sábado, 16 de junio de 2012
Romper el cerco de la crisis permanente
por Ricardo Auer
El escenario nacional sigue jugando a las incertidumbres. Se hace difícil prever cual podría ser la situación económica, social y política hacia fin de año. Las subjetividades, de todos los lados, superan cualquier cálculo objetivo de probabilidades, pese a que (ó tal vez por ello mismo) el oficialismo ocupa prácticamente casi todo el espacio político y económico e inclusive “selecciona” al oponente que mas desea. Sin embargo no puede controlar, del mismo modo, el espacio social, que tiene su propia dinámica.
El gobierno, se preocupa obsesivamente por su imagen para hacer frente a las elecciones del 2013. Para ello trata de mantener continuamente la iniciativa política en todas las áreas (Malvinas, YPF, Despenalización, Tarifas, etc), sin que la oposición haga algo que sobresalga o se distinga de aquellas iniciativas. También incursiona metodológicamente en cruzadas de confrontación con algún sector de la sociedad, a los fines de ir recreando una supuesta “epopeya” oficialista luchando contra el mal (las “corpo”, la prensa) que oprime al pueblo. De paso inyecta algo de “mística” a su propia tropa, en particular a los sectores más juveniles. Bueno es reconocer que esta disyuntiva confrontativa (guerra interna) viene desde el fondo de la historia argentina y que tampoco ha estado ausente en los gobiernos de Alfonsín o de Menem, aunque de manera menos visible.
Otra obsesión permanente es capturar recursos económicos para su manejo discrecional, utilizando al Parlamento como el “entregador” de todos los poderes que la Constitución no autoriza. Así se logra manipular el presupuesto, el BCRA, el INDEC …. Con ello compra voluntades, que se suman al “clientelismo” tradicional, herramienta que en diversas formas, utilizaron todos los gobiernos democráticos de las últimas décadas. Crisis y “clientelismo” son compañeros de ruta.
Una tercera obsesión es ocultar o ignorar las consecuencias de largo plazo de los dos puntos anteriores. Para lograrlo esconden el debate público y escasea la información. Esta acumulación enmascarada de problemas que se superponen como capas geológicas, finalmente “ se rompen” y la simulación queda descubierta. Todo es genial y revolucionario, hasta que no da más y surge la “falla”, el fracaso, que por supuesto no debe ser reconocido, sino por el contrario, de lo que se trata es de encontrar al “culpable” de turno, sea extraño
El problema de los relatos
Relatos hubo siempre. Cada uno cuenta la historia a través de un vidrio ideológico o tal vez, de un preconcepto familiar, cultural o social. No hay racionalidad aséptica cuando una cuenta la historia o se mira la realidad cotidiana. Ésta en particular, está muy influida por los preconceptos. (La mitad vacía o la mitad llena de una botella).
El relato cristinista (postnestorismo), cada vez más alejado del relato nestorista (postperonista), es idealizado como una re-encarnación triunfante del setentisto pseudo montonero, que viene finalmente a vencer (revancha) al Perón viejo que los “traicionó”. Por eso su discurso reivindica o destaca siempre a “la generación que luchó por nuestros ideales”, mientras que en el discurso auténticamente peronista “la columna vertebral del movimiento son los trabajadores y el sindicalismo”, expresión inexistente en el discurso kirchnerista.
En el proceso dialéctico, una síntesis es la resultante entre una tesis y una antítesis. Por ello resulta muy importante colocar la divisoria de las aguas en un punto tal que tal interacción sea positiva y aliente la búsqueda de una síntesis superadora. Caso contrario cuando los opuestos son enemigos y no adversarios, no puede esperarse una síntesis, sino por el contrario, una crisis, donde casi todos pierden.
La lucha irreconciliable entre el peronismo y el resto de la sociedad, condujo a la crisis del 55 y del 76. El alfonsinismo, encerrado en que sólo ellos eran “la democracia” (los demás eran “dictadura”) nos condujo a la “hiper” y a la crisis del 89. El globalizador Menem era el líder del empresariado postmoderno y de la destrucción del Estado; los demás eran “la antigüedad”. Ello nos condujo, ayudado por Cavallo y De La Rúa, a la crisis del 2001/2002. El kirchnerismo plantea el regreso a la dialéctica de los 70 (con ideas congeladas de una revolución permanente, aunque con una escenografía renovada). El planteo retórico de “ellos” contra “las corpo” nos lleva continuamente a un pasado que ya fue, dándole poco espacio al futuro que siempre es una esperanza de vida. Si esto sigue así planteado, como parece, una nueva crisis se avecina irremediablemente en el horizonte nacional.
