede resistir- se le ha sumado una de gravedad creciente, la educación publica, que ocupa por momentos espacios mediáticos y comentarios encendidos, pero vacuos, de sectores pertenecientes a los siempre dispuestos partidos de izquierda transversalizados. 

La realidad es que nunca llegamos a una solución, a la suficiente profundización de esta cuestión, sustento de toda sociedad. Los últimos hechos protagonizados en este ámbito, han tocado fondo, porque pasa por debajo de la catarata de temas instalados en la agenda oficial
La disputa en el terreno educativo lleva décadas de desgaste y conflicto, de leyes incumplidas, sancionadas pero que miran otra realidad, promesas de campaña, cambio de rumbo y curricula, de tomas, de abandono escolar y mentirosas estadísticas oficiales, de algunos docentes con escasa vocación de formar y gran predisposición al paro sistemático, y a la des-formación.
Los que hemos transitado la columna vertebral de la educación desde la escuela inicial a la universidad y la docencia, sabemos que no existen milagros.  En el proceso enseñanza-aprendizaje se necesitan dos actores, el docente y el alumno; si esta ecuación falla, se rompe el contrato educativo que los vincula, contrato del que se habla por demás cuando alguien reclama falta de cumplimiento. Aparecen allí, entonces, las carencias de este sistema.
La semana pasada se levantaron parcialmente las tomas de algunas escuelas de la ciudad, técnicas y medias que apoyaban a las primeras (ya que estamos, ésto da para todo, hoy por ti mañana por mi, y esto es textual)
El alumno medio y técnico conoce muy bien el juego, (no son sometidos, si alentados); ellos han escrito algunas de sus reglas y sus excepciones.
La semana de la educación técnica, que se celebra en octubre fue coronada este año por una cadena de tomas, que reclama la no aplicación en la ciudad de una ley vigente que acomoda la educación técnica en curricula, carga horaria etc. Seguramente podía haber sido resuelto por otros medios menos dañosos y menos costosos. ¡¡¡Se trata de apagar el incendio, no de avivar sus llamas!!!

Podemos hablar mucho de la educación técnica, su historia y arraigo, la gran importancia que cobra a la luz de las diferentes vivencias territoriales de cada provincia y sus especialidades. Relacionemos solamente este punto con una expresión genuina del sistema federal y con la importancia económica de la salida laboral del egresado y la inserción en el circuito productivo de estos jóvenes. 
Nada se hace para evitar este derrumbe que se manifiesta en hechos puntuales como: abandono escolar temprano, pase de matricula estatal a matricula privada (se triplicó de 2004 a 2012), toma de escuelas cada vez más duras, docentes en paro con listas de reclamos que exceden lo salarial, directivos que llegan a esas funciones próximos a la jubilación, capacitados pero cansados, fracaso de proyectos pedagógicos implementados desde Nación o Ciudad, violencia en los reclamos, y la inédita y feroz irrupción de la política partidaria de "la Cámpora " y sus vectores en todos los niveles, con curricula propia cooptando docentes,  y violencia intraescolar producto de una realidad socio-económica insoslayable, cruzada por el narcotráfico, la delincuencia y cuestiones de violencia de género y minoridad.

Desde el gobierno se quiere mostrar una realidad hecha a su medida, y conveniente: "una sociedad reconciliada con la educación pública después de tantos años". Falaz discurso, mentira que envuelve al poder K con un manto impiadoso que transparenta la de-formación de la educación argentina, otrora prestigiosa en todos sus niveles.
Aún creemos que existe una reserva moral que dedique sus mejores destellos para este fin esencial. Repetiremos hasta el cansancio que no se necesita una reforma profunda y declarativa de la educación; sino una política de estado que acerque soluciones posibles, que no derroche inútilmente sapiencia, que aleje asesores inservibles y docentes sin vocación. Que evite la irrupción de cuestiones políticas como la disputa Nacion-Ciudad. Nada es casual y en esa constante sed de aniquilar, el poder también aquí halla a su "enemigo", dañando gravemente la educación, permitiendo que todo suceda: escuelas rotas, sucias y saqueadas, luego de las tomas.

