miércoles, 24 de octubre de 2012

Metáfora tercermundista

por Mariano Rovatti 

La Fragata ARA Libertad fue construida en el Astillero Río Santiago en 1963, para completar la formación profesional de los marinos de  la Armada Argentina, integrándolos a la vida en el mar, auxiliando a la política exterior del país, representándolo en los puertos en que recala, difundiendo la realidad geográfica, cultural y productiva de la nación. Con el actual, llevaba 43 viajes de instrucción realizados, visitando 60 países y más de 400 puertos extranjeros. 


El viaje de instrucción 2012 había comenzado el 2 de junio, zarpando desde Buenos Aires, y se preveía pasar por los puertos de La Guaira, Lisboa, Cádiz, Casablanca, Dakar, Luanda, Ciudad del Cabo y Río de Janeiro, entre otros. Pero se halla retenida por orden judicial en Tema, Ghana, desde el 2 de octubre. La Corte Superior de Ghana determinó que la tripulación y los funcionarios tienen  prohibido mover la Fragata sin una nueva orden de esta corte.
La medida cautelar se origina en un planteo realizado por uno de los llamados fondos buitres, el  NML Capital Ltd.. El mismo intenta hacer efectivo el pago ordenando por los tribunales de Nueva York, por U$S 370 millones, fallo desoído por el Estado argentino.
La deuda se originó en bonos defolteados por la Argentina en 2001, y cuyos tenedores no aceptaron las ofertas realizadas por el gobierno nacional en 2005, siendo ministro Roberto Lavagna, y en 2010, con la gestión de Amado Boudou.
Esos bonos fueron emitidos tras las sucesivas crisis financieras vividas por el país desde finales de los noventa y que generó el colapso del 2001, sobre todo en el tramo final previo, que incluyó el megacanje de deuda de 2001 promovido por Domingo Cavallo, tras el fracaso del blindaje y la caída de José Luis Machinea y el breve paso de Ricardo López Murphy, durante la presidencia de Fernando de la Rúa.
Los acreedores particulares fueron vendiendo a precios muy bajos (por debajo del 20% del valor nominal) sus bonos a los llamados fondos buitre que litigaron en los Tribunales neyorquinos obteniendo sentencias favorables. El problema que encontraron fue cómo ejecutar ese derecho, ya que no es fácil embargar bienes de los Estados Nacionales. Recientemente, Suiza rechazó una pretensión similar sobre la cuenta del Estado argentino en el Banco de Reglamentos Internacionales de Basilea, donde se hallan depositadas las reservas en dólares del país.
Ya desde hace algunos años, que se sabía que tanto la Fragata Libertad como cualquier otro bien del Estado argentino que se desplace por el mundo corría riesgos. Incluso, algunos funcionarios de la Cancilleríoa alertaron sobre los mismos. Por ello, el actual episodio genera una carnicería puertas adentro del gobierno.
La ruta del XLIII viaje de instrucción de la Fragata Libertad había sido diseñada por los ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa. Por el conflicto, dentro de las FF.AA., perdieron sus puestos Lourdes Puente de López Llovet, (Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar), el Alte. Carlos Alberto Paz, (jefe de la Armada),  el alte. Luis María González Day, y el cdro. de marina Alfredo Blanco.
Los funcionarios  argentinos enviados para destrabar el conflicto Alfredo Forti (del Ministerio de Defensa)  y Eduardo Zuaín (de Relaciones Exteriores) fracasaron en su cometido. Pese a obtener buena respuesta del gobierno, la justicia ghanesa ratificó la medida.
El gobierno argentino aparece solo, desorientado y sin respuestas sólidas frente a esta crisis. La presidenta Cristina Fernández bramó se quedarán con la Fragata pero no con la dignidad nacional, y ordenó la evacuación del navío. Ambas actitudes implican una tácita resignación a que el buque escuela se ha perdido a manos de los acreedores.
El canciller Héctor Timerman fue a pedir auxilio a la ONU invocando supuestas violaciones a los derechos humanos y a los tratados internacionales, satanizando a los fondos buitres. Pero no obtuvo más que ser escuchado por los funcionarios internacionales.
Sin entrar a analizar tecnicismos jurídicos, para el mundo de la política y los negocios, la Argentina no es la víctima de la situación, sino la causante. Nuestro país llega a este triste estado como eslabón final de una cadena que incluye déficit fiscal crónico, endeudamiento desesperado, cesación unilateral de pagos e incumplimiento de sentencias. Es obvio que nuestro país se halle solo, abandonado a su suerte. Ningún país del mundo se ha solidarizado con la Argentina, ni siquiera sus aliados habituales.
Este episodio tercermundista configura una metáfora de la marcha sin rumbo del actual gobierno. En esta circunstancia, como en toda la gestión, la Argentina incumple compromisos, no reconoce la autoridad judicial, ignora la legislación, falsea los hechos, no asume responsabilidades, entrega el patrimonio nacional, maltrata a los militares y actúa con imprevisión, amateurismo  y desconocimiento de la realidad. 

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