El error argentino es seleccionar mal, para cada etapa, la tesis y la antítesis de trabajo, con lo cual no sacamos conclusiones ni avanzamos hacia una síntesis superadora que genere una nueva dialéctica en un nivel superior del desarrollo nacional. Las crisis son el retroceso del avance logrado, volviendo siempre para atrás o peor, hacia un escalón inferior.
El enfoque debe estar puesto en cómo organizar el disenso, más que en el consenso, que es la resultante de un debate previo y amplio y no un arreglo entre cúpulas. Es que puestas mal las antinomias, el debate no aporta nada, pues giramos sobre temas que llevan a la crisis. Por ello es prioritario determinar la estrategia para ir dando los pasos necesarios para salir de la crisis.
El relato K es atractivo para los jóvenes porque reduce o simplifica la política a blanco y negro. Siendo sin embargo la realidad mucho más compleja, los problemas deben ser analizados, estudiados y resueltos (no ocultados temporalmente) de manera más sofisticada por un mecanismo de pensamiento estratégico. Ello requiere un clima apropiado y un afecto entre hermanos. Desarmar los antagonismos extremos es la primero. (PRIMER PUNTO: DESARMAR LAS PASIONES, LOS PRECONCEPTOS Y LAS INDIVIDUALIDADES EXTREMAS. NO ESPECULAR CON LA SALVACIÓN INDIVIDUAL)
Reducir el debate ideológico a grandes definiciones generales no sirve para nada. El gobierno tiene una gran facilidad para grandiosos anuncios pero posee una crónica dificultad para hacerlos realidad. La actual oposición tiene una extrema dificultad para diferenciarse con ideas nuevas y tiene una asombrosa facilidad para fraccionarse en múltiples mini-emprendimientos políticos improductivos. La rigidez del pensamiento político nacional es asombrosa. Ser flexibles no es ser débil. Escuchar a otros permite asociarlos. (SEGUNDO PUNTO: CREAR UN AMBITO COMÚN AMPLIO Y SIN CONDICIONAMIENTOS PREVIOS)
La historia reciente muestran que todos los sectores políticos han logrado o permitido una extrema depreciación de activos nacionales (son de todos nosotros) fundamentales y estratégicos: la moneda (inflación); la seguridad ciudadana; la justicia; la infraestructura y la pirámide social. (ver cuadro) . (TERCER PUNTO: DEFINIR LOS TEMAS DE LA AGENDA PRIORITARIA)
SECTOR clasificación sociológica 2004porcentaje/2011 porcentaje/Ingresos familiares promedio mensual
clase TOP ABC1 7 5,4 34.500
clase media alta C2 17 14,4 10.700
clase media típica C3 30 24,8 5.000
clase media baja D1 32 33,2 2.300
clase baja D2/E 14 22,2 1.000
Fuente : Consultora W - Diario La Nación 1°/08/2011
El crecimiento económico durante 8 años no alcanzó a corregir la polarización social.
El 40 % de las exportaciones argentinas se concentra en 15 empresas; la mayoría de ellas son extranjeras.
Acceso a la vivienda (meses de trabajo para acceder a la compra de la más barata del mercado):
Argentina 45
Sao Paulo 23
México DF 16
Bogotá 10
Una nueva dialéctica es necesaria, para debatir ideológica y prácticamente estos temas. Tampoco es creíble el discurso del puro pragmatismo a-ideológico (falsa política) que enarbolan algunos sectores. Solo el debate abierto permite que la ideología adquiera dimensiones de sentido común, que es defender el Bien Común y no los intereses de pequeños círculos. (CUARTO PUNTO: DEBATE PROFUNDO IDEOLOGICO Y PROGRAMÁTICO DE LA AGENDA PRIORITARIA)
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