Una mirada peronista a la tragicomedia actual

Por Osvaldo Mario Benedetto

Hagamos el esfuerzo de realizar un análisis imparcial del último decenio. Ello nos servirá para aclararnos si, como parece, comenzó  ya el declive previsible en cualquier ciclo político regido por el liderazgo personal y no por las virtudes de un sistema, teñido de demasía y no de contención, encauzado mas por la confrontación que por la negociación y el acuerdo. 


Cuando Néstor Kirchner se hizo cargo del gobierno en el 2003 la Nación había enloquecido y rogaba que alguien tomara firmemente las riendas del poder y reconstruyera el Poder Ejecutivo Nacional. Recordemos que:
  • El coche había volcado y milagrosamente se lo consiguió detener al borde del barranco
  • Eduardo Duhalde había conseguido reencender el motor y volverlo a la carretera
  • Los chinos, con una nueva clase media en ascenso, comenzaron a engordar sus chanchos con soja, por lo que la demanda y el precio del milagroso poroto y su harina se fue a las nubes
  • Nuestro campo, aprovechando la internacionalización argentina de la década del 90, se había equipado al máximo para sacar provecho de esa situación y pudimos multiplicar por 5 la producción y aprovechar los nuevos precios.
En ese marco, en poco tiempo y mas allá de la antipatía personal que irradiaba el matrimonio de Néstor y Cristina, soberbios ambos como el diablo, Kirchner consiguió, en poco tiempo, rehacer un poder de mando centralizado en la Casa Rosada, que la gestión de la Alianza, y los sucesos posteriores, habían tirado por el suelo.
Logró así  hacer lo que se esperaba de él y, como condición necesaria para su consolidación definitiva, expulsó definitivamente del poder a quien lo había designado: Eduardo Duhalde. Identificó también, correctamente, el gran drama en que la Argentina había caído en esos años y pudo darle un principio de solución.
Por un lado el proceso de desindustrialización de Martínez de Hoz, y luego el desguace de las empresas estatales de Menem, habían dejado sin trabajo a cientos de miles de argentinos. Por otro lado, la tozudez de Menem y de la Rúa, insistiendo ambos en la Convertibilidad, pasó de ser una brillante solución transitoria para salir de la hiperinflación y de la indexación de la economía, a un dogal asfixiante.
A ambas situaciones explosivas se sumó luego la impericia de Duhalde, con su pesificación asimétrica, que sumergió en la pobreza a los trabajadores argentinos por medio del más brutal ajuste de salarios que haya existido en nuestro país.
Ya en el 2003, aprovechando el superávit externo generado por las la soja, producida a raudales, sumado al superávit de las cuentas del estado generado por la brutal caída del gasto en salarios y jubilaciones, gracias a la pesificación asimétrica, se generó una novísima situación en la que el Estado Nacional nadaba en dinero, las provincias tenían pocos ingresos coparticipables y los trabajadores se morían de hambre.
Pues bien, Kirchner extrajo el máximo provechos de esa situación ya que consiguió  recuperar parte del consumo interno perdido, mediante un método eficaz, pero primitivo, cual fue subvencionar el consumo entregando subsidios a los productores para que no aumentasen los costos y, por otro lado, prosiguió con la política de Duhalde, creada durante la crisis del 2001, de entregar alimentos y subsidios a los que no tenían trabajo.
A pesar de esos gastos, la pesificación asimétrica había rebajado tanto los salarios y la soja rendía tanto dinero que las arcas nacionales reventaban de hinchadas. Apareció entonces la tercera idea milagrosa que le serviría para poner a todo el arco político a sus pies. Consistió en aplicar la Caja del Estado Nacional para disciplinar a Gobernadores, Intendentes, Senadores y Diputados, mediante transferencias y obras que regalaban a provincias y municipios, aunque el Estado Nacional las pagaba a precio de diamantes montados en platino.
 Así pasaron los años. Una parte de Argentina se acostumbró a que los servicios públicos como agua, electricidad, gas y transporte fuesen casi gratuitos, con lo que se podían derrochar a mansalva. Total, si del derroche resultaba que escaseaba el servicio, los ricos igual se la rebuscaban y los pobres que se jodan.
