Por José
Ricardo Spadaro
En esta fecha
y en homenaje a Belgrano, voy a dar un parecer en oposición a todos los
proyectos que de un modo u otro, terminan promoviendo la libertad de consumir
drogas con base en ciertas normas constitucionales que son interpretadas en
forma conducentes aparentemente a esa libertad
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Creo, respetuosamente, que esas posiciones no resuelven:
1. Cumplir con la finalidad del Estado: Sea Hobbes, Locke, Lenin, Kennedy, Yrigoyen, Perón - pensadores y políticos de distinto signos- han entendido desde la teoría y la praxis que su fin es el Bien Común y el monopolio en el uso de la fuerza legítima. Si el Estado cree que la autolesión en las personas que traslada irremediables efectos a la sociedad y al individuo, no es su problema central como cuidado de su vida y convivencia.... bueno entonces Bakunin tenía razón (Anarquía).
2. La naturaleza letal del consumo, con acento en los sectores más desguarnecidos. Las clases medias y altas que consumen, no tienen al menos esa amenaza de la calidad con que se asesinan; un poco más lentos; pero letales al fin. Entregamos al paco a los desposeídos de esta sociedad que delira igualdades que no cumple.
3. Desconocen que el consumidor es solo libre en la primera o segunda ingesta. Cuando la droga ha minado su voluntad, será un adicto dispuesto a consumir y obtener sin dominio de su propio yo. Se constituirá en destructor inmediato de su familia, amigos y luego pasara al delito, casi inexorablemente.
4. Desconoce completamente la modalidad polimodal del crimen organizado. Inicialmente proveerá masivamente drogas en forma gratuita y cuando la adicción se instale, comenzara el comercio brutal. Acaso México y Colombia - más allá de algunos ensayos de despenalización en ejecución- ¿no siguen envueltas en consecuencias mortales diariamente? ¿Y la corrupción que sobrevendrá?; peor aun en los regímenes que no penalizan (¿ porque sigue viajando a Europa la droga a ocho años de la ley portuguesa que sanciono la idea de no castigar a los usuarios de drogas y otros diez países de
5. La discusión torpemente Banaliza la gravedad de la cuestión: Desde la increíble afirmación hace un par de años del ministro Zaffaroni sobre la plantita de marihuana, - mas allá de su enjundia respetable y reconocida en numerosos foros internacionales y cultor educativo preponderante en Argentina- , hasta el hecho de haberse ideologizado una decisión que debe enteramente discutirse con parámetros científicos, legales, médicos, axiológico, sociológico y de unidad familiar desde la perspectiva de que entendemos por humanidad y persona. Voceros opinando con máxima superficialidad agregan el ruido de este grave asunto exaltando una supuesta afirmación de
6. Confunde al enfermo adicto con el sujeto activo de un delito con pena de prisión: Ciertamente suscribo no encarcelar ni detener al enfermo; porque ciertamente lo es y es una calamidad su aprehensión. Pero mientras en el catalogo penal no existan medidas coactivas de seguridad – autónomas- con fines de salud publica y recuperación social, deben o crearse. ¿Cómo? La detección del enfermo, así como ciertas enfermedades contagiosas o heridos que acceden a un hospital deben darse cuenta…. ¿A quien? A la autoridad sanitaria quien con intervención judicial lo internara para su tratamiento. ¿Cómo? Modificando el art 5 del cód. penal argentino distinguiendo penas y medidas de salud publica coactivas, siendo el bien jurídico tutelado precisamente el ejercicio de
7. Enfrentar de una vez, la ilegalidad en el plano del tráfico: Tengo el derecho y el deber de opinar como ciudadano que ocupo cargos en este ámbito.
8. Existe una juventud brillante que puede ser capacitada desde los valores, para dar los cambios en este desafío de tanta entidad, como Malvinas ayer.- Con mercaderes a sueldo, no hay destino. El poder fenomenal de la corrupción y la violencia, aquieta conciencias fácilmente. Solo valores podrán hacer frente
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