La Fragata ARA Libertad fue construida en el Astillero Río Santiago en 1963, para completar la formación profesional de los marinos de la Armada Argentina, integrándolos a la vida en el mar, auxiliando a la política exterior del país, representándolo en los puertos en que recala, difundiendo la realidad geográfica, cultural y productiva de la nación. Con el actual, llevaba 43 viajes de instrucción realizados, visitando 60 países y más de 400 puertos extranjeros.
El viaje de instrucción 2012 había
comenzado el 2 de junio, zarpando desde Buenos Aires, y se preveía pasar por
los puertos de La Guaira ,
Lisboa, Cádiz, Casablanca, Dakar, Luanda, Ciudad del Cabo y Río de Janeiro,
entre otros. Pero se halla retenida por orden judicial en Tema, Ghana, desde el
2 de octubre. La Corte
Superior de Ghana determinó que la tripulación y los
funcionarios tienen prohibido mover la
Fragata sin una nueva orden de esta corte.
La medida cautelar se origina en un
planteo realizado por uno de los llamados fondos
buitres, el NML Capital Ltd.. El
mismo intenta hacer efectivo el pago ordenando por los tribunales de Nueva
York, por U$S 370 millones, fallo desoído por el Estado argentino.
La deuda se originó en bonos defolteados por la Argentina en 2001, y
cuyos tenedores no aceptaron las ofertas realizadas por el gobierno nacional en
2005, siendo ministro Roberto Lavagna, y en 2010, con la gestión de Amado
Boudou.
Esos bonos fueron emitidos tras las
sucesivas crisis financieras vividas por el país desde finales de los noventa y
que generó el colapso del 2001, sobre todo en el tramo final previo, que
incluyó el megacanje de deuda de 2001 promovido por Domingo Cavallo, tras el
fracaso del blindaje y la caída de José Luis Machinea y el breve paso de
Ricardo López Murphy, durante la presidencia de Fernando de la Rúa.
Los acreedores particulares fueron vendiendo
a precios muy bajos (por debajo del 20% del valor nominal) sus bonos a los
llamados fondos buitre que litigaron
en los Tribunales neyorquinos obteniendo sentencias favorables. El problema que
encontraron fue cómo ejecutar ese derecho, ya que no es fácil embargar bienes
de los Estados Nacionales. Recientemente, Suiza rechazó una pretensión similar
sobre la cuenta del Estado argentino en el Banco de Reglamentos Internacionales
de Basilea, donde se hallan depositadas las reservas en dólares del país.
Ya desde hace algunos años, que se
sabía que tanto la Fragata Libertad
como cualquier otro bien del Estado argentino que se desplace por el mundo
corría riesgos. Incluso, algunos funcionarios de la Cancilleríoa
alertaron sobre los mismos. Por ello, el actual episodio genera una carnicería
puertas adentro del gobierno.
La ruta del XLIII viaje de instrucción
de la Fragata Libertad
había sido diseñada por los ministerios de Relaciones Exteriores y Defensa. Por
el conflicto, dentro de las FF.AA., perdieron sus puestos Lourdes Puente de
López Llovet, (Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar), el
Alte. Carlos Alberto Paz, (jefe de la
Armada ), el alte. Luis
María González Day, y el cdro. de marina Alfredo Blanco.
Los funcionarios argentinos enviados para destrabar el
conflicto Alfredo Forti (del Ministerio de Defensa) y Eduardo Zuaín (de Relaciones Exteriores)
fracasaron en su cometido. Pese a obtener buena respuesta del gobierno, la
justicia ghanesa ratificó la medida.
El gobierno argentino aparece solo,
desorientado y sin respuestas sólidas frente a esta crisis. La presidenta
Cristina Fernández bramó se quedarán con la Fragata pero no con la
dignidad nacional, y ordenó la evacuación del navío. Ambas actitudes
implican una tácita resignación a que el buque escuela se ha perdido a manos de
los acreedores.
El canciller Héctor Timerman fue a
pedir auxilio a la ONU
invocando supuestas violaciones a los derechos humanos y a los tratados
internacionales, satanizando a los fondos buitres. Pero no obtuvo más que ser
escuchado por los funcionarios internacionales.
Sin entrar a analizar tecnicismos
jurídicos, para el mundo de la política y los negocios, la Argentina no es la
víctima de la situación, sino la causante. Nuestro país llega a este triste
estado como eslabón final de una cadena que incluye déficit fiscal crónico,
endeudamiento desesperado, cesación unilateral de pagos e incumplimiento de
sentencias. Es obvio que nuestro país se halle solo, abandonado a su suerte.
Ningún país del mundo se ha solidarizado con la Argentina , ni siquiera
sus aliados habituales.
Este episodio tercermundista configura
una metáfora de la marcha sin rumbo del actual gobierno. En esta circunstancia,
como en toda la gestión, la
Argentina incumple compromisos, no reconoce la autoridad
judicial, ignora la legislación, falsea los hechos, no asume responsabilidades,
entrega el patrimonio nacional, maltrata a los militares y actúa con
imprevisión, amateurismo y
desconocimiento de la realidad.
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