A partir de esa época las obras públicas pasaron a ser patrimonio casi exclusivo del Poder Ejecutivo Nacional. En la práctica el Estado Federal se disolvió en un unitarismo rivadaviano y los Gobernadores, si no son subsidiados por el Gobierno Nacional no pueden pagar ni los sueldos.
 Muchos argentinos se habituaron a que trabajar no es necesario ya que basta recibir algo del gobierno y rebuscársela como se puede, ya aguantando, ya viviendo en la miseria, ya delinquiendo.
Cada uno hizo al respecto lo que le resultó menos penoso ya que a esa altura ya había adolescentes cuyos abuelos habían perdido el trabajo en la época de Martínez de Hoz, los padres no consiguieron trabajo con Menem ni con los posteriores y ellos, ahora que había subsidios, se dieron cuenta que no valía la pena esforzarse ni por trabajar ni por estudiar.
Esa lección la aprendieron también muchos de nuestros vecinos paraguayos, bolivianos y peruanos ya que, comparativamente con lo que sucede en sus países, Argentina, tenía o tiene todavía, todo un sistema de protección social en hospitales, escuelas y ayudas, que no distingue entre nativos o extranjeros.
Mientras el régimen de subsidios crecía y crecía hasta que agotó los superávits y el gobierno, ya en manos de Cristina, empezó su carrera de rapiña tratando de expropiar cuanta caja hubiese disponible para proseguir con una fiesta, necesaria en origen, pero ya sin sentido.
 El principal problema del festival indiscriminado de subsidios es la apropiación delictiva de los mismos por las empresas subsidiadas, caso Cirigliano con sus empresas en EEUU, como también la mordida de los subsidios realizada por los otorgadores, un poco o mucho para la corona y otro poco o mucho para ellos, sus aviones, yates y mansiones.
Esta política, buena en origen, desquiciada en su aplicación extendida, necesitaba dos condiciones auxiliares para tener éxito. Una de las condiciones fue crear los coros de aplaudidores para darles una mística que el matrimonio no podía generar por si mismo, por su historia ni por su comportamiento. He ahí la más brillante operación política que emprendieron estos dos aventureros platenses enriquecidos a costillas de propietarios santacruceños. Compraron varios coros.
El más obvio, y que está en todos los gobiernos, es el de los funcionarios, los amigos, reales o comprados, los gobernadores e intendentes alquilados con obras y los periodistas subvencionados o empleados de los medios adictos.
El coro principal fue el de los guerrilleros y sus simpatizantes que habían escapado de la masacre que ellos mismos provocaron al pellizcar los testículos del monstruo tradicional de la política argentina, cual históricamente siempre fueron los militares, ingenuos e incultos que supimos generar. Los dirigentes que escaparon mientras morían sus soldados, fueron comprados dándoles la venganza que tanto anhelaban para pagar la culpa de haber vendido a sus seguidores. Se bajaron cuadros de delincuentes y se puso preso, muchas veces sin juicio, a todo ex militar que se creyó necesario.
Compraron también a las Madres de Plaza de Mayo, por el precio vil de exposición pública y de la cesión de negocios millonarios, para aprovechar la buena imagen internacional que ellas tenían originalmente.
Luego compraron al coro de los hijos desaparecidos. Ahí, donde ya no había culpas le fomentaron la venganza pero, por si no era suficiente, les dieron poder, mucho dinero, altos cargos y un largo etcétera. Así nació  La Cámpora
 Por último, al ir agotándose el ciclo, aparece la soberbia, la critica a todo el que piensa distinto, las cadenas de televisión, la persecución por la AFIP, el histrionismo como reemplazo del arte de gobernar y los cortesanos que siempre dicen que la reina tiene un hermoso vestido, aunque camine en los cueros con que Dios la trajo al mundo.
Por último, como condición necesaria, pero no suficiente para esa megalomanía del poder procedieron, Kirchner primero y Cristina luego, a cortar feta a feta los testículos del Partido Peronista, tanto por compra directa, como por desactivación del partido.

