miércoles, 24 de octubre de 2012

"Extraño a Perón"


Discurso del gobernador cordobés José Manuel de la Sota, el Día de la Lealtad: 

Durante la pasada dictadura militar, un  anónimo compañero escribió en una pared, jugándose el pellejo, la frase “Perón ¡cuánto te extraño!”.

Y  esto es lo que hoy, estoy seguro, sienten también todos ustedes y todos los compañeros a lo largo y a lo ancho del país. 


Extrañamos a Perón, al mejor Perón.
A ése Perón  que hacia el final de su vida,  logró dejar de lado todas las humillaciones, proscripciones y persecuciones sufridas,  para venir a la Argentina a buscar la reconciliación de todos los argentinos.
A ese hombre que aprendió, luego de años de reflexión en el exilio, y retornó para advertirnos del abismo que se abriría bajo nuestros pies si no aprendíamos a dialogar, a convivir, a ser pluralistas y amantes de la libertad.
Por eso estamos hoy aquí reunidos  todos los  peronistas que aprendimos, y que hace rato preferimos pasar del viejo enfrentamiento del 5x1 al sueño de una Patria para todos: El 5+1 y así sumar compañeros sumar  argentinos y sumar sumar y sumar al infinito.
El peronismo es Amor y el que nos insta al odio, no lo es, nunca lo fue o ha dejado de serlo.
Recordamos en este Día de la Lealtad al Perón que escribiera el “Modelo Argentino para el Proyecto Nacional”, el verdadero modelo, el único que existe para nosotros los peronistas.
Emprender esa tarea, en este día, es para mí una obligación moral y un mandato político que no podía postergar.
Y quiero hacerlo  en estos momentos, cuando han vuelto a circular entre nosotros, personajes que invocan un Perón falsificado, a una caricatura de Perón cuya insignia no es la de la paz,  sino la de la lucha de clases y  del resentimiento.
Nosotros no podemos permitir que se confunda de esa manera a la ciudadanía, especialmente a los jóvenes; no podemos permitir que se adultere así el testamento que el Presidente Perón nos legara.
 El Perón que aprendió, que evolucionó, que se autocriticó,  fue un visionario y, a mi juicio, un visionario aún incomprendido por muchos que se dicen peronistas. Tal vez porque se quedaron en el pasado, no aprendieron y su bandera es la venganza.
Ante todo, Perón intuyó con claridad que el único camino para lograr la liberación y el progreso de las naciones del Tercer Mundo –mucho antes del derrumbe del bloque comunista y del agotamiento del neoliberalismo, - era que sus gobiernos no se apartaran de la Tercera Posición.
También nos señaló que cualquier desviación  en uno u otro sentido –a derecha o a izquierda, real o fingido- necesariamente iba a terminar en un aumento de nuestra dependencia ya que, como él bien nos aconsejó, “el bienestar de los Pueblos se halla por encima de las concepciones políticas dogmáticas”.
Y sostenía que la Argentina debía apartarse del “juego pendular entre el liberalismo y el estatismo”.
Paralelamente, tuvo muy en claro que el mundo se orientaba hacia una etapa de creciente integración internacional, de “universalismo”, y que en el futuro no tendrían cabida los nacionalismos extremos  ni  el patrioterismo, ni era concebible el aislamiento de pretender vivir sólo con lo nuestro.
Perón siempre sostuvo la necesidad de una creciente integración continental –que en alguna medida hemos realizado ahora gracias al Mercosur- para emprender desde allí la integración universal.
Una y otra vez, el Presidente nos recuerda que el justicialismo no puede sino proponerse realizar una revolución en beneficio de los más humildes, pero una revolución en paz.
También nos aclara que “Todo debe hacerse dentro de la ley y que nada debe realizarse fuera de su alcance”
Su principio fundamental era lograr que los argentinos pudiéramos vivir en una “democracia social” poniendo iguales acentos en la palabra “social” –es decir, equitativa- como en la palabra “democracia”.
Y  adelantándose décadas a su tiempo- vislumbró que el mundo actual ingresaría en un período de creciente preocupación por el agotamiento de los recursos naturales, esenciales para la subsistencia de la humanidad.
Como si hoy conviviera con nosotros, nos dijo: “la definición de una política estable para el agro, constituye una responsabilidad ineludible de las generaciones de hoy  para con las del futuro”
Otra de las grandes visiones de nuestro líder fue su preocupación por que los argentinos cuidáramos nuestro medio ambiente y elaboráramos una política de cooperación internacional destinada a evitar los usos ecológicamente indebidos de los avances tecnológicos.
Trató como tema prioritario un tema de estricta actualidad en estos días: la necesidad de establecer controles en todos los niveles de la administración. Dicho en otras palabras: para Perón no podía existir un buen gobierno, honesto y eficiente, sin la trasparencia absoluta de los actos de sus funcionarios en todos los niveles.
El pensamiento del Perón de 1974 se ubicaba en las antípodas de cualquier forma de autoritarismo.
Afirmó su rechazo a los sistemas de partido único, y sostuvo que su ideal era el pluralismo.
Otro aspecto del pensamiento Perón, que hoy adquiere relevancia, es su recomendación de respetar a rajatabla la pluralidad informativa.
Así dijo: "La opinión pública está lo suficientemente preparada para criticar la información que recibe”.  Y agregó,  “No es posible “venderle” ideas al Pueblo”.
En esos años Perón manifestó también una profunda preocupación por la organización interna del movimiento y del Partido Justicialista.
“El hombre no vence al tiempo; lo único que puede vencer al tiempo es la organización”, nos dijo reiteradamente.
El ya sabía en los años '70,  que pasaría a la historia como el único y el último “hombre providencial” de los trabajadores y los humildes de nuestro país.
Para él la única salida viable era que el movimiento quedara en manos de los peronistas, de todos los peronistas, actuando orgánicamente, respetando la democracia interna y la voluntad del pueblo.
Sin duda el mayor consejo paternal que el General supo dejarnos es que, ante todo, el Justicialismo seguiría existiendo como una gran fuerza política sólo en la medida que supiéramos defender a los más humildes y a la democracia que tanto nos costara recuperar después de años de luchas y sacrificios.
Seguramente, si hoy viviera, nos diría que no es peronista quien intenta dividir al pueblo, quien trata como enemigo al adversario, quien ignora los verdaderos problemas del país o intenta acallar a sus críticos bien intencionados.
Hoy los argentinos, además de los muchos problemas que quedan por resolver en materia de inflación, inseguridad o empleo; vivimos en un clima de tensión.
Parece que lejos de estar Unidos, estamos Dominados.
Dominados por un estado de crispación que nos divide. Dominados por una trampa absurda que enfrenta a argentinos contra argentinos.
El peronismo está muy lejos de la sociedad bipolar que nos quieren imponer.
Somos un gran movimiento popular cuyos pilares son la unión nacional, la justicia social y la independencia económica.
Y no hay un solo compañero o compañera del peronismo, capaz de bajar la cabeza y resignarse a este presente lleno de conflictos innecesarios.
Los verdaderos peronistas, tenemos un solo enemigo: la miseria, la desigualdad, la pobreza.
Y el amor que tenemos por la Patria, será el motor de los cambios que se vienen.
El futuro está adelante. Y el progreso para todos, también.
Si dejamos de pelear por cosas que no tienen sentido.
Si decidimos aprovechar la enorme oportunidad de crecimiento que tenemos al alcance de nuestras manos.
Si respetamos al otro, más allá de si piensa igual o distinto que uno.

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