Metáfora tercermundista

por Mariano Rovatti 

La Fragata ARA Libertad fue construida en el Astillero Río Santiago en 1963, para completar la formación profesional de los marinos de  la Armada Argentina, integrándolos a la vida en el mar, auxiliando a la política exterior del país, representándolo en los puertos en que recala, difundiendo la realidad geográfica, cultural y productiva de la nación. Con el actual, llevaba 43 viajes de instrucción realizados, visitando 60 países y más de 400 puertos extranjeros. 


El viaje de instrucción 2012 había comenzado el 2 de junio, zarpando desde Buenos Aires, y se preveía pasar por los puertos de La Guaira, Lisboa, Cádiz, Casablanca, Dakar, Luanda, Ciudad del Cabo y Río de Janeiro, entre otros. Pero se halla retenida por orden judicial en Tema, Ghana, desde el 2 de octubre. La Corte Superior de Ghana determinó que la tripulación y los funcionarios tienen  prohibido mover la Fragata sin una nueva orden de esta corte.
La medida cautelar se origina en un planteo realizado por uno de los llamados fondos buitres, el  NML Capital Ltd.. El mismo intenta hacer efectivo el pago ordenando por los tribunales de Nueva York, por U$S 370 millones, fallo desoído por el Estado argentino.
La deuda se originó en bonos defolteados por la Argentina en 2001, y cuyos tenedores no aceptaron las ofertas realizadas por el gobierno nacional en 2005, siendo ministro Roberto Lavagna, y en 2010, con la gestión de Amado Boudou.
Esos bonos fueron emitidos tras las sucesivas crisis financieras vividas por el país desde finales de los noventa y que generó el colapso del 2001, sobre todo en el tramo final previo, que incluyó el megacanje de deuda de 2001 promovido por Domingo Cavallo, tras el fracaso del blindaje y la caída de José Luis Machinea y el breve paso de Ricardo López Murphy, durante la presidencia de Fernando de la Rúa.
Los acreedores particulares fueron vendiendo a precios muy bajos (por debajo del 20% del valor nominal) sus bonos a los llamados fondos buitre que litigaron en los Tribunales neyorquinos obteniendo sentencias favorables. El problema que encontraron fue cómo ejecutar ese derecho, ya que no es fácil embargar bienes de los Estados Nacionales. Recientemente, Suiza rechazó una pretensión similar sobre la cuenta del Estado argentino en el Banco de Reglamentos Internacionales de Basilea, donde se hallan depositadas las reservas en dólares del país.
Ya desde hace algunos años, que se sabía que tanto la Fragata Libertad como cualquier otro bien del Estado argentino que se desplace por el mundo corría riesgos. Incluso, algunos funcionarios de la Cancilleríoa alertaron sobre los mismos. Por ello, el actual episodio genera una carnicería puertas adentro del gobierno.
La ruta del XLIII viaje de instrucción de la Fragata Libertad había sido diseñada por los ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa. Por el conflicto, dentro de las FF.AA., perdieron sus puestos Lourdes Puente de López Llovet, (Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar), el Alte. Carlos Alberto Paz, (jefe de la Armada),  el alte. Luis María González Day, y el cdro. de marina Alfredo Blanco.
Los funcionarios  argentinos enviados para destrabar el conflicto Alfredo Forti (del Ministerio de Defensa)  y Eduardo Zuaín (de Relaciones Exteriores) fracasaron en su cometido. Pese a obtener buena respuesta del gobierno, la justicia ghanesa ratificó la medida.
El gobierno argentino aparece solo, desorientado y sin respuestas sólidas frente a esta crisis. La presidenta Cristina Fernández bramó se quedarán con la Fragata pero no con la dignidad nacional, y ordenó la evacuación del navío. Ambas actitudes implican una tácita resignación a que el buque escuela se ha perdido a manos de los acreedores.
El canciller Héctor Timerman fue a pedir auxilio a la ONU invocando supuestas violaciones a los derechos humanos y a los tratados internacionales, satanizando a los fondos buitres. Pero no obtuvo más que ser escuchado por los funcionarios internacionales.
Sin entrar a analizar tecnicismos jurídicos, para el mundo de la política y los negocios, la Argentina no es la víctima de la situación, sino la causante. Nuestro país llega a este triste estado como eslabón final de una cadena que incluye déficit fiscal crónico, endeudamiento desesperado, cesación unilateral de pagos e incumplimiento de sentencias. Es obvio que nuestro país se halle solo, abandonado a su suerte. Ningún país del mundo se ha solidarizado con la Argentina, ni siquiera sus aliados habituales.
Este episodio tercermundista configura una metáfora de la marcha sin rumbo del actual gobierno. En esta circunstancia, como en toda la gestión, la Argentina incumple compromisos, no reconoce la autoridad judicial, ignora la legislación, falsea los hechos, no asume responsabilidades, entrega el patrimonio nacional, maltrata a los militares y actúa con imprevisión, amateurismo  y desconocimiento de la realidad. 

La negación


Por Héctor Blas Trillo

No caben dudas de que el cacerolazo del jueves 13 de setiembre descolocó a propios y a extraños. No hay que engañarse. La clase política en general no esperaba semejante manifestación de descontento, que se dio en todo el país.La verdad es que, de una u otra manera, todos estaban “en otra cosa”.

El oficialismo ha pretendido hacer creer, y finalmente parece haber creído, que el mal de todos los males está en un grupo periodístico al que tilda estúpidamente de monopólico o hegemónico, cuando claramente no es ninguna de las dos cosas. La oposición se ha comportado en muchas de las iniciativas del gobierno, como cómplice (la confiscación de las AFJP, la de YPF, la quita total de independencia al Banco Central, etc.)

El gobierno niega la inflación y no rectifica su accionar en el INDEC. Niega el hecho absurdo, grotesco, tragicómico, de que se difunda un índice que dice que la gente puede comer con 6 pesos diarios.

Se niega la inseguridad, al punto que la ministra del área afirma que ha bajado el delito, y su segundo, el Sr. Berni, nos dice que si un policía recibe dinero de modo ilegal es porque alguien se lo da, colocando en la misma bolsa al comisario y al pizzero; y lo que es peor, no diciéndonos qué piensa hacer para evitar el flagelo.

Las barras bravas actúan impunes y los presos salen de las cárceles para conformar fuerzas de choque de origen político, unas y otros con el claro aval de los gobernantes y dirigentes en general.

Las sospechas de corrupción, de enriquecimiento ilícito, de cohecho o lo que fuere son desechadas en muchos casos mediante ardides torpes. O con el auxilio de jueces de virtualmente probada dudosa moral.

Desde grupos de “intelectuales” pagos por el poder político se lanzan peroratas para pedir la reforma de la Constitución cuando en verdad lo único que piden es que abra la posibilidad de reelegir una vez más  a la presidenta.
Se prohíben actos elementales, como el de disponer de lo que es de uno. Se cierran importaciones a troche y moche y por lo tanto no se consiguen repuestos, no se consiguen medicamentos, se incentiva el robo de partes de automóviles, se cierran fábricas o se suspende a su personal.

La prohibición de la operatoria en moneda extranjera ha terminado con el mercado inmobiliario, especialmente del usado. Y así siguiendo.

La población se siente insegura, económica, social y jurídicamente. La gente tiene miedo no sólo de los delincuentes sino de lo que pueda decidirse políticamente. Especialmente en materia económica, pero no solo eso.
La vida corre peligro. Mientras corre la sangre la presidenta habla una y otra vez en la cadena nacional de nada. O de todo lo que ella quiere, pero no de lo que le pasa a la gente.

Los políticos oficialistas han salido a ofender a los manifestantes, a intentar descalificarlos desde una visión facciosa verdaderamente patética. Clasistas, acusan a los primeros de concurrir con sus mucamas para golpear cacerolas. Ridículos y carentes de argumentos, hablan de la buena vestimenta, mientras al mismo tiempo la presidenta (que no iba a ponerse nerviosa) inaugura una planta en San Juan de ropa de calidad y marca internacionales.

Cristina Fernández se pelea y enfrenta a gobernadores. Peralta en Santa Cruz, Macri en la Ciudad de Buenos Aires, De la Sota en Córdoba, Scioli en la Provincia de Buenos Aires. Les niega o directamente quita  recursos, los manda a administrar mejor, los descalifica. Y la gente sufre las consecuencias. La gente es, indudablemente, el proverbial pato de la boda.

La educación pública decae a niveles nunca vistos. En cualquier medición internacional la Argentina cae y cae en la materia. Los educadores hacen huelgas y toman a los chicos de rehenes una y otra vez. Los planes de estudio se encaminan a la propaganda política y no al conocimiento. Se multiplican los feriados. Se asegura la promoción de los cursos.  Se apela al recurso de la necesidad que se incrementa día a día. Las escuelas se transforman en comedores. Los adolescentes salen de ellas sin poder comprender un texto escrito.

Los planes de ayuda no se implementan para crear mientras tanto las condiciones para que lleguen inversiones y se multiplique la oferta de trabajo. No.  Se sostienen en el tiempo y cada vez más aumentan los beneficiarios, lo que es considerado un logro y no un fracaso. Es un logro que más gente necesite ayuda y el gobierno la atienda, esa es la lectura y de eso suele vanagloriarse la señora presidenta.

En materia energética lo que se hizo con Repsol es patético. Directamente el gobierno quitó la empresa a sus legítimos dueños sin pagar un peso. Y ahora se pretende que lleguen inversiones y hasta se anuncian “planes” por parte del nuevo “CEO” designado a dedo para gestionar la empresa YPF. Después de casi una década en la cual todos los entendidos, o no tanto, anunciaran una y otra vez el colapso energético y éste fuera negado, también una y otra vez, por el mismo gobierno, especialmente a través del ministro De Vido, la realidad salió a la luz, se culpó de ello a una empresa española a la que se la ha acusado, en los medios y no en la Justicia, de “vaciamiento”, luego de haberla autorizado a proceder como procedió.

Cualquier estudio serio muestra cómo las inversiones llegan a cuenta gotas a la Argentina, mientras que sí lo hacen a otros países de la región. Nadie en el gobierno parece dispuesto a analizar por qué.
La persecución ideológica a periodistas es un dato. Los empresarios deben pedir permiso para todo. Los políticos también. Los políticos opositores deben callar. Los gobernadores e intendentes deben apoyar si quieren recibir partidas para cumplir con  sus obligaciones. Y mucho más si quieren o deben hacer obras públicas indispensables.

Muchos dicen que esto es miedo. En verdad si lo es, lo es porque no se cumple con la ley y con la Constitución Nacional.
El gobierno se endeuda cada vez que emite moneda para adquirir dólares. Se endeuda cada vez que usa reservas y el Tesoro le entrega al Banco Central un bono a 10 años por el dinero retirado. Se endeuda cuando el Banco Central emite letras (lebacs, nobacs) para retirar los pesos de circulación.   El llamado “desendeudamiento” se convierte así en un bluf.

La propaganda oficial se despliega especialmente en los programas “Fútbol para todos” y “6,7,8” en la televisión. Pero la propaganda es tomada como tal por la población. Todo es irreal, ficticio, dibujado.

Se sabe que para algunos funcionarios cercanos a la presidenta, todo lo malo que ocurre es gestado por conspiradores contrarios a los intereses del país. Si bien puede ser cierto que habrá no pocos poderosos a quienes lo que pasa no le gusta, es difícil imaginar que todo cuanto ocurre en materias tan diversas es gestado en usinas que operan en contra del gobierno.

Así las cosas, un día la gente ha salido a protestar.  Y lo hizo de manera inorgánica, sin líderes a la vista. Y, como queda dicho, en contra de todos los políticos. Bastante parecido a 2001.
No hay cosa peor que intentar explicar un hecho mediante visiones sesgadas o interesadas.  La objetivación de lo ocurrido es la manera de poder interpretarlo para corregir el rumbo y evitar que se repita.

La descalificación de los manifestantes de parte de funcionarios no es otra cosa que un síntoma. Por alguna razón, que la presidenta no puede ignorar, tales funcionarios salen a decir lo que dicen, y nadie los corrige.

Hace un par de semanas el llamado viceministro de economía salió a decir que si el gobierno quería podría fundir a uno de los grupos económicos más importantes del país, que además tiene operaciones en el exterior de gran envergadura. Finalmente debió corregir sus dichos. Lo hizo de una forma impresentable, pero lo hizo. Allí sin duda hubo una rectificación, aunque el daño ya estuviera hecho. El hombre común puede preguntarse tranquilamente : si eso puede pasarle a Paolo Rocca (de él y del grupo que representa se trata), ¿qué puede esperarse que le pase a un pequeño comerciante?

La negación abarca entonces las cuestiones económicas, las cuestiones jurídicas, las cuestiones educativas, las cuestiones internacionales, todo. La tirantez se hace evidente, el cacerolazo es una respuesta. No hay demasiado misterio en esto.  Guste o no guste, algo anda mal cuando es más barato comer en Nueva York que en Buenos Aires, por ejemplo. O cuando la educación se retrasa tanto pese a que ha aumentado en estos años el presupuesto educativo. No es lo común que los países más democráticos del mundo se cierren en sus fronteras y su gente no pueda adquirir divisas para viajar, o para ahorrar, que es todavía peor. No es habitual que se escrache a disconformes desde la cadena nacional por el presidente de la república. La gente no vive enrejada. Los delincuentes cumplen sus condenas. El tráfico de armas o de drogas intenta por lo menos ser controlado. En esos países se vive más o menos normalmente.

En la Ciudad de Buenos Aires y en sus alrededores, proliferan los boliches donde se vende alcohol a menores de edad y la droga circula con total libertad. En los estadios de fútbol ocurre lo mismo. Nadie está tranquilo al salir o al entrar a su casa. Se dictan normas que nadie cumple. Se hace la vista gorda ante delitos flagrantes como el de la valija llena de dólares provenientes de Venezuela en un avión oficial. Se oculta la verdad de la inflación, de la pobreza, de la indigencia, del calamitoso estado de los transportes públicos. Los “trapitos” se manejan a sus anchas en zonas aledañas a actos públicos, y los desarmaderos no parecen sentir ningún acoso para llevar adelante su sucio “trabajo”.

Así se podría seguir con muchas cosas. Muchas de las cuales no son difíciles de corregir. Al menos de empezar a corregir. De poner el esfuerzo en hacerlo.

Luego de todo este panorama, un día se inicia el llamado a un cacerolazo masivo por Internet. No faltó algún político de dudoso pasado que dijera que la protesta fue “organizada por profesionales” que usaron cuentas falsas y varias cosas más. Pero también son profesionales los funcionarios públicos de la ex SIDE, y  quienes se encargan del inmenso aparato comunicacional el poder del gobierno.  Pamplinas. La realidad los dejó colgando del pincel a  todos. Oficialistas y opositores. De estos últimos, no faltaron algunos que quisieron y quieren hacer leña del árbol caído. Pero la gente no come vidrio. Esos opositores de última hora hace añares que liban de cargos públicos y no han hecho nada para cambiar las cosas. Al contrario, como queda dicho, muchas iniciativas bastante más que deplorables fueron apoyadas por esa oposición.

Y hasta acá llegó la historia. Ahora, todos en el mismo barco, veremos cómo sigue. Algo ha cambiado desde el día de la protesta. Algo que no se termina de definir es diferente. Para eso sirve una protesta masiva, para despertar a los adormilados y a los negadores. Porque si algo está presente en todo esto es, precisamente, la negación.